Milei sintió el remezón: sindicatos desbordan plazas y el Gobierno patea la reforma laboral para febrero

En un revés para el gobierno del "libertario" el Senado postergó hasta el 10 de febrero el debate de la polémica reforma laboral, luego de que miles de trabajadores desbordaran la Plaza de Mayo y la Avenida de Mayo en una movilización convocada por la Confederación General del Trabajo (CGT) en rechazo a la norma y para decir fuerte y claro que el modelo económico de Milei "ya fracasó".

Milei sintió el remezón: sindicatos desbordan plazas y el Gobierno patea la reforma laboral para febrero

Autor: Leonardo Buitrago

El gobierno del presidente de Argentina Javier Milei se vio forzado este jueves a una retirada táctica de alto impacto político. La Cámara de Senadores, ante la imposibilidad de conseguir los votos necesarios y en medio de una contundente manifestación sindical, acordó postergar hasta el 10 de febrero de 2026 el debate de la polémica reforma laboral, uno de los ejes centrales de su agenda de desregulación económica. La medida constituye un freno inesperado a la estrategia de «tratamiento exprés» que el oficialismo había intentado imprimir a sus proyectos emblemáticos durante las sesiones extraordinarias.

El anuncio formal se realizó en el plenario de la Comisión de Trabajo y Presupuesto del Senado, presidida por la senadora oficialista Patricia Bullrich. «Vamos a firmar un dictamen para dejarlo abierto a modificaciones y les proponemos pasar el debate al 10 de febrero», afirmó la legisladora, justificando la prórroga ante «la gran cantidad de observaciones recibidas de diversos sectores».

La fórmula acordada implica que en los próximos días se firmará un dictamen «abierto», que mantendrá el texto vivo para recibir correcciones durante todo enero, en un intento por buscar un acuerdo más amplio antes del debate en el recinto.

Para la oposición, la postergación es una clara señal de debilidad y un error de cálculo del gobierno. «Como vienen haciendo, quisieron hacer un tratamiento exprés de todas las leyes y hoy tuvieron que retroceder porque no tenían el acompañamiento necesario», indicó el senador chubutense de Unión por la Patria, Carlos Linares

En diálogo con la radio La 750, catalogó la maniobra como un patrón recurrente: «Es un gobierno que escucha poco, que no entiende que esto es diálogo, es consenso», planteó.

Sindicatos desbordan plazas contra reforma laboral de Milei

La decisión parlamentaria no puede disociarse del escenario que se vivió en las calles. Horas antes, bajo un sol inclemente que elevó la temperatura a 34 grados, miles de trabajadores desbordaron la Plaza de Mayo y la Avenida de Mayo en una movilización convocada por la Confederación General del Trabajo (CGT). La protesta, que contó con la participación de todo el arco sindical, legisladores opositores y el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, fue la demostración de fuerza del nuevo triunvirato de la central obrera.

Los discursos desde el escenario –erigido de espaldas a la Casa Rosada– fueron una sucesión de advertencias duras y críticas al modelo económico. El secretario general de la CGT, Jorge Sola, definió a la reforma como «un ataque a la libertad que este Gobierno tanto defiende, al único patrimonio que tiene el ser humano, que es el trabajo».

En su intervención, Sola vinculó la iniciativa con proyectos históricos de precarización: «Quieren crear un fondo de despidos laborales para que despedir sea gratis», y advirtió que ese fondo se nutriría de «la plata de los aportes de los jubilados».

También cuestionó una de las palabras eje del discurso libertario: Libertad. Planteó que desde la administración de Milei abusan del término e indicó que “no hay libertad sino no hay justicia social, le pese a quien le pese”.

Ante este abuso, el triunviro planteó la necesidad de reivindicar y reconstruir lo que los libertarios dicen odiar: la justicia social.

“No nos olvidemos que tenemos que construir social y políticamente para enfrentar a este gobierno. Tenemos que sentir, tenemos que escuchar, tenemos que ser humildes. Tenemos que volver a emocionar con la bandera de la justicia social, volvamos a emocionar (…) cada batalla que damos es una conquista, por eso en todo el país tenemos que salir a batallar, porque la justicia social existe y nos hizo mejores”, afirmó en declaraciones recogidas por Página/12.

Además, alertó que el gobierno del denominado «libertario» se propone romper el contrato social porque “ya no les interesa que los trabajadores formen parte del diálogo. Pero no hay libertad si no hay Justicia Social».

Jorge Sola habla junto a los otros triunviros de la CGT, Cristian Jerónimo y Octavio Argüello. (Leandro Teysseire-Pàgina712)

El tono de confrontación fue una constante. Octavio Argüello, otro de los triunviros, lanzó una amenaza directa: «Ojo con lo que hacen, porque el pueblo y la patria se defienden. Si no nos escuchan, vamos a un paro nacional».

“Venimos a decirle rotundamente no a ninguna reforma laboral entreguista, No nos dejemos engañar más”, afirmó, provocando aplausos por parte de la multitud.

Cristian Jerónimo, el tercer integrante del triunvirato de la CGT , cuestionó el núcleo del discurso oficial: «Este proyecto está escrito y redactado maliciosamente a favor de las grandes corporaciones y de las grandes empresas de la Argentina». Y completó: «¿Dónde está la lluvia de dólares que nos prometieron? La gente la está pasando mal, se lo decimos al Presidente. Este modelo económico ya fracasó».

Axel Kicillof, desde el suelo de la plaza, alimentó el rechazo: «Esta reforma laboral no tiene un solo elemento que beneficie a los trabajadores».

Estrategia oficial: intentar rectificar para no fracasar

Frente a esta presión dual –en las calles y en los pasillos del Senado–, el gobierno optó por desactivar la bomba de tiempo legislativa. La derrota parcial sufrida días antes en la Cámara de Diputados durante el debate del Presupuesto 2026, donde aliados clave rechazaron artículos sobre discapacidad y financiamiento universitario, operó como una «dura advertencia» que, según analizan en la oposición, la Rosada «tardó en interpretar».

La postergación de 45 días le otorga al oficialismo un margen para intentar desarticular la resistencia, ajustar el texto técnicamente y buscar los apoyos que hoy le esquivan. El secretario de Trabajo, Julio Cordero, intentó en las últimas horas bajar la tensión al aclarar que los cambios solo regirían para nuevas contrataciones, garantizando los derechos de los trabajadores ya en relación de dependencia. Un argumento que no logró calmar las aguas.

Sin embargo, la oposición alerta sobre una estrategia paralela. Carlos Linares denunció que el Ejecutivo planea votar el Presupuesto 2026 el próximo 26 de diciembre, una maniobra que considera coordinada. Además, advirtió sobre el riesgo de un veto presidencial posterior a la ley de leyes para manejar partidas de manera discrecional. «Ellos se sienten muy cómodos buscando reconducir las partidas, que ya viene con dos años de arrastre», indicó, citado por TeleSUR.

Triunfo sindical y una batalla aplazada

Al caer la tarde del jueves, mientras las columnas sindicales se retiraban al ritmo de la marcha peronista, en el ambiente opositor se respiraba un aire de triunfo momentáneo, sin embargo la tregua es frágil. El proyecto no fue archivado, solo congelado. El gobierno de Milei ganó tiempo para rearmar su estrategia de persuasión y lobby. Los sindicatos, por su parte, consolidaron su unidad y mostraron músculo, dejando sobre la mesa una amenaza concreta: la profundización del plan de lucha y un paro nacional.

La frase final de Jorge Sola en el escenario resuena como el eco de un pulso que está lejos de terminar: «Sigan sin escucharnos y se encontrarán con la profundización de este plan de lucha. Terminaremos con un paro nacional». El 10 de febrero aparece en el horizonte como la próxima fecha de una batalla que, hoy, la presión de las plazas desbordadas logró postponer.


Reels

Ver Más »
Busca en El Ciudadano