Hay especial preocupación por la violencia psicológica

Paraguay: Aldeas SOS advierte sobre nuevas y tradicionales formas de maltrato infantil

Aldeas Infantiles SOS Paraguay denunció que los menores del país suramericano afrontan diferentes formas de violencia que se han visto modificadas con el paso del tiempo y el uso de la tecnología, según indicó a Efe su director, Olegario Olmedo, quien lamentó que, a medida que «se atacan unas cuantas causas» del maltrato infantil, surgen […]

Aldeas Infantiles SOS Paraguay denunció que los menores del país suramericano afrontan diferentes formas de violencia que se han visto modificadas con el paso del tiempo y el uso de la tecnología, según indicó a Efe su director, Olegario Olmedo, quien lamentó que, a medida que «se atacan unas cuantas causas» del maltrato infantil, surgen otras nuevas y desconocidas que evidencian «el trabajo por hacer» para cambiar las estadísticas.

«No están mejorando (las estadísticas) porque estamos en la época de la información y la tecnología a alta velocidad», dijo el director nacional de Aldeas Infantiles en el país. En este sentido, el mayor acceso a Internet por parte de los menores y la falta de control de los padres sobre estas actividades exigen nuevos planteamientos para la erradicación, afirmó. «Esto va a ser una lucha permanente y es transversal a la problemática del país y hay que afrontarlo», añadió.

Olmedo, quien participó esta semana en la presentación de Paraguay como «país pionero» en la erradicación de la violencia contra los menores, señaló que, aunque la tecnología varía las circunstancias, el país se enfrenta a situaciones prolongadas en el tiempo, como la violencia física o psicológica. El caso del maltrato físico a menores, según el representante de Aldeas Infantiles, no está marcado por la clase socioeconómica, ya que se registran casos en todas las esferas, si bien se da «en diferentes formas».

Olmedo matizó que en las zonas rurales de Paraguay «la educación a través de los golpes» se ve como «algo cultural» y favorece «un caldo de cultivo importante para que se dé la violencia».

Los datos de la Coordinadora por los Derechos de la Infancia y la Adolescencia (CDIA) publicados en enero de este año apuntaron a que 6 de cada 10 niños, niñas y adolescentes del país han sido víctimas de algún tipo de violencia, principalmente en su entorno más cercano. El maltrato físico se mezcla, además, con un concepto «no tan visible» o a veces inapreciable de la violencia psicológica, una situación que genera preocupación a Olmedo. Pese a ello, expresó su confianza en las nuevas familias paraguayas, que «comenzaron a entender que la violencia no funciona y que es perniciosa para el futuro de los niños».

Otra de las amenazas a las que se enfrentan estas familias es la facilidad de los menores para acceder a las drogas, lo que, en su opinión, es cada vez más frecuente en todos los estratos sociales y no solo en los hogares más pobres. «Lo más peligroso es que se instala en las instituciones educativas», alertó, y añadió que «todavía no se está analizando y encarando como corresponde».

Olmedo aclaró que la venta de droga no se da en las escuelas, pero resulta fácil encontrarla «a unas cuadras y en lugares de expendió de comida», principalmente en las grandes ciudades del país, como Asunción, Encarnación o Ciudad del Este, las tres urbes más pobladas de Paraguay. De ahí la importancia que para él tiene que Paraguay se convirtiera en «país pionero» en la erradicación de la violencia contra los menores.

Un primer paso para ello fue la aprobación en septiembre de 2016 de la ley de la promoción del buen trato, que permitió introducir la penalización del castigo físico a menores en el código jurídico nacional.

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