Sobre el ofertón y la vuelta a clases

La libertad no consiste sólo en que yo pueda ir a clases si quiero, cuando hay un bien común trascendente esa libertad “individual” se debe supeditar a la colectiva, de lo contrario la sociedad se desintegra como tal y volvemos al tiempo de las cavernas

Por Director

11/08/2011

Publicado en

Columnas

0 0


La libertad no consiste sólo en que yo pueda ir a clases si quiero, cuando hay un bien común trascendente esa libertad “individual” se debe supeditar a la colectiva, de lo contrario la sociedad se desintegra como tal y volvemos al tiempo de las cavernas.

Tengo la impresión que quienes “no están ni ahí” con lo que está pasando en Chile (los que aún no toman verdadera posición sobre los temas) e incluso algunos que ya han tomado posicionamiento por una de las dos “propuestas”, no se logran dar cuenta de esta trascendental diferencia de modos de entender el desarrollo y el futuro de nuestra comunidad nacional. Por eso no es menor que el Gobierno apele, con sus tres “soluciones” para que los alumnos no pierdan el año escolar a la “libertad individual” de tener clases o poder dar exámenes libres, sin duda convidando a estos indecisos a no adherir a las movilizaciones. Esto re-marca aún más las diferencias y respalda que este no es solo un tema de reformas técnicas al modelo educativo sino una cuestión profunda de modos de entender el cómo nos queremos organizar y conformar en cuanto sociedad en el futuro.

No debe extrañar entonces que esta sea la nueva estrategia del Gobierno para intentar romper el movimiento. Sabemos que siempre las grandes mayorías no conducen los movimientos sociales y es más los grandes cambios han sido mayoritariamente liderados por una proporción de los involucrados. De los casi un millón de estudiantes de educación superior lo más probable es que estén movilizados con mucho un tercio de ellos, de los secundarios tal vez un porcentaje menor, sin embargo para nada debe esto deslegitimar el movimiento estudiantil pues como siempre, muchos se beneficiarán de los logros obtenidos por el sacrificio de pocos, este patrón se repite haciéndose parte del motor de la Historia.

Por otro lado, que estén movilizados un porcentaje no mayoritario no implica que el resto que no ha participado directamente en las movilizaciones esté en desacuerdo con lo que propone el movimiento. Lo más probable es que si el Mineduc logra una alta cifra de inscritos en sus listas de quienes quieren volver a clases y no perder el año escolar la use para intentar demostrar que el movimiento estudiantil no es representativo.

Este argumento se vuelve inmediatamente en su contra, pues si de guarismos se trata el Gobierno cuenta con un bajo respaldo ciudadano según las encuestas más confiables y por otro la cantidad de personas que votaron por ellos en la 2ª vuelta del año 2010 marca un exiguo tercio de la población con capacidad de voto en Chile (mayor de 18 años), por ello este argumento con juegos de cifras es contraproducente y no es válido en cuanto se trata de movimientos sociales, además no existe relación directa entre quienes no quieren perder el año escolar y que éstos puedan estar en contra de lo que pide el movimiento estudiantil, pues es absolutamente legítimo no querer repetir curso y a su vez querer una educación pública estatal gratuita y de calidad para todos sin distinciones de clase social, lo uno no excluye lo otro.

Por otra parte, el Gobierno se sigue equivocando pidiendo una respuesta a la Confech respecto de los 21 puntos arguyendo que hay algunos en los cuales hay consenso, los cuales fueron rechazados en bloque. Muy bien me parece el rechazo en bloque, pues no se debe caer en lo que ha provocado en otras oportunidades que se termine en una negociación donde se concede lo fundamental y se logra solo un maquillaje que torna un poco más amable el modelo. Ahora tampoco se trata de todo o nada como lo han intentado poner desde el Gobierno, sino más bien del fondo del asunto, y en eso no hay acuerdo entre las partes, con ello si esto se lleva al Congreso o a mesas de diálogo finalmente se terminará profundizando el modelo, eso los estudiantes lo tienen muy claro, por tanto no es terquedad o intransigencia, más bien es consecuencia y aprender de la experiencia (de algo sirve la Historia).

En mi humilde opinión tengo comentarios que me llevan a cuestionar e incluso rechazar los 21 puntos (ofertón) del Gobierno en su última propuesta del (lunes 1 de agosto). Paso a comentar punto por punto.

1. El primer punto, le otorga al Estado un rol de “velar” por una educación de calidad, lo cual simplemente significa en sus acepciones mas pertinentes según la RAE “hacer guardia toda la noche (…) Observar atentamente algo” (fuente; www.rae.es) lo que incluso viene a disminuir el actual rol subsidiario y fiscalizador, por tanto al menos esto es muy limitado en relación a lo que se solicita respecto de que el Estado se haga cargo de un sistema público de educación infantil, primaria, secundaria y universitaria

2. Desmunicipalizar la educación escolar estatal, tiene un error de base ya que “no existe educación estatal” sin embargo lo más complicado dice relación con la configuración de esta nueva institucionalidad basada en organismos públicos. No queda para nada claro, más bien sigue con la lógica de la “privatización”. Por otro lado nada dice de una posible desprivatización de los colegios subvencionados privados que “tengan malos resultados” solo se refiere a los municipales.

3. Aumentar la cobertura y calidad de la educación parvularia, es una iniciativa que viene desarrollándose desde hace por lo menos 10 años, no diciendo –para quienes tienen conocimiento en el tema- nada nuevo al respecto.

4. El aumento sustancial del gasto en subvención escolar es un chiste de mal gusto, ya que en concreto lo que se propone es doblar la subvención al año 2018, es decir llegar a un aproximado de 90.000 por estudiante en siete años, en consideración que un particular cobra hoy por debajo 200.000 mil pesos solo de mensualidad. O sea se sigue con la brecha, además se mantiene la lógica mercantilista del valor por estudiante.

5. Modificar el sistema de financiamiento escolar, considerando que una porción de los aportes vigentes sea en base a matrícula. Queda igual un “porcentaje alto” dependiendo de la asistencia… ¿cuánto?, sin duda que esto es parte de lo que han denominado los estudiantes como “la letra chica” que no se explicita.

6. Modernizar la carrera docente y fortalecer la formación inicial de profesores. No se habla de regular la oferta de carreras de pedagogía, ya que son una beta muy “llamativa” para el mercado privado, pues son carreras “baratas” y ahora que se ofrecen becas para estudiar pedagogía surgen como mucho mas atractivas, dinero seguro.

7. ¿Bajo que institucionalidad quedará el sistema de aseguramiento de la calidad de la educación escolar? ¿Del Mineduc, la Superintendencia o la Subsecretaria?, ¿cual será su conformación?, ¿será diferente para los distintos niveles?, si es así ¿se generará una diferenciación por niveles? Este punto es a todas luces una propuesta poco o nada clara.

8. Implementar el nuevo sistema de fiscalización del cumplimiento normativo y del uso de los recursos públicos en el sistema escolar. De nuevo un control sobre el lucro, algo que la ley ya dispone pero no se cumple, con esto se abre la puerta y la ventana para que se siga lucrando en educación con el dinero de todos los chilenos, sabemos que en Chile los delitos de “cuello y corbata” muchas veces quedan impunes.

9. Fortalecer la oferta educativa de la educación escolar técnico profesional es una propuesta que viene trabajándose desde hace por lo menos 10 años al interior del Mineduc. Es aquí conveniente estudiar la posibilidad de convertir los actuales Liceos TP en Institutos TP secundarios dependientes del Estado que correspondan con los dos últimos años de la enseñanza secundaria y vincularlos así a su continuidad de estudios (vinculantes) en universidades. Es a todas luces escandaloso lo que ocurre en este segmento de la educación superior, en estos momentos el 100% de los institutos profesionales e institutos técnicos son privados, no existiendo ninguna oferta pública (estatal).

10. Continuar ejecutando con la máxima celeridad la reconstrucción de los establecimientos educacionales, presentando un cronograma con las fechas de ejecución de los trabajos pendientes. Sin comentarios, pues es un compromiso de Gobierno que no se ha cumplido y que ya ha superado todos los plazos por ellos mismos establecidos.

11. Promover la participación estudiantil en todos los niveles. En particular, en educación superior derogar las normas que limitan su participación. Muy de acuerdo, pero finalmente queda en la institucionalidad de cada casa de estudios pues la propuesta no obliga, solo deroga

12. Fortalecer la educación superior estatal y las universidades tradicionales, a través de aportes basales contra metas de interés nacional y regional. ¿Quien define esos “intereses”? ¿Cuáles son esos aportes basales? ¿De cuánto presupuesto fijo se cuenta? ¿Desde dónde serán sacados los recursos?

13. Complementar el financiamiento a las instituciones de educación superior con aportes asociados a convenios de desempeño, fomentando el desarrollo de áreas específicas. Creo que puede conllevar a un nivel de competitividad entre universidades por “asegurarse” “áreas especificas” en vez de invitar a la colaboración institucional, por ejemplo apoyando asociaciones o agrupamientos inter universitarios.

14. Reestructurar en el mediano plazo el sistema de becas y créditos estudiantiles para la educación superior, de manera que ningún estudiante meritorio quede fuera de la educación superior por razones económicas. Sigue la lógica mercantilista del endeudamiento de las familias de clase media a través de los créditos, entregando al mercado financiero la oportunidad de los estudiantes “meritorios” de entrar a la universidad previa la obtención de un crédito bancario.

15. En lo inmediato, aumentar las becas, rebajar el costo del crédito con aval del Estado y reprogramar los deudores morosos del crédito solidario. Igual comentario que el punto anterior.

16. Reformular y hacer más exigente el sistema de acreditación de la educación superior, estableciendo la acreditación institucional como futuro requisito para acceder al financiamiento estudiantil y mejorando el acceso a la información para los postulantes. Yo creo que habría que pensarlo al revés, no debería acreditarse ninguna institución que no tenga TODAS sus carreras de pre y postgrado y sus sedes acreditadas.

17. Crear una superintendencia de educación superior, que fiscalice el uso de los recursos y la no existencia de lucro en las universidades. Las AFPs, los Bancos, las Isapres tienen superintendencias, ahora educación; cada cual saque sus conclusiones. Por qué no simplemente las subsecretarías que se crearan en el mismo Ministerio se hacen también cargo de fiscalizar, eso le da más peso al aparato estatal y no pone otro “agente” en la escena. Prima la lógica de entender la educación como un Mercado.

18. Promover un sistema de admisión a la educación superior más equitativo e inclusivo, considerando elementos como el ranking escolar. Sin duda es algo en que hay acuerdo pero falta incorporar criterios regionales.

19. Potenciar una oferta de calidad y alta pertinencia en la educación superior técnico profesional. En primer lugar hay que retomar un rol primordial del Estado en este ámbito, aquí es quizá donde más se lucra pues solo hay instituciones privadas.

20. Promover la interculturalidad en la educación superior. Una ambigüedad absoluta, no dice nada nuevo de lo que ya existe.

21. Dar un salto cualitativo en innovación, ciencia y tecnología. Punto muy poco especificado, nada nuevo se propone.

Profesor Marcelo Arancibia Herrera

Académico Universidad Austral de Chile

Magíster en Educación – Doctorando UOC.

http://piensalaeducacion.blogspot.com/

Síguenos y suscríbete a nuestras publicaciones