Suramérica entre la guerra y la paz: Entrevista a Rodrigo Granda del Partido FARC

El otrora “Canciller de las FARC-EP”

Por Diego Catatumbo, periodista colombo venezolano / [email protected]

Suenan tambores de guerra entre Colombia y Venezuela. Y aunque no es la primera vez que se escuchan, en este corto siglo XXI, sí es la primera vez que se quiere organizar una fuerza militar multilateral a través del intento de activación del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) de la OEA para agredir a Venezuela desde Colombia, bajo el pretexto de que el gobierno bolivariano ampara a las nuevas disidencias de las antiguas guerrillas de las FARC-EP. Quienes se encuentran en el proceso de implementación del Acuerdo de Paz de La Habana firmado entre las que fueran las más antiguas y poderosas guerrillas de América Latina y el Gobierno Colombiano en el año 2016.

Se llama Rodrigo Granda, pero durante la confrontación armada con el Estado colombiano, fue conocido como Ricardo Téllez, el “Canciller de las FARC-EP”. Actualmente se desempeña como Consejero de Relaciones Internacionales del Consejo Político Nacional del nuevo Partido Político Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (FARC) y accedió a conversar con El Ciudadano, sobre la guerra y la paz en Colombia.

No es la primera vez que se ve en el ojo del huracán de un conflicto de alto nivel diplomático entre Colombia y Venezuela, como el que se desató el pasado 18 de septiembre, en la OEA, cuando fue mencionado en la petición del gobierno colombiano para reactivar el TIAR. Ya entre los años 2004 y 2005 fue motivo de una grave crisis entre los gobiernos de Hugo Chávez y Álvaro Uribe. Luego de que el 13 de diciembre de 2004, fue secuestrado por agentes de Inteligencia de Colombia, en las afueras de un famoso restaurante caraqueño, próximo a la estación de metro Bellas Artes, en pleno centro cultural de la capital venezolana.

Diego Catatumbo: ¿Qué implicaciones tiene la paz o la guerra en Colombia para la región suramericana?

Rodrigo Granda: Pues vea, el presidente Mujica, sabiamente, dijo que la paz de Colombia es la paz del continente. Colombia está geoestratégicamente situada, en la parte norte de América del Sur. Acariciada por los Océanos Atlántico y Pacífico. Tiene la Amazonía. En nuestro país termina la Cordillera de los Andes. Cuenta con todos los climas, regiones y los productos agrícolas que hay en el resto del mundo. Somos una gente supremamente despierta, con variadas formaciones multiculturales, con aptitudes y actitudes para desempeñar cualquier labor.

Azotada desde siempre por una violencia congénita del Estado Colombiano, que ha persistido como método de dominación de clase. Este país, ha sido dispuesto por la divina providencia, como para ejecutar la guerra de guerrillas: hay hondonadas, hay selvas vírgenes, hay montañas, ríos, valles. Por eso desde la época de la conquista acá se hizo una férrea resistencia al invasor español, por eso Bolívar cuenta con un ejército Libertador y de eso somos herederos nosotros que encabezamos una guerra de resistencia armada por más de 53 años, impidiendo que la garra de los Estados Unidos oprimiera aún más a nuestro pueblo. Y seguimos buscando la segunda y definitiva independencia.

Por esta razón, sabemos que un estallido, una nueva confrontación al interior del país, o peor aún, una nueva guerra desatada por la oligarquía colombiana, contra Venezuela, para hacerle el favor a los Estados Unidos, sería una cuestión terrible que se sabe cómo comienza, pero no cómo termina. Los pueblos latinoamericanos y caribeños hemos despertado y no estamos ya para seguir los lineamientos de la política exterior norteamericana. ¿Usted sabe que en el llamado “PLAN COLOMBIA” ellos invirtieron 16 mil millones de dólares? Pusieron sus servicios de inteligencia, además pilotos y contratistas militares. Tienen 7 bases militares conocidas en territorio colombiano, se habla de unas cuantas más. Mucho asesoramiento militar, la reingeniería del Ejército Colombiano la hicieron ellos. Y sin embargo no pudieron vencer a la guerrilla de las FARC EP.

Diego Catatumbo: ¿Usted cree que un retorno a la confrontación armada en Colombia, saltaría de las fronteras nacionales e impactaría a otros países de la región? ¿Por ejemplo como afectaría a Chile?

Rodrigo Granda: En la geopolítica no hay nada estático. Una situación de guerra es como prender una pradera. Como los incendios del Amazonas, seguramente se iniciaron con una candelita muy pequeña, y después tomó un impulso arrollador. Así es la cuestión de la guerra. En Colombia comenzó con un ataque a unos campesinos en Marquetalia, donde había 48 personas entre hombres y mujeres en capacidad de resistencia, precisamente en el marco de un plan de guerra norteamericano llamado Plan LASO (Latin American Security Operation) y 53 años después el país entero estaba en llamas y todavía no ha sido apagado.

Es decir, el peligro para nuestra américa está latente. Y por eso todo lo que se haga en beneficio de desactivar los espíritus de la guerra, todo lo que se haga para que la diplomacia latinoamericana y caribeña, logre poner a conversar a todas las partes y se respete la libre determinación de los pueblos, es bienvenido y se estarían desactivando las posibilidades de un conflicto que puede extenderse por todo el continente.

Diego Catatumbo: Usted recientemente salió a relucir en la OEA por parte del canciller de Colombia Carlos Holmes Trujillo, en un llamado a los países miembro para activar el TIAR contra Venezuela. ¿Qué opinión, le merecen estas declaraciones y cuál es la postura del partido de la Rosa, frente a una posible activación de la TIAR contra Venezuela?

Rodrigo Granda: Nosotros por principio defendemos la integridad territorial. La No Intervención. El respeto a la soberanía nacional de cada Estado. Cada país, es digno de elegir sus propios mandatarios, su orden social y evitar la injerencia extranjera.

Ahora bien, hay que tener una claridad, y es que el TIAR se lo inventaron en 1947 para la supuesta defensa continental, en caso de una amenaza a uno de los países, pero todos sabemos que eso es el fundamento militar de la política norteamericana, para intervenir a cualquier país que amenace sus intereses, a través de las Conferencias Panamericanas, que luego se transformaron en la OEA. Por eso esgrimen un sofisma de distracción contra Venezuela, diciendo que en ese país no hay democracia, cuando es público y notorio que ningún país de América latina ha tenido la cantidad de elecciones que ha hecho Venezuela en los últimos 20 años. ¡Ninguno! Lo que pasa es que Venezuela está bloqueada. Los EEUU paralizaron sus bancos y sus compañías en el exterior. Le ha impuesto un presidente interino, que no es más que un payaso, andando por el mundo, hablando de cosas que ni él mismo entiende y muy mal acompañado.

Entonces ahora quieren las oligarquías de nuestro continente, subordinadas a los EEUU, activar el TIAR, que, desde su creación en 1947, jamás ha sido citado. Para poner en pie a los ejércitos latinoamericanos, prácticamente como una antesala, de una invasión militar sobre Venezuela. De eso es lo que se trata. ¡No tenga usted la menor duda! Lastimosamente, la cancillería colombiana, el gobierno colombiano, el Estado colombiano, ha venido jugando con candela, al tratar de propiciar una invasión a Venezuela, que no traería nada bueno, para el continente.

Diego Catatumbo: ¿Y frente a esa eventual agresión contra Venezuela qué haría el partido de la Rosa?

Rodrigo Granda: Nosotros no tenemos la potestad de vida o muerte sobre nadie. Nosotros somos una aguja en un pajar. La resistencia ha de ser latinoamericana y caribeña. Es decir, todo patriota, todo demócrata, todo hombre y mujer libre, todo el que se sienta con una posibilidad real de ser digno, obligatoriamente tiene que estar del lado de la defensa de los intereses del pueblo y del gobierno bolivariano de Venezuela, legítimamente constituido en Venezuela y que preside Nicolás Maduro.

Diego Catatumbo: ¿El rearme de Iván Márquez y Jesús Santrich, ambos negociadores de las FARC-EP en La Habana, deja en cuidados intensivos al acuerdo de paz?

Rodrigo Granda: ¡No! Eso no tiene la profundidad que se le ha querido dar y que han querido malinterpretar en otras partes. Obviamente ellos optaron por ese camino y se autoexcluyeron de nuestro partido. Nosotros consideramos que el acuerdo no está muerto. Sabemos que hay fuerzas políticas, económicas, sociales en Colombia que pueden sacarlo de ese letargo y darle un impulso. Hay un movimiento muy grande que se llama Defendamos la Paz, tanto a nivel nacional como internacional. Hace unos pocos días, el gobierno alemán se pronunció por la defensa del Acuerdo de Paz de La Habana. Igualmente lo han hecho la 2ª Misión de las Naciones Unidas, El Vaticano y diversos actores de la comunidad internacional, que vienen trabajando en ese aspecto.


Ya el país no es el mismo de antes del acuerdo de la Habana. Por eso afirmamos que se pueden recuperar las posibilidades de que la paz no se nos escape, a quienes hemos luchado por ella. Si el gobierno colombiano se presta a impulsar la implementación, como lo ha venido haciendo la comunidad internacional. Por ejemplo, a ejecutar los planes de desarrollo con enfoque territorial. A garantizar la participación política, que, en medio de esta campaña a las elecciones regionales y municipales, está sumamente complicada por los asesinatos de 3 candidatos a alcaldías, 7 concejales, por el desplazamiento forzado y las amenazas. Sabemos que, si se permite que la democracia se expanda, que se exprese la participación política,
implementando las 16 circunscripciones especiales. La Paz en Colombia puede florecer poderosamente.

Hay una polarización extrema, pero efectivamente los que estamos por la paz, todos los días ganamos nuevos espacios, a pesar de la resistencia de unos pocos, que tienen un poder económico, político y militar muy grande. Aquí la sociedad colombiana, ha sido dividida, incluyendo para ellos las cuestiones más sagradas, como es el pensamiento al interior de las Fuerzas Armadas. No todos los militares le caminan ya a los falsos positivos. No todos los militares le caminan a la Doctrina de Seguridad Nacional. Ni le caminan a la violación de los Derechos Humanos. Hay cada vez voces más sensatas que consideran que el camino de Colombia es la paz, para ponernos a primer nivel en el concierto de las naciones latinoamericanas y caribeñas.

Diego Catatumbo: ¿Entonces qué tan ciertas son esas afirmaciones emitidas por muchos medios privados de comunicación, sobre una supuesta desbandada de excombatientes al monte ante el llamado de Iván Márquez y Santrich?

Rodrigo Granda: Esa es mucha mala propaganda, en realidad. Yo personalmente en días recientes estuve en el Caquetá, en el Putumayo, y en algunas partes de los llanos orientales de Colombia. Y no se ve ninguna desbandada de los Espacios Territoriales de Capacitación y Reincorporación (ETCR) donde se reincorporan al tejido social, los más de 10 mil excombatientes, integrantes de nuestro partido Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común. Hay que señalar que por el contrario este gobierno no le ha venido cumpliendo a los antiguos guerrilleros a lo que se comprometió con el país ante el mundo. Entonces claro que hay zozobra. No hay seguridad jurídica para todos nosotros. No hay una verdadera reincorporación de carácter económico para los excombatientes. Simplemente se da una ayuda de 250 dólares a cada exguerrillero, para su manutención. Pero no hay programas productivos. En eso estamos atascados.

El fin de semana del 21 y 22 de septiembre, todos los exintegrantes del antiguo secretariado de las FARC-EP, vamos a concurrir a la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) a lo que llaman el proceso 001. Este proceso judicial trata sobre la retención de personas. Ahí vamos a explicar, ¿Por qué se dio este fenómeno? ¿Qué profundidad tuvo? Porque nosotros vamos a seguir cumpliendo con los compromisos que adquirimos, frente al país y la comunidad internacional. Pero igualmente exigimos, al gobierno colombiano, el cumplimiento integral del Acuerdo de Paz de La Habana. Exigimos que nos pongan en libertad a los más de 270 prisioneros que todavía continúan en las cárceles colombianas. Que comiencen los planes de desarrollo con enfoque territorial. Así es como la implementación y la reincorporación se hacen efectivas, y no simplemente retórica.

Es vital comprender que la cuestión de la paz es todo un período histórico. No se trata de un año, ni de dos. En el Salvador llevan 30 años, y todavía los puntos completos no se han logrado. En Irlanda del Norte llevan 25 años, y han tenido también dificultades muy serias. Hay que ver el de la República de Sudáfrica, el de Guatemala, y en todos ha sucedido algo similar. Un Acuerdo de Paz, es la expresión de una resistencia entre las fuerzas de la reacción y las fuerzas del cambio, que propugnamos por abrir una vía pacífica, al desarrollo de la revolución en nuestro país, y de los cambios sociales.

Más bien, con los anuncios de quienes abandonaron la ruta de la paz, el gobierno colombiano tiene la oportunidad de jalonar la implementación de los acuerdos pactados en vez de estar incitando el retorno a una guerra que las mayorías nacionales no desean.

Diego Catatumbo: ¿Qué diferencia encuentra usted entre el Acuerdo de Paz de la Habana, y los otros acuerdos de paz que el Estado Colombiano pactó con otras insurgencias armadas en el pasado?

Rodrigo Granda: No sólo con otras insurgencias armadas, sino con nosotros mismos. Por lo menos en el gobierno de Belisario Betancourt, llegó a un acuerdo, conocido como el Acuerdo de La Uribe en el año de 1984. Esos acuerdos pasaron al parlamento colombiano, para su implementación. Y ahí las fuerzas de la extrema derecha, el militarismo y el paramilitarismo, desarrollaron toda una acción en contra del acuerdo de La Uribe, y lo hicieron fracasar. De ese acuerdo nació la Unión Patriótica. Era una plataforma política, un partido político, surgido desde las Montañas de Colombia. Y se desató el genocidio político más grande de América Latina, con más de 5 mil muertos.

Antes en la década de los 50, hubo también un arreglo de paz, con las antiguas guerrillas liberales al mando de Guadalupe Salcedo, y también los masacraron a todos después del arreglo de paz. Y mucho más atrás, en tiempos de la colonia, José Antonio Galán, lideró una revuelta, conocida como la revuelta de los comuneros. Se alzó en el Socorro, noroccidente colombiano, limítrofe con Venezuela, y llegó casi hasta Bogotá, capital del virreinato de la Nueva Granada. Fue traicionado y decapitado. Su cuerpo desmembrado y exhibido. Es decir, hay pruebas históricas que nunca los Estados cumplen la palabra. Ni en Colombia, ni en Chile, ni en Guatemala, ni en “Capernaúm”. Es realmente una cuestión de co-relación de fuerzas. Y en ese sentido, nosotros estamos trabajando por eso.

Ahora bien, este Acuerdo de Paz de La Habana, tiene la característica fundamental de poner en el centro, a las víctimas. Por primera vez también, se transversaliza el acuerdo con el enfoque de género. Elementos, que no había pasado en ninguna parte del mundo. Se establece un sistema de verdad, justicia, reparación y no repetición. Es un logro único, en cuanto a la justicia restaurativa en nuestro país. En contravía de la justicia punitiva que se ha venido implantando, nosotros propusimos, la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP). Este Tribunal Judicial ante el cual deben comparecer todos los actores del conflicto armado, incluyendo presidentes, gobernadores, ministros, generales, empresarios y potencias exteriores.

Sin embargo, la extrema derecha, busca alterar la JEP y ahora tratan de que sea exclusivamente, para las FARC. Y ese no fue, ni el espíritu, ni la letra, del Acuerdo de la Habana. La JEP debe ser universal. Incluso ya hay casi 1700 militares que han solicitado su ingreso a la JEP. Antiguos paramilitares han pedido ir a contar verdad. Porque es necesario saber qué fue lo que realmente pasó en esta guerra fratricida entre hermanos, para que no se vuelva a repetir. Hay algunas altas personalidades que todavía no se avienen, a que en Colombia se busque la verdad. Le temen a la verdad, como el diablo le teme a la cruz.

Diego Catatumbo: ¿Pero siendo así qué garantías advierten ustedes para que el acuerdo finalmente se implemente en Colombia?

Rodrigo Granda: Es que la implementación se logra sólo por medio de la lucha popular. Si nosotros nos quedamos solos seguramente no se implementa. Por ejemplo, en el primer punto de la Reforma Rural Integral, nosotros proponemos que se distribuyan 3 millones hectáreas al campesino con poca tierra, o sintierra. Que se legalicen 7 millones de hectáreas de tierra, esto tiene que mover al campesino de Colombia a luchar por su implementación, que es la única parte de América latina donde no se ha hecho una reforma agraria integral.

Hemos por ejemplo propuesto la sustitución voluntaria y consensuada de los cultivos de uso ilícito, y ahí están 172 mil familias que han hecho acuerdos con el gobierno para esa transición. Sin embargo, el gobierno sigue impulsando la erradicación forzada y la fumigación mediante aspersión aérea de glifosato. Acción absolutamente criminal contra la población civil, ya que no discrimina personas, de siembras de alimentos. Entonces son esas comunidades de nuestro pueblo las que tienen que ponerse en movimiento, y luchar porque se implemente el Acuerdo de La Habana, ya que tiene que ver precisamente con la Reforma Rural Integral y la Sustitución Voluntaria de Cultivos de Uso Ilícito.

El acuerdo de La Habana, fue firmado entre el gobierno de Colombia y la antigua guerrilla de las FARC-EP, para detener la guerra, sacar las armas de la confrontación política. ¡Pero la lucha por la toma del poder, continúa! Por la vía pacífica, por la vía electoral y de las otras formas de lucha, como son la movilización popular, la huelga, la toma de tierras ociosas, todo eso sigue teniendo plena vigencia. Entonces, obviamente que todo lo que haga nuestro pueblo, es para alcanzar esas conquistas. Nadie puede creer que el Estado vaya a implementar el Acuerdo de La Habana, sin una resistencia y sin una exigencia de las mayorías nacionales.

Diego Catatumbo: Se dice que los excombatientes se fueron y se regresaron para sus casas, y los altos mandos de la guerrilla hicieron fue un pacto de convivencialidad con la burguesía, para participar en el Estado. ¿Dónde están los excombatientes y qué actividades de lucha revolucionaria están desarrollando dentro del territorio colombiano?

Rodrigo Granda: La infamia no tiene escondrijo, contra nosotros han dicho cualquier cantidad de improperios. Eso sale de gente o de “muy mala leche” o profundamente desinformadas. Y da lástima que así sea. Hablan de temas que a veces ni conocen, aquí se dio una guerra supremamente dura. ¡Como FARC-EP lo dimos todo! ¡De todo nos pueden acusar menos de cobardía! O de no intentar la toma del poder por la vía revolucionaria armada, contra este régimen y nos enfrentamos a todo el poderío de los EEUU. Vea hay que repetirlo, los gringos invirtieron en esta guerra en los últimos años más de 16 mil millones de dólares, trajeron todo el aparato militar de ellos, y no pudieron derrotarnos militarmente.

Ahora si hay un empate en la guerra, y no podemos ganar una guerra, en términos de un tiempo corto, pero tampoco ser vencidos por el enemigo. ¿Qué queda? Queda el diálogo. En ese diálogo nosotros expresamos una co-relación de fuerzas en La Habana. Nos vinimos, hicimos dejación de las armas, y el Estado colombiano adquirió unos compromisos, con nosotros y con el pueblo colombiano ante la comunidad internacional. Nosotros, no nos hemos ido para ningún lado, estamos en los ETCR. Desde allí estamos desarrollando un plan de acciones económicas, políticas, culturales. Nos hemos transformado en una comunidad de exguerrilleros y excombatientes. Tenemos una cooperativa nacional que se llama ECOMÚN, entre otras formas asociativas. Se encuentran en desarrollo más de 170 proyectos productivos, gerenciados por antiguos combatientes, con su propio dinero, con su propio esfuerzo. Sin la ayuda del Estado. Otros tantos se están desarrollando con ayuda de la Comunidad Internacional.

En los ETCR, muchos de nuestros camaradas, ya se graduaron de bachilleres, otros terminaron su escuela primaria, han recibido homologación de saberes, en el caso por ejemplo de: enfermería, medicina, contaduría, comunicación social. Porque teníamos médicos y reporteros de guerra, sin el respectivo carnet profesional, ahora en este mundo de la legalidad, se nos exigen todas estas acreditaciones. Por eso las hemos estado consiguiendo. Hemos ampliado cualitativamente otras capacidades operativas, que ya no son exclusivamente bélicas. Tenemos producción de artesanía, cultivos de café que además se está exportando. Producción de bolsos y morrales. Música. Libros. Cultura. Hasta una cerveza muy buena estamos produciendo: La Roja.

Lo que le duele a la burguesía, es precisamente que no nos hayamos desarticulado y que sigamos siendo una comunidad. Les duele que tenemos, no sólo una comunión espiritual, sino que tenemos los altos principios de la solidaridad y del colectivismo. ¡Eso es un bien no tangible, una riqueza nuestra que tiene que verse! ¡El que está afuera y no conoce la realidad del país, y se deja echar cuentos amañados, pues obviamente, no logra percibir lo que realmente se está haciendo, a pesar de las dificultades! Y estas adversidades no las estamos negando, ni escondiendo. Sabemos que la lucha es demasiado dura. Que es exigente, pero no vamos a dar el brazo a torcer. Estamos convencidos de que vamos a poder, abrir nuevos cauces, en Colombia en un tiempo no remoto. Por eso afirmamos que el Estado colombiano y la Comunidad Internacional, tienen la oportunidad real en estos momentos de que se comience la implementación del Acuerdo de La Habana en profundidad.

Diego Catatumbo: Bueno para terminar esta entrevista y dado el carácter de Chile como país acompañante al proceso de Paz, ¿Qué pueden hacer sus organizaciones sociales y políticas para sumarse a la implementación de los acuerdos de paz?

Rodrigo Granda: Chile jugó un papel muy desatacado durante la negociación. Inicialmente, fue un cálculo político del gobierno colombiano, como nosotros pedíamos que estuviera Venezuela, el gobierno colombiano, logró imponer que Chile estuviera en el Proceso de Paz de La Habana. Era el 1er gobierno de Piñera, de clara expresión de derecha. Sin embargo, hay que decir, que el equipo que mandó el gobierno de Chile, fue un equipo altamente profesional. Comprometido con la paz para Colombia. Allí estuvo en la última etapa Luis Maira, que es un hombre muy respetado a nivel de todo el continente. También estuvo el General Raúl Vergara, quien además estuvo preso con el papá de la expresidenta Bachellette. Chilenos y chilenas son bienvenidos. Vengan y conozcan nuestros Espacios Territoriales de Capacitación y Reincorporación, pues seguimos en los mismos lugares donde hicimos presencia históricamente, ya no de manera armada, pero sí política, económica, social y cultural.

También les invitamos a crear en Chile, Comités de Solidaridad con la Paz y las luchas del pueblo colombiano. A exigir y presionar por el cumplimiento integral del Acuerdo de Paz, por el respeto a la vida, para que la comunidad internacional valore lo que se está haciendo acá. Igualmente los invitamos a movilizarse y marchar frente a la Embajada colombiana en Chile. Al envío masivo de cartas a la Presidencia de la República, al Parlamento colombiano, sumándose a la Red Internacional Defendamos la Paz internacional. Allá en Chile tienen la experiencia. Yo recuerdo, cuando el golpe militar del tirano Pinochet, se crearon comités de solidaridad en todo el mundo, hacia Chile y la denuncia permanente por la violación de los DDHH. Acá en Colombia eso se necesita y eso en Chile no se puede perder. Es necesario que entre nuestros pueblos lo hagamos. Así mismo los invitamos a crear comités de solidaridad con la repatriación del compañero Simón Trinidad, quien está preso ilegalmente en los EEUU, secuestrado ilegalmente estando en Ecuador en el año 2004. Entonces Chile particularmente tiene amplia experiencia para hacer solidaridad internacional con Colombia. Y esta solidaridad no la reclamamos para las FARC, la reclamamos para nuestro pueblo, que se merece el derecho de vivir en paz. Un abrazo y mucha fuerza. Venceremos.

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