Bogotá, Colombia. El presidente Gustavo Petro firmó este lunes el decreto que convoca oficialmente a una Consulta Popular, una herramienta constitucional que permitirá a la ciudadanía pronunciarse sobre el rumbo económico y social del país. Con este acto, Petro reafirma su apuesta por una democracia participativa, en contraste con el modelo neoliberal que, según el mandatario, ha profundizado la desigualdad y desmantelado derechos sociales.
“Llamamos al pueblo a decidir, porque es el único camino para que las reformas no las destruyan quienes han vivido del privilegio”
declaró el presidente durante la firma del decreto, desde la Casa de Nariño. La consulta, programada para 2026, someterá a votación ciudadana varias preguntas sobre transformaciones en el sistema de salud, la educación pública, el acceso a la tierra, y el modelo pensional.
Petro defendió que la Consulta Popular es una respuesta legítima frente a los bloqueos del Congreso y del poder judicial, sectores que han obstaculizado sus principales reformas desde que asumió el cargo. En su visión, la única manera de que el cambio sea irreversible es a través del respaldo directo del pueblo colombiano.
El decreto, compuesto por seis artículos, detalla los principios democráticos que sustentan la iniciativa, y formaliza el envío de las preguntas a la Corte Constitucional, que deberá avalar su legalidad antes de que se convoque a las urnas. El ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, subrayó que el proceso será “estrictamente institucional y conforme a la ley”.
Mientras tanto, sectores de derecha han reaccionado con desdén, acusando al presidente de “populismo” y “autoritarismo”. Sin embargo, desde las organizaciones sociales, sindicales y campesinas, la consulta ha sido recibida como un acto de empoderamiento popular. “Nos quieren negar el cambio desde el Congreso, pero Petro nos convoca a decidir en las calles y en las urnas. Esa es la verdadera democracia”, expresó Francia Márquez, vicepresidenta del país.
Con esta medida, el gobierno colombiano da un paso más en su proyecto de “cambio real”, desafiando a las élites que han dominado históricamente la vida política y económica del país. La disputa por el futuro de Colombia ya no se juega solo en los salones del poder: ahora se traslada directamente al voto del pueblo.