Féminas son acosadas por un creciente ejército de voyeristas

Molka, el delito de grabar a mujeres en su intimidad sin que ellas lo sepan

Las imágenes que captan con cámaras de espionaje suelen ser difundidas en masa y, en algunos casos, comercializadas en sitios de Internet

Por Pedro Pérez

20/07/2018

Publicado en

Género / Sexualidad

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Se conoce como “molka”, una práctica que surgió hace algunos años en Corea del Sur y actualmente está causando estragos, al exhibir en línea la intimidad femenina.

Evidentemente, es un delito y consiste en grabar a las mujeres en su intimidad sin que ellas lo sepan. Para ello, un creciente ejército de voyeristas se vale de cámaras de espionaje, que pueden esconderse en baños, relojes, zapatos, prensas de vestir, entre otros objetos.

Las imágenes que captan suelen ser difundidas en masa y, en algunos casos, comercializadas en sitios de Internet, sin el consentimiento de las mujeres. Hasta 2016, este delito reportaba al menos un incremento de 1.000 a 6.000 casos, de acuerdo con un trabajo especial de la agencia AFP.

Quienes colocan estas cámaras son personas con vidas “normales”, jóvenes y hombres con trabajos regulares de todos los estratos sociales.

Respeto por los derechos de la mujer

Para rechazar esta morbosa práctica, unos 30.000 activistas salieron a las calles de Seúl para exigir respeto por los derechos de las mujeres y mostrar su indignación frente a la industria pornográfica de las cámaras escondidas.

La movilización se convirtió en la más grande en la historia de Corea del Sur y sirvió, además, para repudiar el doble estándar con el que los policías hombres investigan y condenan el referido delito.

Los manifestantes portaban pancartas con mensajes como “Mi vida no es tu porno”, “Quiero poder bajar la guardia cuando entro al baño”, entre otros, según reseña El Espectador.

Cazadores de cámaras ocultas

En el país asiático existe un bloque de búsqueda denominado “Cazadores de cámaras ocultas”, encargado de revisar con detectores de metales los baños públicos para ubicar los pequeños aparatos con que las graban. Sin embargo, las víctimas alegan que el Gobierno ha fallado a la hora de protegerlas.

En Corea del Sur quienes incurren en este delito enfrentan multas de hasta 9.000 dólares o una sentencia máxima de prisión de cinco años. No obstante, algunos delincuentes terminan pagando multas muy bajas y, en la mayoría de los casos, el delito queda impune.

En un esfuerzo por atender las peticiones, el presidente Moon Jae-in pidió castigos más severos para los responsables, mientras que los activistas exigen a la policía a investigar adecuadamente todas las acusaciones de “molka”.

Un combate difícil

A pesar del apoyo del Gobierno, las autoridades de ese país niegan neglicencia a la hora de abordar los casos que investigan. Wee Eun-jin, directora del Comité de los Derechos de las Mujeres en «Abogadas para una Sociedad Democrática», dijo: “Hay casos en los cuales no se inició ninguna acción contra un sospechoso porque las grabaciones eran de las piernas o las nalgas cubiertas de las víctimas, y los jueces creyeron que esto no podría haber causado sentimientos de humillación”.

En una entrevista con el Korea Exposé, el Instituto de Criminología de Corea denuncia que no son solo videos de relaciones sexuales, “hay videos de mujeres haciendo sus necesidades en baños públicos, fotos de mujeres en bikini o caminando desnudas en sus casas”.

En este contexto, se debe tener en cuenta que Corea del Sur es un país que se muestra muy orgulloso de sus avances tecnológicos, pues alrededor del 90% de sus 50 millones de habitantes tiene un teléfono inteligente, una de las tasas más elevadas del mundo y un aspecto que juega a favor de los delincuentes que recurren a estos artilugios para saciar su morbo.

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