La jugada de los grandes bancos el 2015 y lo que se viene para el 2016

Uno de los acontecimientos transcendentes del año próximo a finalizar es el camino divergente seguido por los dos principales bancos centrales del mundo, la Reserva Federal norteamericana y el Banco Central Europeo (BCE).

Por Director

19/12/2015

Publicado en

Economí­a / Mundo / Portada

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Mientras el segundo intensificó su política monetaria expansiva, la Fed hace tiempo dejó de crear dinero mediante el relajamiento cuantitativo y tiene anunciada una aún no concretada alza de su tasa de interés de política monetaria, que llevó a 0% – 0,25% para enfrentar la caída de la actividad económica en los días de la Gran Recesión. El Banco de Pagos Internacionales, en un documento dado a conocer al comenzar el mes, señaló el peligro que representa este incremento de tasas y la revaluación del dólar para países emergentes que aumentaron de manera significativa el endeudamiento en la moneda norteamericana. Sumando la deuda acumulada en doce países representativos de ella, encabezada por China y en la cual también incluyó a Chile, el monto de US$3.300 millones. Otro hecho relevante de 2015 es la caída experimentada por la cotización de los commodities, que conduce por sus efectos negativos a medidas extraordinarias en empresas afectadas. La minera anglo sudafricana Anglo American, con importante presencia en la actividad cuprífera, anunció un cierre o venta de un elevado números de yacimientos y la reducción de 85.000 trabajadores a nivel global, que también debe concretarse en el país.

 

Durante 2015 el Banco Central Europeo (BCE) y la Reserva Federal norteamericana recorrieron caminos diferentes, hecho transcendente por tratarse de los dos mayores institutos emisores a nivel global. Mientras el BCE continúa una política monetaria expansiva, que a comienzos de diciembre profundizó, pero en una magnitud inferior a lo que las declaraciones previas de su presidente Mario Draghi hacían suponer, procediendo a extender el periodo de vigencia del relajamiento cuantitativo desde septiembre de 2016 a marzo de 2017, creando en total 1,5 billones de euros en vez de 1,1 billones e incrementando los activos financieros que adquiere incluyendo títulos de deuda locales y regionales. Reduciendo al mismo tiempo la tasa de depósito negativa a los bancos comerciales llevándola de -0,2% a -0,3%. En cambio, la Fed que abandonó hace tiempo su relajamiento cuantitativo, habla de un aumento de su tasa de interés de política monetaria, que la tiene fijada desde hace años en 0% a 0,25%, dando a entender que lo hará próximamente, discurso mantenido vigente durante todo el año.

Estos caminos divergentes, cuando los hechos han vuelto a ratificar las limitaciones que tienen las políticas monetarias expansivas en periodos de bajo crecimiento económico, como señala el análisis keynesiano, al no reflejarse como se presumía al establecerlas en crecimiento económico e incremento de la inversión productiva, tiene sin embargo efectos importantes. Uno de ellos se expresó en las variaciones de las paridades cambiarias. Al comenzar diciembre el dólar norteamericano alcanzó su cotización máximo en ocho años, o sea desde el estallido de la Gran Recesión, en relación al resto de las principales monedas mundiales, empezando por el euro. Ello incide en mantener cercana a cero la inflación en EE.UU, una de las variantes principales consideradas por la Fed hasta ahora para proceder a no aumentar su tasa de interés. Este bajísimo nivel de inflación también se manifiesta en la eurozona. Su IPC de noviembre fue de solo 0,1%, razón fundamental para justificar la medida de BCE de aumentar sus políticas de estímulo. “Las decisiones de hoy –expresó su presidente, Mario Draghi, al darles a conocer- fueron tomadas para asegurar un retorno a la tasa de inflación que están por debajo o cerca del 2% y por tanto anclar expectativas de inflación a mediano plazo” (04/12/15).

Un factor común a ambos lados del Atlántico que influye en los bajos niveles de inflación es el reducido nivel de las cotizaciones del petróleo, que forma parte de la caída generalizada de los commodities, otro de los hechos relevantes de este año en la economía global. Este descenso en el precio del petróleo experimentó un nuevo estímulo luego de la reunión de la organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), efectuada en Viena el cuatro de diciembre, donde volvió a manifestarse una división en dos bloques entre aquellos países que están por reducir la producción para intentar así presionar a un alza de los precios, entre los cuales se encuentran Venezuela, Ecuador y naciones africanas, y otro encabezado por Arabia Saudí, que no quieren perder cuotas de mercado en su confrontación con el crudo fracking generado en EE.UU, imponiéndose el criterio de mantener la cantidad de treinta millones de barriles diarios, la cual por lo demás no se cumple. En noviembre los miembros de la OPEP produjeron 31,57 millones de barriles. En los días siguientes de la cita de Viena la cotización del crudo Brent, usado como referencia en Europa, descendió bajo los US$40 el barril. Por su parte, el WTI estadounidense cayó por debajo de US$36 el barril en la Bolsa Mercantil de Nueva York.

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“Ambos –constató The Wall Street Journal- registran su cierre más bajo desde febrero de 2009, cuando arreciaba la crisis financiera” (08/12/15). En contra de lo que se suponía debido al alza de sus costos el menor precio redujo en porcentajes muy bajos la producción norteamericana debido al alza de sus costos. Bajó algo la extracción en las formaciones de esquisto, pero ello fue compensado debido al crecimiento experimentado por la generada en el Golfo de México. En septiembre había descendido solo un 3% con relación a su nivel máximo alcanzado en abril, entregando 9,3 millones de barriles.

Desde luego la revaluación del dólar norteamericano contribuyó a presionar al descenso del precio en la generalidad de los commodities que se cotizan en esa divisa. Al mismo tiempo, la esperada alza de la tasa de interés de la Fed y la revaluación del dólar constituye un problema para los países y empresas endeudas en la moneda norteamericana. Un informe del Banco de Pagos Internacionales (BPI), donde participan los principales bancos centrales del mundo, en un informe dado a conocer el 6 de diciembre, expresó abiertamente su preocupación por el impacto que podría tener esa alza en países emergentes. El documento cifró en US$3,3 billones el nivel de endeudamiento de doce países representativos de este bloque, entre los cuales consideró a China, pero también a Brasil, México, Chile, Turquía y Sudáfrica, que reúnen la tercera parte del endeudamiento total mundial en dólares, incluyendo pasivos de gobiernos, empresas y personas sin considerar las deudas bancarias con otras entidades financieras. “Medido en moneda local –recalcó Claudio Borio, jefe del Departamento de Asuntos Monetarios del BPI-, el valor de este endeudamiento ha crecido con la apreciación del dólar (…)”. Borio también advirtió acerca de que las condiciones financieras a nivel global “menos favorables” podrían “acentuar los riesgos para la estabilidad financiera” (06/12/15).

La caída en las cotizaciones no se produce solo en el petróleo o recursos energéticos, sino también en la generalidad de los commodities, incluyendo los que son exportados por el país. Estas reducciones debido a su magnitud generan impactantes reacciones. Anglo American, la quinta mayor empresa minera mundial hasta ese momento por capitalización bursátil, con importante presencia en el país, en una presentación efectuada a comienzos de diciembre a sus accionistas anunció la venta o el cierre de hasta 35 yacimientos, disminuyendo el número de sus trabajadores de los 135.000 que tenía en el momento del anuncio a únicamente 50.000. Al mismo tiempo, reducirá sus áreas de negocios de seis a tres. La de diamantes concentrada en la filial sudafricana De Beers; el platino y los metales se agruparán en Industrial Metals; y el carbón y el hierro en Bulk Commodities. Los principales activos incluirán los diamantes de Botsuana y Namibia, el platino de Sudáfrica, el cobre de Chile y el niquel de Brasil. De otra parte, dio a conocer la suspensión del reparto de dividendos durante 18 meses.

“La severidad del deterioro en el precio de las materias primas –manifestó su consejero delegado, Mark Cutifani –requiere acciones más audaces (…) creemos –agregó- que hacemos lo correcto para asegurarnos de que la compañía continúa en buena forma. Cualquier activo de rentabilidad negativa –agregó- no continuará en operación” (09/12/15). El día del anuncio sus acciones alcanzaron su mínimo histórico desde que empezaron a cotizarse en 1999 en la Bolsa de Londres, afectando de inmediato a otras empresas mineras. La también angloaustraliana Río Tinto, accionista minoritario en Chile del yacimiento La Escondida, controlada por BHP Billiton, anunció de inmediato un recorte de US$1.000 millones en su plan de inversiones para 2016. En lo transcurrido del año ya los títulos de Anglo American se habían contraído en un 70%, teniendo una curva de descenso paralela a la del precio del hierro. Los planes de reunir recursos por venta de activos los aumentó de US$3.000 millones a US$4.000 millones. En Chile Anglo American está presente en Los Bronces, Collahuasi, El Soldado y la fundición Chagres. Teniendo en venta estas dos últimas –donde posee el 50,1% de la propiedad- las cuales tienen algo más de 2.600 trabajadores. Con anterioridad traspasó Anglo American Norte, que estaba formada por Mantos Blancos y Mantoverde.

Anglo American fue fundada en 1917 por Ernest Oppenheimer, apoyada en ese tiempo por la poderosa minería de oro sudafricana. Al controlar desde mediados de los años veinte la minera De Beers añadió la explotación de diamantes de la cual tuvo un virtual monopolio durante casi un siglo. Posteriormente le agregó el platino y el carbón. En 1961, ya bajo la dirección de Harry Oppenheimer, hijo de Ernest, adquirió Hudson Bay Mining para luego expandirse hacia otros sectores (acero, madera y pulpa), y al sector cuprífero en América del Sur, particularmente en Chile. Su nivel comercial más alto lo alcanzó en 2007, en momentos que las cotizaciones del platino y el níquel estaban extraordinariamente elevadas, alcanzando su capitalización bursátil a US$80.000 millones. El día de los anuncios de su reducción fulminante de actividades se redujo a US$6.300 millones. “Tal como los bancos antes de la crisis financiera o las compañías de energía antes del colapso de los precios del petróleo –sintetizó la agencia Bloomberg-, Anglo American es la clásica historia de una expansión excesiva durante los buenos tiempos, solo para ser abandonada con demasiada deuda y muy poco dinero en momentos en que los mercados se sumergen” (10/12/15).

 

 

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