Quién es Michel Temer, el presidente interino que sustituye a Dilma Rousseff en la presidencia de Brasil

Cuando el juicio político contra Dilma Rousseff era solo una iniciativa que aún debía ser aprobada por el Congreso de Brasil, el entonces vicepresidente Michel Temer ya ensayaba su primer discurso como presidente interino.

Por Patricio Araya

12/05/2016

Publicado en

Latinoamérica

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160413170400_rousseff_temer_624x351_afp_nocreditCuando el juicio político contra Dilma Rousseff era solo una iniciativa que aún debía ser aprobada por el Congreso de Brasil, el entonces vicepresidente Michel Temer ya ensayaba su primer discurso como presidente interino.

El 12 de abril pasado, casi una semana antes de que la Cámara de Diputados realizara la primera votación para permitir el enjuiciamiento Rousseff, la mandataria denunció la existencia de una grabación en la que Temer daba como un hecho su impeachment.

Para ella, se trataba de una prueba irrefutable de la existencia de una conspiración contra su gobierno y acusó a su vicepresidente de ser el «jefe de los conspiradores».

Temer negó los señalamientos, mientras sus partidarios le defendieron con el argumento de que el político de 75 años sólo se preparaba, responsablemente, para una eventualidad que podría catapultarlo a la presidencia.

Esa posibilidad ya es un hecho y Temer, quien hasta ahora era una figura con poco peso real en el gobierno, se ha convertido de forma temporal en el mandatario de todos los brasileños.

«Un vice decorativo»

Descrito públicamente como «superencantador» pero también como «un mayordomo de película de terror», Temer era la principal ficha del centrista Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) en la coalición que llevó a Rousseff a la presidencia en 2010 y 2014.

El PMDB es, por número de diputados y senadores, el partido más grande de Brasil.

Pese a ello, no ha tenido candidato propio a la presidencia desde 1994, lo que no ha evitado que sea el partido que más presencia ha tenido en el gobierno federal desde el regreso de la democracia a Brasil hace 30 años.

Y, fiel a su estilo, solamente se retiró de la coalición del gobierno liderado por el izquierdista Partido de los Trabajadores el pasado 29 de marzo, sin que por ello Temer se sintiera obligado a renunciar al cargo de vicepresidente.

En una carta enviada a Rousseff seis días después de la apertura del proceso de juicio político, sin embargo, Temer se quejó de no haber sido más que un «vice decorativo» y una víctima de la «desconfianza» y «menosprecio» del gobierno.

Y el tono sentimental de la misiva, que lo colocó en abierto curso de colisión con la presidenta, también terminó obligando a una revaloración de la reputación de político «ponderado», «conciliador», «cerebral» y «tranquilo» cosechada por Temer.

«Si bien en la historia moderna brasileña hubo otros roces y tensiones entre presidentes y vicepresidentes, muchos aquí coinciden en que el nivel de hostilidad que alcanzaron Rousseff y Temer es totalmente inusual«, hizo notar el corresponsal de BBC Mundo en Brasil, Gerardo Lissardy.

Poco popular

Lissardy destaca el bajo nivel de apoyo popular con el que cuenta el nuevo presidente interino de los brasileños.

Efectivamente, según estudios de la encuestadora Datafolha previos a la suspensión de Rousseff, solamente el 2% de la población votaría por Temer en una elección presidencial, mientras que el 60% pide su renuncia.

Y un 58% opina que el vicepresidente también debería ser sometido a un juicio político.

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