¿Matará el Coronavirus al gatopardismo?

Por Juan Borie Rodríguez Hace varios años, le preguntaron al autor del concepto del socialismo de siglo XXI como veía el mundo, él dijo algo como que China avanzará  hacia el comunismo, Europa y Estados Unidos hacia regímenes fascistas o populistas y América Latina se iría al carajo

Por El Ciudadano

16/06/2020

Publicado en

Columnas

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Por Juan Borie Rodríguez

Hace varios años, le preguntaron al autor del concepto del socialismo de siglo XXI como veía el mundo, él dijo algo como que China avanzará  hacia el comunismo, Europa y Estados Unidos hacia regímenes fascistas o populistas y América Latina se iría al carajo. Esto, que en su momento fue muy violento, igual parecía posible. Pero, hoy podríamos pensar que el analista se equivocó.

En estos días podemos observar numerosos cambios globales: el patriarcado retrocede ante los ojos llorosos de los dominadores y las calles se llenan de mujeres: niñas,  jóvenes, adultas y ancianas que gritan en las calles de todo el planeta contra el machismo dominante y también rechazando el racismo, la violencia del poder, el hambre, la discriminación.  Mujeres que unen sus luchas por la emancipación humana contra toda una cultura dominante. Recalco esta revolución cultural, porque logran unir diversidad de edades, de clases y de ideas. Desnudan a un solo gran enemigo,  el poder patriarcal dominante.

También podemos ver como se unen hombres y mujeres de las más diversas condiciones sociales  para cuestionar el modelo extractivo que destruye el planeta.  La pandemia y el cambio climático se convierten en una bandera que suma y lentamente crece en la conciencia de la humanidad. Los activistas del medio ambiente lograron probar inocencia del murciélago y señalar al verdadero culpable, la codicia capitalista. Sabemos, gracias a ellos, que la pandemia y el cambio climático no son casuales, sino parte del mismo sistema de dominación. Una de las principales tareas políticas del presente es salvar el planeta, no es posible que se use la recesión económica para debilitar las ya exiguas leyes de protección del medio ambiente y de la tierra.

En lo político, el mundo unipolar que se instaló después de la Guerra Fría, a lo menos, se debilita. Estados Unidos ya no puede  tener el liderazgo mundial. El mundo se encuentra en disputa, un fascismo autoritario, conservador e ignorante versus un poder colectivo, horizontal y heterogéneo.

Los pueblos de Chile y América Latina estarán en disputa. Los cambios se enfrentaran a brutales resistencias de quienes no quieren perder el poder,  generando así una gran inestabilidad. Pero,  los dominadores tienen solo la violencia y carecen de ideas nuevas, la corrupción y la violencia serán las armas que usaran contra el pueblo. El nacimiento de lo nuevo no será fácil.

Los dueños de Chile, a través, de sus medios de comunicación, insisten en el discurso de que el estallido social originó una grave  crisis económica  que se agudiza  con la pandemia e intentan legitimar un nuevo acuerdo económico  nacional utilizando este argumento. Pero, es necesario recordar que el dato del crecimiento económico venia cayendo constante y paulatinamente en los dos últimos gobiernos. La crisis social y sanitaria no hizo más que desnudar el agotamiento del milagro chileno y su  modelo de desarrollo. La crisis es, para algunos, solo una oportunidad para esconder su fracaso y, nuevamente, ser salvados por todos los chilenos. Esto ha ocurrido ya muchas veces en la historia. Otros, se dan cuenta que hay una crisis social, económica y, en cualquier momento, política. Por tanto, actúan en consecuencia.

 Recientemente, un analista y periodista señaló que la salida de una panelista de un canal de televisión, no era una señal de fuerza, sino de debilidad del poder. Es así, pero en realidad, también es una reorganización de fuerzas. Las dos derechas –la que ve la crisis como una oportunidad y la que ve esta como un real peligro-  recibieron la tarea de bloquear o gatopardear  los cambios. Para esto, la derecha  intenta generar un acuerdo nacional  con las mismas fuerzas políticas  que construyeron el modelo a partir de 1989, reorganizar el duopolio visualizándolo en los medios de comunicación y así copar la acción política. Destacados dirigentes cuestionan el modelo, señalan que votarán por el “apruebo”, se apropian de las banderas de la dignidad. Están dispuestos a entregar la constitución pinochetista, pero buscaran los medios para ganar los Constituyentes y, de esta manera,  sostener su poder. Es necesario señalar que las dos derechas señaladas tienen domicilio en el gobierno y la oposición.

 Este juego transformista, al igual que en 1989, pretenderá ahora,  por medio de la corrupción y la violencia desarmar las organizaciones sociales, culturales, ambientales, feministas y otras. Quiere devolver  a los ciudadanos a sus casas. Quieren que la gente permita que Chile siga siendo gobernado por los técnicos y profesionales de la política. Realismo político le llamarán.

Hoy, las organizaciones se multiplican en territorios que se revalorizan como espacio de acción política, son horizontales, no tienen una sola representación política. Además, tienen medios de comunicación alternativos, una experiencia que aúna lo viejo y lo nuevo,  que se desarrolla y crece de manera constante. Son parte de un ciclo que nace, no creen en el  ciclo que muere. La pandemia muestra que hay mucho pensamiento. Está naciendo un nuevo poder y una nueva forma de hacer política, este poder confrontara y propondrá pactos y acuerdos. Sin duda, la política es negociar, pero esta vez tendrá que ser con el pueblo y su programa. Con algo más que la sola democracia representativa.

 Es fundamental resistir la reinstalación de la normalidad y seguir creciendo política, social y culturalmente, acumulación de fuerzas se le decía.

Si en Chile se produce un vacío de poder, muchos intentaran tomar ese poder. La tarea del pueblo es construir una red de organizaciones, de todo tipo, que no permitan la llegada de un gatopardo. Se debe instalar los programas de las más diversas organizaciones políticas, económicas, sociales, culturales, territoriales, feministas, ecológicas. La unidad se construye con el pueblo, sin él seguirá siendo el mismo circo, pero con diferentes payasos.

En 1989 nuestros representantes negociaron cuando todo se desmoronaba a nuestro alrededor,  hoy  lentamente se construye un mundo nuevo y Chile no se quedara fuera de ese proceso. Nadie negociará sin nosotros, nadie negociara por nosotros.

Por Juan Borie Rodríguez

Profesor de Historia

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