Marco Enríquez-Ominami, político y cineasta:

“La Constitución chilena es ilegítima en su origen”

Hijo del revolucionario chileno líder del MIR, Miguel Enríquez, el que fuera brutalmente acribillado, Marco Enríquez-Ominami, fundador del Partido Progresista (2010), de 40 años de edad, se ha desenvuelto como realizador audiovisual y comunicador. Casado con la periodista Karen Doggenweiler, fue diputado de la república y candidato independiente a la presidencia de Chile en dos ocasiones, en las cuales obtuvo la tercera mayoría.

Por Arturo Ledezma

08/02/2015

Publicado en

Chile / Entrevistas / Portada

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Criado en el exilio en París por su madre Manuela Gumucio, terminó sus estudios secundarios en Santiago, para luego estudiar Literatura y Filosofía en la Universidad de Chile. Fanático del cine de la Nouvelle Vague, padre de dos hijas y actualmente director de un documental sobre los abusos del Estado chileno con los pascuenses, el candidato “díscolo” se confiesa ante El Ciudadano.

 

Cuéntame de tu infancia ¿Qué recuerdos tienes? 

Un exilio contradictorio. Recibíamos en cada navidad, o cada fin de año, a compatriotas libertados de las cárceles de Chile, los que exiliados recientemente, buscaban normalizar sus vidas. Un exilio contradictorio porque por una parte habían diezmado a mi familia Enríquez: asesinados, desaparecidos o exiliados en diversos países. Por otra parte mi familia materna había sido exiliada casi completamente en la misma cuidad, París. Por ende un exilio duro pero con dolores que se expresaban en la ausencia de los Enríquez a veces, o en la melancolía de los Gumucio, o el dolor de los Ominami.

¿Qué pensabas de Chile en los momentos antes de venirte de Francia?

Sabía de su geografía y de un dictador que aplastaba las verdades de un pueblo. No hablaba el idioma nuestro pero lo comprendía.

¿Cuál es tu relación con tu familia en la actualidad?

Muy intensa, muy estrecha, de mucho amor, anclado en el recuerdo de haber vivido juntos casi 15 años de dolor, pero a su vez somos una familia que intenta buscar también los lindos recuerdos de esa unidad que tuvimos que construir para resistir la humillación.

¿Cuál es el recuerdo más poderoso que se te viene a la mente cuando piensas en tu padre?

Unos recortes de diarios en español, de diarios chilenos que lo trataban de terrorista. Recuerdo mirarlos con desconfianza, intuyendo que los diarios, a veces, mentían producto de los intereses de sus propietarios.

¿Qué opinas de lo ocurrido en México, en Ayotzinapa?

Expresa lo más cruel de algo que viene ocurriendo hace casi una década. El riesgo de la banalidad del mal, de que banalicemos el mal

¿Qué te pareció el fin de la Dictadura y la llegada de la Concertación? Ese tránsito.

Un triunfo social y político. No fue un tránsito fácil. Pinochet seguía conduciendo las Fuerzas Armadas y los enclaves autoritarios heredados de la dictadura -binominal, quorums altísimos en las votaciones del Parlamento, un Consejo de Defensa del Estado que se podía auto convocar, senadores designados- hacían realmente complejo el escenario de gobernabilidad y había que responder a todas las expectativas en materia de DD.HH. A pesar de eso,  valoro el esfuerzo en materia tributaria, insuficiente, pero mucho más de lo que se hizo en los gobiernos siguientes. Soy crítico de la doctrina de la justicia en la medida de lo posible y de la rendición de las elites concertacionistas ante el necesario debate sobre pluralismo en los medios de comunicación.

¿Cuál es tu opinión de lo que representó el MIR?

El MIR expresó una rebeldía que comparto. Mi padre fue un hombre que realiza  una renuncia a una vida de comodidades por llevar una de lucha contra un sistema profundamente desigual. Encabeza además una legítima resistencia ante la tiranía tras el golpe, resistencia que llevaron incluso al límite de sus vidas. Creo que el Mir tuvo un diagnóstico más preciso sobre la odiosidad de la derecha ante un gobierno transformador.

¿Y el gobierno de Sebastián Piñera?

Yo escuche a Piñera candidato decir que iba a hacer en cuatro años lo que la Concertación no hizo en 20. Y en materia de seguridad nos dijo que Chile iba a terminar con la puerta giratoria. En esos cuatro años vimos a miles de jóvenes marchando por educación gratuita y pública, una crisis en el sistema de pensiones que sigue sin respuesta, una salud pública en completa situación de abandono y demandados en la Haya por privilegiar la venta de salmón por sobre la buena diplomacia entre países vecinos. Y en seguridad, no solo no se terminó con la puerta giratoria, sino que los chilenos aumentaron su percepción de inseguridad.  En síntesis, las expectativas que generó estuvieron lejos de cumplirse y me recuerda al gobierno de los “gerentes” de mediados del siglo anterior. Una fantasía de la derecha que choca con la realidad: la eficiencia es un piso, no un objetivo.

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Sobre los gobiernos de Bachelet, ¿Qué opinas?

Veo una Presidenta Bachelet 2014 más audaz y valiente que en el 2006. El 2006 su gobierno empujaba la LGE, hoy empuja el fin a la selección, al lucro y al copago. El 2006 los derechos reproductivos no estuvieron en agenda, hoy se anuncia avanzar en aborto terapéutico. Y así con nueva constitución y reforma tributaria. Valoro que abrace las mismas banderas que la mayoría de los chilenos. Valoramos como progresistas que persevere en el impulso transformador. Pero creemos que sus reformas son apenas un primer paso, un piso, para empujar los límites de lo posible. Nuestra diferencia radica también en que el camino constituyente es un sendero de paz, de inclusión, y que desbloquea a Chile. Nos libera de una constitución ilegítima que está pensada para bloquear el cambio. Una constitución que no es neutra, sino neutralizadora.

Eres partidario de una asamblea constituyente ¿De qué modo? ¿Por qué?

Sí, me declaro un constituyente por las siguientes razones: porque la Constitución chilena es ilegítima en su origen, carece de toda representatividad y porque quien se declare republicano no puede temerle a la democracia.  Como esta constitución fue creada sin mecanismos para alterar su contenido, el desafío implica un plebiscito consultivo y vinculante a la ciudadanía empujado por la presidenta y su mayoría parlamentaria, en donde se pregunte si se desea una nueva constitución mediante una asamblea constituyente. Si el resultado es favorable entonces comenzará en Chile un proceso constituyente inédito en nuestra historia. Se abrirán cauces para un rico debate entre compatriotas, en paz e interpelados por un mundo que se mueve a la velocidad del rayo.

¿Disputarías unas elecciones primarias en la Nueva Mayoría? ¿Te dejarían entrar?

He dicho que estoy disponible para una gran primaria de centro izquierda y que las primarias deben ser para todos los cargos sin letra chica. Es lo que he dicho siempre. Pero hoy no es tiempo de elecciones sino de reformas. Sobre el 2018, no me imagino que un dirigente o vecino sensato pueda sostener que el candidato a encabezar un próximo gobierno debe emanar de un acuerdo entre presidentes de partidos y que la coalición que sustente ese proceso no deba ser ciudadana, social y política, pero más grande que lo que conocemos como Nueva Mayoría y por supuesto más allá de las fronteras del PRO.

Si fueras presidente: ¿Te ves presidente de Chile? ¿Cuáles son tus sueños con el país? ¿Qué cosas cambiarías?

Es una pregunta injusta. Hoy quien gobierna es la presidenta Bachelet. Sin duda que quizás habría hecho cosas diferentes, pero hoy son tiempos de reformas, no de elecciones. Y gran parte de los cambios implican un esfuerzo colectivo. Pero le respondo, uno de mis sueños es que todos los chilenos tengan la misma educación que los hijos de los diputados.

¿Cómo ves a Chile en el concierto internacional?

Creo que hay dos dimensiones, el plano mundial y el regional. En lo general Chile es visto con admiración y respeto por sus pares. En lo regional, siento que se puede avanzar mucho más. Generar las condiciones de un polo de desarrollo con nuestros países vecinos es parte de una agenda pendiente. Así como construir fronteras porosas, que respiren, superar estas fronteras tantas veces impermeables al intercambio cultural y social. Creo que en el mundo se avanza en bloques, se negocia en bloques, se colabora para la paz desde un bloque, y ese bloque debe construirse primero con nuestros vecinos, no solo por convicciones progresistas respecto de la integración de nuestros pueblos, sino también por razones pragmáticas que tienen relación con el gasto militar, con la energía, el agua, con sistemas conjuntos ante desastres de la naturaleza, la salud, etc.

¿Cómo surge tu relación con Bolivia y Perú?

Desde la convicción de que el diálogo con países vecinos no sólo es sano sino también necesario. Así como creo que el océano Pacífico es un gran vecino, creo que nuestros hermanos bolivianos, peruanos y argentinos son socios para el desarrollo y no amenazas para la prosperidad de Chile. Fui criado en un continente donde después de una de las guerras más sangrientas de la humanidad, tan solo 60 años después, 27 países comparten fronteras abiertas, moneda común, política migratoria y de defensa común.

¿Cuál es tu opinión sobre la demanda marítima boliviana?

Es una mala noticia haber llegado a La Haya nuevamente. La mesa de diálogo Chile-Bolivia era mirada con expectación, en especial el punto 6 que dice relación con el mar. Pero ahora que estamos en juicio espero que Chile gane y que luego seamos capaces de retomar una agenda de diálogo fraterna con Bolivia. Pero nuestra propuesta es de varios niveles. Por una parte construir una macro región cultural y económica con el gran sur peruano, el gran occidente boliviano y el gran norte chileno, donde el agua, la minería, la energía y la salud sean el punto de encuentro para resolver juntos nuestros desafíos. Por otra parte sobre el tema del mar creo que, y se lo he planteado al canciller de Chile y al presidente de Bolivia, es Charaña más Perú. Nada sacamos en un diálogo entre Chile y Bolivia si no invitamos a Perú a la mesa. Producto del tratado de 1929, Chile tiene la llave, y el candado lo tiene Perú. Nuestra invitación es a pensar la soberanía no desde las coordenadas del siglo 19, sino desde el siglo 21 en un mundo amenazado por el cambio climático, el narcotráfico, el terrorismo, desafíos demográficos, la oportunidad que significa la digitalización de la información, etc.

¿Qué es lo más destacable del proceso boliviano que está llevando a cabo Evo Morales? 

Sin duda el proceso constituyente que empujó y el avanzar en el crecimiento económico de Bolivia. Una constitución que da respuesta a la necesidad de integración de los pueblos originarios y una economía al servicio de los cambios sociales hacia la construcción de una sociedad de derechos. Creo que es el equilibrio que debe buscar un gobernante: avanzar en fortalecer la sociedad, engrandecer el alma de un país, derrotar la desigualdad en una dinámica de crecimiento justo. Es la legitimidad que encarna el presidente Morales. La democracia sin legitimidad no es viable. Ha priorizado su gobierno por los más pobres. Es un presidente de los bolivianos y no de algunos de los bolivianos que comenzó un proceso de transformación social, política, económica y cultural.

¿Que opinión tienes de García Linera?

Es intelectual de izquierda, que antes y desde el poder busca las tensiones creativas de todo proceso transformador, como estudia en un libro muy interesante y que lo destaca por no acomodarse al poder, por producir pensamiento desde el poder, pensamiento para su pueblo.

¿Sigues vinculado al mundo audiovisual? ¿Qué proyectos laborales tienes?

Estoy dirigiendo un documental sobre la relación del estado de Chile con los pueblos originarios, en este caso el gigantesco abuso del que fue víctima Rapa Nui. Es un documental de reflexión, sobre por qué la autonomía puede ser un camino de prosperidad para Chile.

¿Cómo es tu vida familiar? ¿Tu relación con Karen? ¿Qué les gusta a tus hijas?

Somos una familia imperfecta, somos compañeros los 4, nos amamos y acompañamos, somos padres distintos pero unidos por un deseo, que sean plenas, libres, unidas, imperfectas, y  que nuestras hijas sean autónomas con valores y herramientas para vivir en una sociedad más justa y compatibilizar eso con sus sueños y la búsqueda de la felicidad.

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entrevista publicada en la edición 160 de El Ciudadano

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