Tragedia en el río Bravo: Buscaban una mejor vida y consiguieron la muerte

Donald Trump se lavó las manos con su política antimigratoria

Por El Ciudadano

09/07/2019

Publicado en

Latinoamérica

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La pobreza fue el motor que hizo que dos jóvenes decidieran emprender un viaje al tan publicitado «Sueño Americano», sin embargo, en su lugar consiguieron la muerte de Óscar y Valeria


¿Qué harías si te encuentras en un país en el que el desempleo es una realidad que permanece en el tiempo y sientes que pese a los esfuerzos y el trabajo, la calidad de vida disminuye con el tiempo? Pues, Óscar Alberto Martínez Ramírez, de 25 años, quien murió el 23 de junio ahogado en el río Bravo junto a su hija Angie Valeria, de tan solo 23 meses, intentando cruzar la frontera de México y Estados Unidos, se encontraba en una situación similar, cuenta la madre de Martínez a The New York Times.

El joven Óscar Alberto es oriundo de San Martín, un municipio del Departamento de San Salvador, capital de El Salvador, una localidad con muy poca fuente de empleo, así lo señaló el alcalde Víctor Manuel Rivera al medio estadounidense. “No hay oportunidad, no hay trabajo (…) Todos los días lo oigo: Me voy a Estados Unidos”, dijo.

En el reportaje se destaca que el alcalde informó que alrededor del 50 % de los residentes de la municipalidad, con título de secundaria, están desempleados. Es por ellos que muchos optan por buscar el llamado «Sueño Americano».

Ese sueño, para la mamá de Martínez, era muy peligroso, y por miedo le suplicó a su hijo que no se fuera a la nación norteamericana junto a su esposa y su hija. Sin embargo, la decisión estaba tomada y luego de una cena dominical en la que Rosa Ramírez, madre de Oscar, le preparó estofado de carne, su comida favorita, se despidieron.

Martínez trabajaba en San Martín en una pizzería y, su esposa en un restaurante de comida china en un centro comercial. El salario familiar llegaba a unos 600 dólares mensuales y, aunque ella también aportaba al hogar, el presupuesto no cubría las necesidades de la familia.

Rosa Ramírez, la madre de la víctima. Foto: The New York Times

Durante el trayecto, Oscar se comunicó con su madre. “Le preguntaba y me decía: ‘Estamos bien, estamos bien’”, recordó la progenitora.

Según lo publicado por el The New York Times, Ramírez recordó a su hijo como un padre leal y cariñoso y “un hijo responsable, amable y respetuoso”. Su nieta, Angie Valeria, era “feliz, inteligente”.

La desgarradora imagen del hombre boca abajo junto a su pequeña hija dentro de su sudadera ahogados en el río Bravo estremeció al mundo e inició nuevamente el debate en torno a los migrantes.

En el caso de Estados Unidos, el presidente Donald Trump se lavo las manos al decir que la responsabilidad recaía en los demócratas y no en él, ya que, a su juicio, ellos han empeorado la situación con su inacción en la frontera.

Siendo su administración la que ha criminalizado a los migrantes, expertos afirman que si imprimen el mismo esfuerzo que ponen en evitar que lleguen, en proyectos de cooperación, situaciones lamentables como las de Valeria y Oscar no ocurrirían.

Por su parte, los críticos del mandatario, entre ellos el senador Chuck Schumer, de Nueva York, calificó las políticas gubernamentales como “un torbellino de incompetencia que termina produciendo imágenes como ésta”, difundió el medio.

En este sentido, el senador Mitch McConnell, de Kentucky, ha calificado la actitud de los líderes demócratas como “poco cooperativa y sin interés en nada, excepto en las poses políticas“.

La muerte de Martínez y su hija trae a la palestra nuevamente los factores que hacen que una familia salga de su país y arriesgue no solo su vida, sino también la de sus hijos. El mayor impulso, según los funcionarios y residentes de San Martín, ha sido la economía, especialmente la pobreza y la falta de buenos empleos.

La familia Martínez llegó hasta la ciudad fronteriza de Matamoros, al norte de México, un fin de semana y encontraron el puente cerrado, por lo que decidieron cruzar por el río Bravo.

El medio explicó que Martínez entró primero, cargando a su hija sobre la espalda y metida debajo de su camiseta. Su esposa, Tania Vanessa Ávalos, lo siguió, montada en la espalda de un amigo de la familia, según le dijo a los oficiales mexicanos.

Sin embargo, la corriente acabó con la fuerza de Oscar, quien se notaba cansado tras cada brazada. Todo ocurrió a la mirada de su esposa y el amigo, quienes retrocedieron al ver la dificultad de Martínez por llegar a la otra orilla. Ávalos desde el lado opuesto pudo ver cuando su esposo e hija, ya cerca de la orilla estadounidense, se hundieron y fueron arrastrados por el agua.

“No arriesgue la vida de sus hijos, (…) los que están pensando en esto, no lo hagan”, advirtió Ramírez. “Yo no quería que se fueran, pero no siguieron mi consejo”, dijo Ramírez en la entrevista, desde una pequeña casa de dos habitaciones que compartía con su hijo y su familia.

Se conoció que la esposa de Martínez, Tania Ávalos, no respondió a las solicitudes de entrevista para el asilo.

Rosa Ramírez dijo en varias oportunidades que su hijo y su familia no estaban huyendo de persecuciones o amenazas, una de las condiciones básicas para obtener asilo en Estados Unidos, resalta el The New York Times.

La pobreza fue el motor que hizo que los dos jóvenes decidieran emprender un viaje al tan publicitado «Sueño Americano». Sin embargo, en su lugar consiguieron la muerte de Oscar y Valeria; y, por otro lado, demostrar una vez más la insensibilidad de los políticos que utilizan una tragedia para desprestigiar a un sector político.

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