Argentina: Rechazan baja de edad de imputabilidad penal

Organizaciones políticas, sindicales, territoriales, universitarias y personalidades de la cultura, el derecho y la política se sumaron al pedido de No a la Baja, en referencia a la iniciativa del Ministerio de Justicia, liderado por Germán Garavano, de modificar el Régimen Penal Juvenil y poder meter presos a los niños, niñas y adolescentes a partir de los 14 años. Nuevamente, la siembra de la semilla del debate fue producto de la mediatización de dos casos.

Por Jose Robredo

24/02/2017

Publicado en

Latinoamérica

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imputabilidad

Bajo el ciclo llamado “Justicia 2020”, la cartera del ministro Garavano propuso distintas comisiones para generar la discusión sobre el nuevo régimen penal. Sin embargo, este jueves, se abordó uno de los puntos más controversiales y que mayor resistencia generaron en el debate general: la baja de la edad. Cientos de militantes, profesionales y abogados nucleados en colectivos, organizaciones, universidades y otras instituciones se reunieron a manifestar su repudio sobre este eje frente al palacio de Justicia Nacional.

Leonardo Grosso, diputado nacional y referente de la Campaña Nacional contra la Violencia Institucional, expresó su rechazo y sostuvo que “una sociedad segura es aquella que respeta los derechos de los niños y niñas”. “Está comprobado que bajar la edad no soluciona el conflicto sino que lo agrava”, afirmó por su parte Manuel Tufró del Equipo de Seguridad Democrática y Violencia Institucional del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS).

¿Otra vez la misma historia?

A raíz de la muerte de Brian Aguinaco en Flores, a fines de 2016, quien fue baleado por dos pibes en moto que quisieron robarle cuando estaba junto a su abuelo, se volvió a hablar con fuerza en los medios de comunicación sobre la posibilidad de meter presos a los chicos y chicas a partir de los 14 años. Las últimas veces que se había intentado reformular el Régimen Penal Juvenil fue en el 2008 y 2011, a pedido del ex gobernador bonaerense Daniel Scioli; en 2013 según la exigencia del intendente Martín Insaurralde; y en 2014 por el ex secretario de seguridad, Sergio Berni. En todos los casos, la propuesta fracasó.

Sin embargo, en los nuevos debates librados de forma urgente, la cárcel volvió a vislumbrarse como epicentro de la esperanza para los más chicos: aquellos que “ya no tienen arreglo” como sostienen -sin mucho fundamento- los panelistas del prime time. Y, nuevamente, la juventud es puesta en discusión. Pero no toda, sino una particularmente: la negra, pobre y excedente.

A pesar del aparato mediático hegemónico que instala una temporalidad compulsiva frente a los tiempos institucionales, cabe resaltar que el impacto en la organización de quienes entienden que discutir una propuesta de seguridad no significa encarcelar a los pibes y pibas del país, no se hizo esperar.

Tal como menciona el último documento de consenso elaborado por un espacio de articulación integrado por los espacios #NoALaBaja, #ArgentinaNoBaja y un conjunto de organizaciones, se afirma que “de las causas penales iniciadas sólo el 3,6% de los hechos son atribuidos a personas menores de edad, cifra residual dentro del espectro de delitos. Dentro de ese 3,6% sólo el 0,55% son homicidios, incluidos los culposos. La incidencia de delitos graves es ínfima aún entre los adolescentes punibles (entre los 16 y 18 años) pese a su sobrerrepresentación en la prensa”.

En Argentina, la llamada “demagogia punitiva” es uno de los ejes centrales cuando el poder de turno se decide a discutir el problema de la seguridad. Sin embargo, muchas veces, quienes piden “mano dura” contra los más chicos o los acusan por la “impunidad” que “gozan”, desconocen que la cárcel es el último lugar donde los espera el garrote del sistema penal y judicial, que ya los ha venido machacando toda su infancia.

En este sentido, Nora Cortiñas, madre de Plaza de Mayo, afirmó durante la concentración que “el Estado debe brindar seguridad económica para que las familias puedan estar con sus hijos, alimentarlos y entenderlos. Que no haya que perseguir a los chicos para asustar a la población”.

Lejos de poder formular proyectos que ataquen de raíz el problema del sistema de exclusión y marginación de los pibes y pibas -agravado luego del regreso neoliberal- el Estado se escuda en la “opinión pública” para evitar reconocer que el modelo de exclusión y marginación ha fallado sistemáticamente.

Entendiendo que son sujetos de derecho, los organizadores de la concentración por el NO a la baja, dieron un protagonismo sin igual a esos chicos que, mientras cantaban y leían documentos en la radio abierta, sostenían carteles que decían “los adultos le echan la culpa a los chicxs de los delitos que hacen” y daban notas a quien lo solicitara, quizás porque sabían que su futuro estaba decidiéndose a puertas cerradas.

Mientras tanto, los medios hegemónicos nada dijeron de esta movilización, porque pareciera que a los pibes los muestran sólo cuando aparecen como chivos expiatorios del “problema de la inseguridad”, y no cuando estos demuestran lo que son capaces de hacer si se les respetan sus derechos.

notas.org.ar

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