Las exigencias inaceptables que llevaron a Tsipras a convocar referéndum

La semana recién finalizada tuvo como gran tema de tensión a nivel mundial las negociaciones para alcanzar consenso entre los jefes de gobierno y Estado de la Eurozona con Grecia, que permitan la liberación de fondos retenidos del segundo rescate, necesarios para que Atenas enfrente su coyuntura financiera.

Por Director

06/07/2015

Publicado en

Economí­a / Mundo

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Grecia

Las dificultades provinieron de las exigencias de imponer medidas de política interna helénica demandadas por los acreedores (FMI, Banco Central Europeo y Comisión Europea) que exigen más penurias a la población griega. El gran tema de fondo que es una deuda pública impagable constatada por cualquier analista serio sigue sin enfrentarse, cuando el gobierno de Tsipras exige que se proporcione una señal de la necesidad de abordarla. Lo que se requiere urgentemente, como señaló el ministro de Finanzas griego Yanis Varoufakis, es salir del estancamiento actual, recuperarse y entrar por la vía de un desarrollo sustentable. Mientras se desarrollaban las difíciles negociaciones persistía el retiro de depósitos del sistema bancario helénico, que llevó al BCE a aumentar sus líneas de financiamiento de emergencia.  La propuesta efectuada a comienzo de semana por Atenas fue considerada como un “buen punto de partida” para nuevas conversaciones en la perspectiva de lograr un acuerdo. Sin embargo, los acreedores efectuaron varias exigencias adicionales que trabaron concluir las negociaciones. Por ello el Consejo de Ministros del Parlamento Griego acordaron efectuar en una semana más un referéndum sobre las últimas propuestas del Eurogrupo. Bruselas respondió dando por concluidas las negociaciones

 

Los últimos días de junio tuvo como uno de sus puntos más álgidos el desarrollo de las negociaciones entre Grecia y sus acreedores, representados en la fase “técnica” por el FMI, el Banco Central Europeo (BCE) y la Comisión Europea y en la política por las más altas instancias de la eurozona, desempeñando un papel decisivo la canciller alemana Angela Merkel. El gobierno norteamericano expresó públicamente que se debía evitar un nuevo fracaso de ellas, que siguen teniendo como tema de fondo la existencia de una deuda que todos los actores conocen impagable, pero que se utilizó su existencia como un instrumento descarado de presión para intentar seguir imponiendo al pueblo griego una política de austeridad que ha tenido costos económicos y sociales gigantescos.

El secretario del Tesoro estadounidense, Jack Lew, se dirigió a los miembros de la eurozona señalando que la falta de acuerdo serían “terribles” para todo el continente. La Casa Blanca estima que Europa puede sufrir consecuencias graves de no encontrarse una salida, sin existir dispositivos ya del BCE para enfrentarla y con deudas públicas en muchos Estados miembros cada vez más grandes, mientras en Bruselas se continuaban escuchando voces que existirían nuevos instrumentos para enfrentar un rompimiento de las negociaciones en relación a cuando se estableció el primer rescate de Grecia. A su vez, Jack Lew se dirigió a Atenas solicitándole que adopte “decisiones difíciles”, pero que tienen un serio impacto negativo de aplicarse criterios defendidos por los acreedores.
De otra parte, en la semana anterior a las reuniones de los últimos días de junio continuó una aguda fuga de depósitos del sistema bancario griego, calculados en más de 4.000 millones de euros, que se sumaron a los registrados en las semanas previas, que obligaron al BCE a proporcionar al banco central griego nuevos fondos de emergencia. El Banco de Grecia cifró en 29.400 millones de euros los retiros efectuados durante los primeros cinco meses del año, lo que llevó sus reservas a 128.000 millones de euros. Antes de la crisis de 2009 su monto era de casi 233.000 millones de euros.
The Wall Street Journal comentó que “la fragilidad del sistema bancario de Grecia está limitando el margen de maniobra del primer ministro Alexis Tsipras en sus negociaciones con los acreedores (…). Escasos de efectivo –añadió-, los bancos no han tenido más remedio que acudir al BCE para obtener los fondos que luego retiran los depositantes. No les queda otra –añadió-, ya que no pueden vender bonos ni tienen acceso a los mercados de recompra en los que podrían recibir efectivo a cambio de algunos de sus activos menos líquidos” (25/06/15). La prensa helénica es de opinión que la mayor parte de los recursos sacados de los bancos permanecen en Grecia. En cambio, los capitales extranjeros en lo fundamental salieron del país y los préstamos del exterior a empresas locales empezaron a contraerse desde hace tres años y en la coyuntura actual son prácticamente inexistentes.
El gobierno griego al iniciarse la semana entregó una nueva oferta a los acreedores y paralelamente aumentaba sus diálogos con la canciller alemana Angela Merkel y el presidente galo François Hollande que han actuado como interlocutores, así como con el máximo directivo de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker. El 20 de febrero, el Eurogrupo acordó prorrogar por cuatro meses el mecanismo de financiamiento que se encontraba vigente para Grecia[1], pero vinculado a la presentación por Atenas de una lista de medidas a adoptarse, ninguna de las propuestas hasta ahora fue aceptada por los acreedores. De llegarse a acuerdo se liberaría el último tramo del segundo rescate ascendente a 7.200 millones de euros. En las formulaciones entregadas estaban contenidas una serie de pasos que incrementarían los ingresos del país, contemplando un aumento de impuestos a la capa de la población más rica, subir las tasas impositivas cobradas a bienes de lujo, reducir la evasión al no pagarse el IVA y mecanismos para reducir el elevado contrabando. Pero no figuraban demandas reiteradas por los acreedores como un incremento promedio en el IVA, el incremento de la edad para poder jubilar o “flexibilizar” el mercado del trabajo, que van en dirección opuesta a los objetivos que se propone Atenas.
El gran problema de Grecia, que la negociación no enfrentó, es la magnitud de su endeudamiento. La Zona Euro y la Unión Europea han escabullido el tema, teniendo condiciones para enfrentarlo, aunque el FMI ha reconocido que su monto debe ser sostenible, lo que manifestó exige entregar más recursos a Grecia o aliviar los compromisos. “La eurozona –ejemplificó Guillermo de la Dehesa, presidente del Centre for Economic Policy Research de Londres- lleva seis años sin resolver el problema de deuda de Grecia, que representa solo el 2% de su PIB, mientras que EEUU resolvió en tres meses el problema de impago de California, siendo el 16% de su PIB. El Tratado de Maastricht pensó resolver el problema de la deuda estableciendo límites al déficit fiscal y a su monto, 3% y 60% del PIB respectivamente, pero ello no funcionó. Menos con la política de austeridad –añadió- que se le impuso a sus estados miembros, sobre todo a los de dificultades como Grecia, que impuso reducir los déficit fiscales para disminuir el endeudamiento, pero este aumentó al caer la actividad económica, agudizando los problemas sociales. La ‘austeridad expansiva’, propagada desde Alemania, no se ha manifestado, por el contrario predominaron los efectos recesivos de la contracción del gasto” (10/05/15).
“Los meses de negociación entre nuestro gobierno y el Fondo Monetario Internacional, la Unión Europea y el Banco Central Europeo –constató en mayo Yanis Varoufakis, ministro de Finanzas griego– han producido pocos avances. Una de las razones –subrayó- es que todas las partes se están centrando demasiado en los compromisos que debe conllevar la próxima inyección de liquidez y no lo suficiente en una visión de como Grecia puede recuperarse y desarrollarse de forma sostenible. Si hemos de salir del estancamiento actual –concluyó-, tenemos que apuntar a lograr una economía griega saludable”[2].
El domingo 21 de junio, en el momento previo a la semana considerada decisiva se efectuó frente al Parlamento de Atenas una manifestación con una gran presencia de jubilados y funcionarios públicos amenazados por las nuevas exigencias efectuadas por las instancias acreedoras, las cuales antes del triunfo de Syriza en los hechos dirigían directamente la economía helénica y se esfuerzan por seguir haciéndolo. La demostración fue convocada por Adedy, el sindicato de los funcionarios públicos, organizaciones gremiales y colegios profesionales, sumándose sectores en contra de cualquier acuerdo.
En la falta de acuerdo fue determinante la obsesión de Bruselas por aplicar su política. Paul Krugman al efectuar un balance de diez años de sus aciertos y errores desde que empezó a escribir sobre la crisis financiera entre sus equivocaciones, refiriéndose al “análisis de la economía de la eurozona y sus problemas”, constatando que “fue bastante bueno” anotó que “no caí en la cuenta de lo dispuesto que estarían las élites europeas a imponer un sufrimiento generalizado en nombre de la permanencia de la unión monetaria (…) tampoco me di cuenta –añadió- de lo fácil que sería manipular una modesta mejora económica y convertirla en un éxito después de años de horror” (22/06/15). Es esta conducta de las “élites europeas” la que los llevó a no sacar conclusiones acertadas del triunfo electoral de Syriza. Insistiendo en no ver lo “perjudicial” de la política de austeridad e insistir en poner nuevas condiciones.

tv grecia

La propuesta de Atenas al comenzar la semana fue considerada por el Eurogrupo “un buen punto de partida para nuevas conversaciones”, aunque “todavía queda mucho por hacer y el tiempo es muy breve” para alcanzar un acuerdo, según declaró Pierre Moscovici, comisario de Asuntos Económicos de la Unión Europea (23/05/15). Los jefes de Estado y gobierno de la zona euro efectuaron una cumbre extraordinaria el 22 de julio, calificada por Angela Merkel de carácter “consultivo” para conocer la propuesta de Atenas, dejándose la resolución definitiva para su próxima cita ordinaria, después de “un análisis más completo” de ella (23/06/15). El trio de acreedores plantearon que Grecia debía efectuar un esfuerzo adicional, demandando un monto todavía mayor del gasto y reducir el alza de tributos. Tsipras, al conocer estas formulaciones reaccionó criticando a los acreedores, en especial al FMI de “no querer el acuerdo” (25/06/15). El “buen punto de partida” quedó en los hechos cuestionado cuando, entre otros, el FMI y Alemania expresaron que no era suficiente. Se dieron incluso expresiones entre los participantes de las reuniones del Eurogrupo colocándose abiertamente ante la alternativa de que no se produzca entendimiento. “Deberíamos hacer todo lo que podamos para mantener a Grecia en la ZonaEuro –señaló Alexander Stubb, ministro de Finanzas de Finlandia-, pero, para ser honestos, no podemos hacerlo a toda costa” (26/06/15).

Al finalizar la semana tanto el Eurogrupo como Atenas hicieron contraproposiciones. Las diferencias no eran insalvables. Exceptuando lo relativo a la reestructuración de la deuda tal como había acordado el Eurogrupo en noviembre de 2012. Los acreedores insisten en que no es el tema a tratar en estas negociaciones, aunque la canciller alemana ha reconocido que existen márgenes para aliviarla. Su nivel está en un 180% del PIB. Alexis Tsipras expresó que la falta de acuerdo era una consecuencia del “extremismo” del FMI, que no le permite a Atenas la flexibilidad requerida para realizarle sus próximas cancelaciones. Al mismo tiempo, recalcó el gran interrogante “después de la extensión, ¿qué?” (26/06/15), insistiendo en la necesidad de fijar caminos para considerar el tema de la deuda.

La canciller germana enfrentó una fuerte oposición interna para alcanzar un acuerdo. Las encuestas de opinión pública constatan que más de la mitad de la población considera la salida del euro como la opción menos mala, demanda que repite diariamente Bild, el periódico más vendido del país. El ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble, manifestó que en la propuesta considerada como base de acuerdo “no hay nada nuevo” (24/06/15). En la Unión Cristianodemócrata la corriente crítica a cualquier nuevo paquete de ayuda a Atenas es muy poderosa. Por su parte, el BCE elevaba diariamente el techo de liquidez de emergencia del banco central griego, dada la delicada situación del sistema bancario helénico.

En su propuesta el gobierno griego aceptó para 2015 un superávit fiscal primario, que no considera el pago de intereses, de 1%, que subiría en 2016 a 2% y a 3% en 2017. Además consideró medidas fiscales que generarían en el año 2.692 millones de euros, manteniendo tres niveles del IVA, subiendo el mínimo de 6% a 6,5%, un incremento del impuesto a las sociedades de 26% a 29% y en especial un gravamen de una vez ascendente a 12% a las empresas con beneficios superiores a 500.000 euros e imponer un gravamen a los yates. En el arduamente discutido tema de las pensiones contempló un ahorro en el gasto fiscal durante 2015 de 600 millones de euros, afectando a las prejubilaciones. “Syriza (…) ha hecho bien –comentó Xavier Vidal-Folch-, cediendo en todo lo que era lógico: lo fundamental y a cambio, salvando su paquete de emergencia social (familias sin electricidad, pensiones sin asistencia médica) que también era digno, justo y necesario” (25/06/15).

El tema de las pensiones es relevante por su fuerte impacto social y fiscal. De acuerdo a cifras publicadas por El País son la principal fuente de ingresos para el 52% de los hogares. El número de jubilados abarca a 2,5 millones de personas. Un 45 de ellos percibe menos de 665 euros mensual, por debajo del nivel de pobreza establecido por la Unión Europea. En 2009 ese porcentaje era de 20%. Un 18% del presupuesto fiscal se destina a pensiones, con un polémico sistema de prejubilaciones a partir de los 52 años (24/06/15).

La semana “decisiva” finalizó sin acuerdo, fijándose una nueva cumbre de los 19 jefes de Estado y gobierno para el lunes 29 de junio, corriéndose la fecha límite establecida y subsistiendo la muy difícil situación del sistema bancario, existiendo el 30 de junio un compromiso de cancelar 1.600 millones de euros al FMI. En este escenario, Tsipras convocó el viernes en la noche a un Consejo de Ministros extraordinario al cual propuso en un discurso transmitido en directo por televisión efectuar un referéndum sobre la última propuesta del Eurogrupo el 5 de julio, la cual fue aprobada al día siguiente por el Parlamento. La pregunta a responder será, dijo el primer ministro sí o no. Recalcando: “Tenemos que responder a este ultimátum con la voluntad del pueblo. Grecia necesita enviar un mensaje de democracia hacia Europa”.

El primer ministro en su alocución calificó las exigencias efectuadas por los acreedores de inaceptables. “Los acreedores –manifestó- nos piden medidas que perjudicarán a los trabajadores, los pensionistas, nos reclaman recortes en los sueldos públicos y una subida del IVA. (…) en todo este período de negociaciones nos ha pedido reiteradamente que aplicaramos acuerdos anteriores y en ningún momento nos hemos doblegado. Desde hace seis meses el Gobierno da la batalla en condiciones de asfixia económica para revertir la austeridad” (27/06/15).

Atenas propuso paralelamente al Eurogrupo ampliar el rescate, que vence el 30 de junio, hasta conocerse el resultado del referéndum, la cual fue rechazada. Bruselas consideró rotas las negociaciones. Pero definitivamente en Grecia ha ganado el NO.  Y ahora el pueblo griego comienza su camino soberano, frente a una Unión Europea que ha recibido su merecido ciudadano.

HUGO FAZIO

[1] Véase, Resumen Económico, Primer Trimestre de 2015, págs. 49 a 56.

[2] Yanis Varoufakis, Proyect Syndicate, 06/05/15.

 

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