Conmoción ha causado recordar la brutalidad de la violencia policial durante la Revuelta Popular. Los videos de Claudio Crespo filtrados por CIPER dan cuenta de un comportamiento criminal: insultos racistas, arranques de pelo con los cuales se mofaba por chats de WhatsApp, instrucciones a otros Carabineros para que disparen a la parte superior del cuerpo de manifestantes y amenazas de “arrancarle los ojos” a un joven detenido. Todo ello en el contexto de más de 400 personas con trauma ocular, incluyendo a Gustavo Gatica, en cuyo caso el propio Claudio Crespo se encuentra enfrentando un juicio oral como acusado por la mutilación ocular de Gustavo.
Lo razonable sería escuchar un coro transversal de críticas a un comportamiento criminal que está siendo juzgado en tribunales, pues se trataría un mínimo civilizatorio. Más aún, luego de la experiencia traumática en Chile durante la dictadura, 17 años en los cuales se torturó, asesinó y se hizo desaparecer a personas que pensaban distinto. La metáfora de arrancar los ojos es igualmente de brutal no solo por lo que ocurrió durante la Revuelta Popular, sino también por la práctica de los criminales de la dictadura de arrancar los ojos de sus víctimas con sus corvos. Hechos tan aborrecibles que ni en situación de guerra son tolerados.

Sin embargo, la derecha política ha decidido una vez más de ponerse del lado de los criminales. Uno de los voceros de la campaña de Evelyn Matthei, Francisco Undurraga, justifica las aberraciones señaladas por Crespo señalando que hay que considerar “el contexto en que estaban Carabineros en esa época”. A este coro se sumaron diputados de Renovación Nacional, de la UDI y también, como era de esperar, los candidatos del Partido Republicano y del Partido Nacional Libertario.
Estas personas no defienden la institución de Carabineros, sino es una defensa a criminales. La propia institución decidió dar de baja a Claudio Crespo por alterar los registros de su cámara Go Pro. Lo mismo ocurrió con Patricio Maturana, quien cegó a la senadora Fabiola Campillai, quien fue dado de baja por falta de auxilio a la víctima y omisión del procedimiento legal correspondiente. Estos no son funcionarios de Carabineros, son ex carabineros dados de baja por la propia institución. Quienes los apoyan no solo se ponen del lado de criminales acusados o condenados, sino que van en contra de las decisiones de la propia institución que dicen defender.
El nivel de deterioro moral es de tan alto que ya ni siquiera los derechos humanos son un mínimo común. No se trata de ideas políticas distintas, sino se trata de una amenaza a la propia vida de las personas que piensan distinto o que ejercen derechos consagrados constitucionalmente, como lo es el derecho de reunión y por consecuencia, de manifestación. Lo que hacen estos políticos de derecha es justificar las amenazas al derecho a la vida por sobre toda racionalidad moral y legal. Definitivamente, la derecha se está transformando en un peligro para la sociedad.