Reportaje

Jorge Godoy: “Las soluciones de ingeniería nos interesan para aprovechar el agua pero ahora hay que priorizar el despeje del cauce natural de la cuenca del Copiapó”

El activista medioambiental Jorge Godoy critica la descoordinación entre los diferentes agentes de la autoridad que gestionaron la emergencia por los aluviones de la región de Atacama y denuncia el uso que se está haciendo del agua de la cuenca del río Copiapó.

 

Jorge Godoy, vocero de la Coordinadora Regional por la Defensa del Agua y el Medioambiente de Copiapó

Jorge Godoy, vocero de la Coordinadora Regional por la Defensa del Agua y el Medioambiente de Copiapó

Jorge Godoy es copiapino y vocero de la Coordinadora Regional por la Defensa del Agua y el Medioambiente en Copiapó, la principal articulación ciudadana que da seguimiento y vigilancia a las políticas gubernamentales para la crisis de los recursos en la ciudad, en especial el agua. Durante los días posteriores a la emergencia, Godoy ha permanecido atento a la gestión y consecuencias que ésta puede conllevar para los escasos recursos hídricos de la región. Ha colaborado, junto con los vecinos y vecinas, en las tareas de emergencia desde el pasado 25 de marzo: “Nos tocó a quienes participamos de los distintos movimientos sociales ayudar dentro de lo posible. Se estuvo trabajando con gente de la Federación de Estudiantes, redes ambientales, la Coordinadora del Agua, colectivos políticos como Bloque Popular, etc. en acarrear agua, víveres, colchones, de todo”, explica.

Fue precisamente la colaboración en las primeras ayudas al desastre lo que le “permitió ver la descoordinación que había dentro de las autoridades que gestionaron la emergencia en un primer momento”, comenta Godoy. “Hubo un rato en que había cuatro cabezas tratando de distribuir recursos y ordenar el mapa de acción: por un lado la ONEMI; en segundo lugar, habiéndose declarado zona de emergencia, estaba también la parte militar; había, además, el comité de emergencia que se creó con los Seremi y la gobernación, y en un rato llegó también la avanzada presidencial”, comenta. Unas autoridades que se empeñaron en dar instrucciones, cada una por su cuenta, sin acordar consignas, consejos y recomendaciones de actuación para la situación de crisis. “Las autoridades se demoraron una semana más o menos en empezar a liderar el tema y eso se notó en la llegada de ayuda, el despeje de calles y el levantamiento de catastros”, asegura Godoy, quién añade que ésta “es una expresión de la crisis política de la ciudad, dónde hay dos bloques en pugna [PS y PC junto con algunos otros sectores] dentro de la misma coalición.

Las consecuencias de los aluviones se suman a las extremas dificultades a las que la región ya se enfrentaba para disponer de agua potable. El río baja seco no sólo porque casi no llueve en Atacama, sino también porque el cauce del río se ha sobreexplotado: “Acá hay una sobreotorgación de derechos de agua. Según el último informe, del año pasado, la cuenca ingresa alrededor de 3800 litros por segundo y hay derechos de agua otorgados por 22000 litros por segundo”, afirma el vocero. Eso significa que si todos aquellos que poseen derechos intentaran ocupar el agua, el desabastecimiento sería total. “Los números no cuadran en lo más mínimo”, añade.

Aunque se pueda pensar que las precipitaciones que cayeron podrían tener algún efecto positivo para aliviar los efectos de la sequía, “esta lluvia no soluciona la crisis hídrica del río Copiapó”, sentencia el experto. Son millones de litros de agua que cayeron pero “van a dar al mar”. Los municipios de la cuenca del río sobreviven con el agua de las napas subterráneas que “han ido bajando su nivel, en algunos sectores más de un metro al mes”, afirma.

El subsecretario de Obras Públicas, Sergio Galilea, confirmó en una entrevista al diario La Tercera que el Gobierno destinará recursos para “la construcción de piscinas aluvionales y defensas fluviales en los ríos para contener las crecidas de los cauces”. Esta medida podría ser, para Godoy, “una inversión” para la región ya que “permitiría retener el agua de la lluvia e inyectarla a las napas subterráneas para salvaguardar su utilidad”. Pero, por ahora, las prioridades son otras para el activista: “Estas soluciones de ingeniería nos interesan para poder aprovechar el agua, pero ahora son secundarias y hay que priorizar el despeje del cauce natural de la cuenca, en sectores como Paipote, Santa Gemita y en Tierra Amarilla ”.

Sea como sea, los pozos que abastecen de agua potable la Tercera Región se están secando. El Gobierno estima que 2017 es la fecha límite para obtener agua potable de la cuenca del río. Para aquel entonces, se espera que empiece a funcionar la planta desalinizadora, una propuesta para solucionar la crisis del agua que permitiría extraer agua y procesarla para que sea apta para el consumo humano. “Nosotros decimos que la planta desalinizadora no es una solución real para la gente”, reclama Godoy. “Primero, por un tema de costo. Ya pagamos una de las aguas más caras de Chile y traer el agua desde la costa hasta la ciudad supone, a lo menos, duplicar o triplicar el precio del agua”, precisa. “La solución para las autoridades es el subsidio. La subsidiariedad del estado, que está dentro de la matriz ideológica del neoliberalismo. Pero nosotros sabemos que los subsidios no llegan a todos y normalmente se reparten como prevendas políticas para obtención de voto”, contrapone. “No nos sirve y además no alcanza porque no hay los recursos suficientes para distribuirlos a toda la población afectada”, reitera.

El río Copiapó quedó de nuevo seco tras los aluviones de hace un mes.

El río Copiapó quedó de nuevo seco tras los aluviones de hace un mes.

Para el activista medioambiental, la solución definitiva pasa por “recuperar la cuenca del río Copiapó con agua dulce porque la necesitamos no sólo para el consumo humano sino también para recuperar la biodiversidad animal y vegetal que dependía de esa agua”, asegura. “Sabemos que no lo vamos a resolver en cinco años. Son políticas que el Estado de Chile tiene que aplicar de aquí  a mediano y largo plazo, pero queremos recuperar la cuenca y creemos que es factible”, añade.

Otro hecho que preocupa –y mucho– a los nortinos es la contaminación del aire y el agua por los relaves que los aluviones arrastraron a su paso. “Recién se publicó un estudio de la autoridad sanitaria que dice que hay presencia de plomo y de arsénico pero que están bajo la norma de lo permitido en Chile”, explica Godoy. Y añade: “Pero en ese informe no vienen aspectos que a nosotros nos interesaban. Por ejemplo qué pasa con el mercurio, los sulfatos o el cianuro, que es muy peligroso, muy contaminante e incluso en bajas dosis puede provocar la muerte en animales y seres humanos. Tenemos una información pero no sabemos si está toda en realidad”, lamenta.

Lo que sí es una evidencia es que Copiapó está staurada de polvo en suspensión: “Ahora mismo en la ciudad están en riesgo los bebés y los niños, los adultos mayores, las personas alérgicas y las asmáticas porque se espera un crecimiento exponencial de las infecciones respiratorias agudas, producto de el polvo contaminado en el aire”, asegura el experto.

Entre los sectores que más han sufrido las consecuencias de la catástrofe, Godoy destaca la agricultura: “Llegó tanto lodo que ahogó las plantas y hortalizas de la cuenca y también los parrales de los sectores bajos porque el lodo ha producido un ahogo, un aprieto de la raíz que hace que esas plantas no puedan subsistir. Además para reciclar esa tierra y transformarla en cultivable va a pasar por lo menos un año. Los más afectados en ese sentido son los pequeños y medianos agricultores, que son los que pidieron los préstamos al Instituto de Desarrollo Agropecuario (INDAP) para poder hacer su siembra. Ahora no van a tener cómo recuperar ese dinero para devolverlo, por lo menos de aquí hasta fin de año”, señala.

También los pescadores han quedado gravemente perjudicados: “No pueden trabajar  porque los metales pesados que llegaron al mar, a la bahía de Chañaral, por ejemplo, tienen la característica que son bioacumulativos que significa que no se eliminan del cuerpo, sino que se acumulan. Por eso los pescados y mariscos pueden llegar a concentrar altas dosis que podrían afectar a la especie humana”, dice.

Para Jorge Godoy, los pequeños negocios del centro de Copiapó son el otro sector damnificado: “Muchos llevan tres semanas sin abrir y, en realidad, hasta el momento no se ha visto un impulso de ayuda efectiva a estos sectores”. Aunque el gobierno de Bachelet ha aprobado, entre otras medidas, una prórroga del pago del IVA desde abril a septiembre a partir enero de 2016, según el vocero, la medida “sólo posterga el problema y no es la solución porque si ya te cuesta pagar 100, en enero, vas a tener que pagar 200”.

Quedan atrás los días de más impacto del desastre, pero la situación en la Tercera Región no está normalizada. El trabajo para los vecinos y los movimientos sociales y ciudadanos recién empieza. Los nortinos están ávidos de información, datos e informes que aclaren qué efectos, a medio y largo plazo, pueden sufrir como consecuencia de todo lo que arrastraron los aluviones. El agua será, de seguro, uno de los aspectos más controvertidos.

De momento, para Godoy, la lección que ya ha calado en los copiapinos y copiapinas, es “la evidencia que el agua busca su cauce natural, lo recupera y no hay quien la pare. Y es entorno a eso que hay que diseñar la planificación humana”.

La contaminación por los relaves es una de los aspectos que más preocupan a los vecinos y vecinas del norte

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