Fundación Yendegaia firmó contrato que licita la caza de caballos salvajes en Cordillera Darwin

Ayer El Ciudadano publicó una carta donde  eran denunciados los lamentables hechos que están teniendo lugar en la Cordillera de Darwin con respecto a la caza de caballos salvajes, información que ayer ChileVisión amplió en su reportaje

Por CVN

04/07/2014

Publicado en

Animales / Chile / Medio Ambiente / Portada

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Ayer El Ciudadano publicó una carta donde  eran denunciados los lamentables hechos que están teniendo lugar en la Cordillera de Darwin con respecto a la caza de caballos salvajes, información que ayer ChileVisión amplió en su reportaje.

En la Cordillera de Darwin, la Tierra del Fuego, se encuentra la Hacienda de Yendegaia, que consta de más de 38 mil hectáreas que pertenecían al conservacionista Douglas Tompkins, quien las donó al Gobierno de Piñera a cambio de un predio en el Parque Nacional D’Agostino.

Entre los papeles que licitaban la donación de tierras, en Julio de 2013, se encontraba un contrato entre la Fundación Yendegaia y el cazador Miguel Luis Serka Romero, que autorizaba a este último a cazar los caballos salvajes de la zona durante los próximos 4 años.

Las razones argumentadas para su caza son su estado de abandono, el deterioro del ecosistema y la transmisión de enfermedades a otras especies de la zona.

Sin embargo, estas razones no pueden sostener de modo alguno las atrocidades que se están cometiendo con los animales, que están siendo cazados con redes de pesca, lo que ha dejado a muchos de ellos con heridas en las patas e incapacitados para correr, atacados por perros y disparados con ballestas.

José Alvarado Machuca, cuidador de los caballos de la zona hasta la entrada en vigor del contrato, asegura que los dardos disparados los traspasan de un costado a otro, causándoles la muerte. También señala que es espacio disponible es lo suficientemente grande como para que estos causen daño alguno al ecosistema y que sin duda «el hombre hace más daño que el caballo».

Andrés Cox, criador de caballos asegura que la Hacienda Yendegaia «es la estancia más antigua y la última del mundo austral con pasturas para poder mantener a estos caballos de forma sustentable». Sin embargo, «ni los dueños anteriores ni la fundación de Tompkins han invertido en hacer este manejo sustentable».

Como aún no ha concluido el proceso de recepción de tierras, existe una confusión respecto de las responsabilidades en uno de los pocos lugares en el mundo donde habitan manadas de caballos salvajes hace más de 60 años.

Las autoridades implicadas en el caso dicen no tener conocimiento al respecto.Victor Osorio, ministro de Bienes Nacionales, dijo que no sabían nada del tema, y que este hecho ha provocado «la interrupción de los actos administrativos para consumar la firma de la donación hasta que no reciban una respuesta de la Fundación».

La Fundación Yendegaia, por su parte, ha declinado toda respuesta sobre el tema asegurando que deber responder Conaf.

Por tanto, lo único que a ciencia cierta se sabe en estos momentos es que cientos de caballos salvajes están siendo cazados con prácticas salvajes, amparados por una institución supuestamente conservacionista.

Mientras la Fundación calla, la mujer de Tompkins, Kris, dio ayer una breve conferencia en la tienda Patagonia, en el barrio El Golf, para contar la labor conservacionista que están llevando a cabo en la Patagonia.

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Labor que ahora está en tela de juicio a la vista de la labor acordada entre la Fundación Yendegaia y el cazador Serka para eliminar a los caballos salvajes de la zona.

 

El Ciudadano

 

 

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