No se pueden pedir peras al olmo

Hay un viejo dicho que dice “no se le pueden pedir peras al olmo”, aparentemente esto se cumple con la respuesta (propuesta) que ha entregado el Gobierno este lunes recién pasado a las peticiones del Movimiento Nacional por una Reforma de Verdad en la Educación Chilena (liderado por la Confederación de Estudiantes de Chile, la […]

Por Director

05/08/2011

Publicado en

Columnas

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Hay un viejo dicho que dice “no se le pueden pedir peras al olmo”, aparentemente esto se cumple con la respuesta (propuesta) que ha entregado el Gobierno este lunes recién pasado a las peticiones del Movimiento Nacional por una Reforma de Verdad en la Educación Chilena (liderado por la Confederación de Estudiantes de Chile, la Coordinadora Nacional de Estudiantes Secundarios, el Colegio de Profesores y el Consejo de Nacional de Trabajadores de la Educación).

Un gobierno de derecha no puede ir contra sus raíces liberales (por mucho que nuestra derecha en Chile sea bastante sui generis, graficada en la actual alianza que es una mezcolanza entre la(s) derecha(s) latifundista, económica, política, financiera y “popular”). En definitiva no podemos esperar que una propuesta de quienes no solo respaldan el actual modelo sino además lo han creado vayan en contra de si mismos.

Sin duda el texto de 19 páginas con 21 propuestas “concretas” es otra forma de decir lo que han venido proponiendo desde el año 1981, o sea, una educación centrada en la oferta, configurada como un mercado y donde los clientes (familias) tienen la “libertad” de escoger donde educar a sus hijos. El Gane no es más que la actualización al siglo XXI de la revolución educativa que instalaron de facto durante la dictadura. Sí, los mismos que ahora están ocupando cargos en el Gobierno estuvieron con Pinochet en ese sombrío periodo de desmembramiento de la educación en Chile efectuado durante la década de los 80, ¡es bueno tener memoria, pero mejor es usarla!

Por ejemplo, la Superintendencia existe en cuanto se debe normalizar un sistema donde hay intercambios o flujos comerciales (económicos) que se deben regular pues es una competencia desequilibrada si se dejase solo al arbitrio de las leyes “naturales” del mercado, en síntesis no existe interés alguno en terminar con esta relación comercial donde el futuro de los chilenos se transa en un “mercado educativo”, por otra donde la educación sea efectivamente una agencia social de acceso universal y de efectiva movilidad social a través de oportunidades similares para todos y todas.

Pues es falso, lo que se arguye en el documento del Gobierno respecto de que las familias escogen libremente donde educar a sus hijos… todos sabemos que eso ocurre en lo grupos sociales que tienen y pueden pagar una “subvención compartida” o una matrícula en un colegio particular de pago, el resto, mas del 60% de la población se educa “donde puede”. Esta situación es una de las causales que ha hecho posible que la educación no solo reproduzca las desigualdades sociales sino peor aún las profundiza. Digámoslo con fuerza, es un modelo que le conviene a la clase acomodada pues reproduce las estructuras y modos sociales que han permitido estas desigualdades, todo sigue tal cual, tan cruel.

Con el Gane ganan los mismos de siempre, alianzas y concertaciones, de esto los jóvenes y la ciudadanía ya se han dado cuenta (véase los magros resultados en apoyo de todos los políticos en la últimas encuestas), por eso no basta con parches a lo que ya hay, se debe hacer una revolución educativa. Pensar en el futuro es pensar en una sociedad más justa, democrática, equitativa y sustentable, para evitar mayores revueltas sociales deben crearse los espacios para comenzar a idear un país diferente. Sin duda lo que se propone por los estudiantes y el Colegio de Profesores, apela a cambiar la sociedad en su conjunto, pues la educación es por un lado el cimiento de toda sociedad pero también su techo, es decir allí se juega lo que se puede lograr, lo que aspiramos como ciudadanos.

No es muy difícil darse cuenta que la crisis que arrastra la educación pública es causa de la existencia de una educación privada, sin duda que exista dicha posibilidad hace por un lado que las familias que “pueden” paguen para no estar con quienes “no pueden”, lo que ahonda la segregación, eso a todas luces es muy malo para una educación que propenda a la igualación y la calidad y en definitiva a tener una sociedad justa; todos sabemos que los colegios subvencionados cobran cuotas a sus apoderados generando con ello una velada práctica de selección. Por otro lado, la inversión social (del Estado) nunca va a igualar el aporte que hacen los privados a los colegios particulares, es una cuestión de números, lo que propone el Gobierno es duplicar la subvención escolar al año 2018, lo que significa alrededor de 90 mil pesos en siete años, ¿sabe usted que eso es precisamente lo que actualmente, por debajo, obtiene un sostenedor de un colegio que se denomina de “subvención compartida”? O sea sería seguir aportando al lucro pues permitiría a estos sostenedores cobrar más en base a esta opción de “financiamiento compartido” lo cual permite cobrar a las familias igual valor que el aporte que da el Estado en subvención. Sabe usted que un colegio particular pagado, de los baratos, cuesta alrededor de 200 mil pesos mensuales, o sea, más del doble de lo que propone el Gobierno aumentar en subvención, destaco, para el 2018. Estas cifras refuerzan el hecho que nos hayamos convertido en una de las sociedades más segregadas y excluyentes del mundo, no está demás recordar que estamos en los top ten del mundo en cuanto a distribución de la riqueza.

No es trivial lo que se pone en juego en estos momentos en Chile, que a los estudiantes les parezca poco o ambiguo lo que propone el Gobierno está sustentado en más de 30 años de historias donde ya basta de seguir recibiendo ofertas “en la medida de lo posible” (con esto le toca mucha responsabilidad a los gobiernos de la Concertación), sabemos que Chile pasa por un gran auge macroeconómico con excedentes fiscales extraordinarios, es ahora el momento de dar la batalla dura, sentar en la conciencia social esta diferencia de visiones, de ideologías, de perspectivas y pensamientos, la derecha es así nada más debemos esperar. Lo que queda es construir una plataforma política que recoja el guante de los que la inmensa mayoría de Chile desea… una sociedad justa y equilibrada en la distribución de la riqueza, con un Estado mucho más presente, y para eso debemos tener claro que el primer peldaño es ganar una educación radicalmente diferente: humanizadora, que fomente y desarrolle las capacidades de todos y todas en igualdad de oportunidades lo que permita disminuir la brecha social existente… esa es la educación que yo quiero, y tengo una gran certeza que es la que la gran mayoría quiere.

Creo que es el tiempo de comenzar a repensarnos como sociedad en una coyuntura clave, los estudiantes saben que lo es y por eso no se suman a lo que propone el Gobierno que insiste en un modelo educativo que ahonda en el modelo que precisamente ha provocado el sistema desigual que ahora tenemos, por ello dicen no a estas propuestas, no porque sean tercos o intransigentes, más bien son consecuentes. Para dar cumplimento a estas exigencias al actual gobierno no le “da el ancho” no por que no pueda, más bien porque “no se le pueden pedir peras al olmo”.

Por  Marcelo Arancibia Herrera

Profesor de Historia y Geografía

Magíster en Educación

Doctorando en la UOC

Académico Universidad Austral de Chile

[email protected]

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