El genocidio del pueblo palestino en Gaza por parte del Estado de Israel constituye la peor barbarie del siglo XXI. Un genocidio transmitido en directo.
En estos 600 días, desde el 7 de octubre de 2023, han sido asesinadas más de 54.000 personas, entre las cuales se encuentran 18.000 niñas y niños asesinados. Más de 11 mil personas perdidas en los escombros. Nada se ha salvado de los bombardeos: ni escuelas ni hospitales. Han asesinado a más de 160 periodistas deliberadamente y ahora están haciendo lo mismo con los médicos y sus familias.
A principios de mayo, Benjamín Netanyahu ha redoblado la apuesta: acordó con su gabinete de Seguridad hacerse del control completo de la Franja de Gaza y desplazar a su población. El objetivo de este genocidio es terminar lo que comenzaron en 1948 con la Nakba: apoderarse oficialmente de toda la Palestina histórica y deshacerse de toda la población palestina.

Para ello han intensificado los bombardeos, pero por sobre todo han recurrido al hambre como arma de guerra. Están privando a los habitantes de Gaza de alimentos, agua, electricidad y otras ayudas humanitarias. El bloqueo de estas ayudas existe desde marzo de este año, pero se ha intensificado en los últimos días. Los niños de Gaza no solo están muriendo por los bombardeos, sino también por desnutrición.
Y todo esto ocurre con la venia de la “civilización occidental”. Tal como dice Ilan Pappe, “Europa, que se proclama modelo de civilización, ignora el genocidio más televisado de la era moderna”. Una hipocresía peligrosa que demuestra que lo que están haciendo con el pueblo palestino en Gaza podrían cometerlo con cualquier pueblo del mundo. Ya no hay un “nunca más” sino un “todo es posible”.
En este escenario criminal, Chile debe romper las relaciones militares y comerciales con Israel. La postura del gobierno ha sido consistentemente crítica al genocidio, pero insuficiente. Nuestro país no puede mantener relaciones con un Estado genocida.