Minería de oro ilegal y cultivos de coca arrasan con ecosistema colombiano

Según los cálculos preliminares de lo que dirá el estudio Simci, el Ministerio de Defensa de Colombia aseguró que, con los cultivos ilegales y la minería de oro, fue arrasada un área equivalente a siete veces la capital antioqueña.

De hecho, las mediciones indican que de los 131 municipios donde hay explotación de oro de aluvión, en al menos 74 también existen cultivos de coca.

El estudio demostró que pese a las alertas, ese fenómeno depredador sigue expandiéndose “en solo tres años, Colombia pasó de tener 78.939 hectáreas de ecosistemas arrasados por la minería de oro ilegal a 83.620 hectáreas afectadas”.

Las cifras fueron publicadas este martes, en el informe, Colombia: explotación de oro de aluvión, el segundo de su tipo que elabora en el país para la Oficina para de Naciones Unidas contra la droga y el delito en conjunto con el Ministerio de Minas.

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El estudio, que se hace con el mismo sistema de monitoreo satelital de los cultivos ilícitos (Simci), señala que “la coincidencia de cultivos de coca con minería ilegal aumentó 4 por ciento entre 2014 y 2016, sobre todo en los municipios de Antioquia y Putumayo, las dos actividades (minería y narcosiembras) emplean a centenares de personas y son a la vez controladas y explotadas por organizaciones criminales”.
El informe revela cómo al menos la mitad de la minería ilegal está en zonas de categoría especial (parques nacionales, resguardos indígenas y consejos comunitarios); de hecho, el 42 por ciento está dentro de consejos comunitarios de afrodescendientes.

El viceministro de Minas, Carlos Andrés Cante, señaló que “el 66 por ciento de las zonas identificadas no cuentan con títulos mineros ni licencias ambientales, y que en otro 20 por ciento pese a que tienen títulos la explotación se hace sin licencias”, asimismo, agregó que “el estudio ha reflejado, efectos negativos en las personas, tales como daños en el sistema nervioso central, daños a las funciones del cerebro, al ADN y los cromosomas, reacciones alérgicas, irritación de la piel, cansancio, dolor de cabeza, efectos negativos en la reproducción y defectos de nacimientos, así como abortos”.

El documento advierte, que lo más peligroso en esta explotación minera a gran escala, es que se registra no sólo el uso de mercurio sino otras sustancias químicas como ácido nítrico, ácido sulfúrico, disolventes, nitrato de amonio, diésel, y explosivos amoniacales como anfo, daemás de combustibles como gasolina y sales de cianuro, que generan otros efectos nocivos para la vida y el ecosistema.