¿Por qué fueron sacrificados 227 niños en un ritual de la cultura Chimú?

Barbarie o religión

Por Pedro Pérez

01/09/2019

Publicado en

Historia / Perú

0 0


La civilización Chimú, floreció a lo largo de la costa peruana durante más de doscientos años antes de ser conquistada por los Incas en 1475.

Un equipo de arqueólogos descubrió los restos de 227 niños sacrificados durante un ritual de la cultura precolombina Chimu, presente en la costa norte del actual Perú hasta finales del siglo XV. Se cree que es el descubrimiento más grande de sacrificio de menores del mundo.

“Se trata del mayor lugar de sacrificio de niños”, explicó el arqueólogo Feren Castillo a la agencia AFP desde la ciudad de Trujillo.

Según la historia escrita, la cultura Chimu se caracterizó por rendir culto al Sol (Jiang), Luna (Shi), el Mar (Ni) y la Tierra (Ghis), a quienes les atribuían poderes sobrenaturales.

El culto principal de esta cultura estuvo dedicado a la Luna, porque consideraban que era más poderosa que el Sol, puesto que alumbraba de noche, y por su influencia sobre el crecimiento de las plantas y su utilización como marcador del tiempo.

Incluso, le atribuían el alboroto del mar y las tempestades. Ellos creían que era la visitante del otro mundo y castigadora de los ladrones. Su principal templo se llamaba Si-An (Casa de la Luna) donde se realizaban ritos la primera noche de luna nueva, lo que hace pensar que este descubrimiento estaría relacionado con sus prácticas paganas.

Al parecer, durante su existencia cada poblado le rendía culto a otras divinidades.

En el caso de estos aparentes sacrificios, los arqueólogos relatan que las investigaciones comenzaron en 2018 en Pampa la Cruz, en el balneario de Huanchaco, a unos 700 kilómetros al norte de Lima, donde fueron encontrados los restos mortales de niños de entre 4 y 14 años de edad.

El culto principal de esta cultura estuvo dedicado a la Luna, porque consideraban que era más poderosa que el Sol puesto que alumbraba de noche.

¿Por qué asesinaron a los niños?

Los investigadores creen que los niños fueron asesinados según un ritual de ofrenda a los dioses de la civilización Chimu para apaciguar su cólera, al creer que esta era la causa de las catástrofes naturales ligadas al fenómeno climático de El Niño.

Para sustentar esta hipótesis, los arqueólogos afirman que encontraron pruebas de un episodio de abundantes lluvias en el momento del sacrificio.

“Dondequiera que cavamos encontramos otro (niño)” sepultado con el rostro vuelto hacia el océano, dijo Castillo, el responsable de las investigaciones.

Según él, algunos de los restos de los niños todavía conservan piel, cabello y pendientes de plata.

Los arqueólogos afirman que encontraron pruebas de un episodio de abundantes lluvias en el momento del sacrificio.

La tradición

De acuerdo con los antropólogos, las Huacas del Sol y de la Luna son un complejo arqueológico ubicado en la costa norte del Perú, considerado como un santuario Moche.

El lugar está constituido por un conjunto de monumentos situados a unos cinco kilómetros al sur de Trujillo, en el distrito de Moche.

Este sitio arqueológico representó físicamente la capital de la cultura mochica desde el siglo I a. C. hasta el siglo IX d. C.

Precisamente, en Huanchaco, un balneario histórico y una ciudad peruana​ ubicada a orillas del océano Pacífico en el Distrito de Huanchaco que integra el Área metropolitana de Trujillo en la Región La Libertad, actualmente forma parte de la «Ruta Moche», fue el escenario de numerosos sacrificios masivos de niños bajo el imperio Chimu.

En 2018 se exhumaron 56 niños de una fosa común en el mismo lugar de Pampa la Cruz y también se descubrió otro lugar con 140 niños y 200 llamas jóvenes en las proximidades, en Huanchaquito. La revista National Geographic consideró excepcional el hallazgo.

“Huanchaco es definitivamente el lugar elegido (por los chimus) para perpetrar sus sacrificios”, concluye Castillo.

El imperio Chimu conoció su apogeo entre los años 900 y 1450 en la costa norte del Perú, hasta el actual Ecuador. Terminó en 1475, derrocado por el imperio inca, unos cincuenta años antes de la llegada de los primeros conquistadores españoles a la región, reseñó La Vanguardia.

Te interesa leer:

Síguenos y suscríbete a nuestras publicaciones