El 26 de abril de 1986, la planta de energía nuclear de Chernóbil en Ucrania sufrió un catastrófico colapso del reactor

La larga sombra de Chernóbil

El fotógrafo Gerd Ludwig ha viajado nueve veces a la ciudad ucraniana para documentar la tragedia nuclear ocurrida en 1986. Con sus imágenes quiere alertar sobre los peligros de este tipo de desastres.

Por Lucio V. Pinedo

27/04/2016

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En las últimas dos décadas, el fotógrafo Gerd Ludwig ha viajado en nueve ocasiones a Chernóbil para documentar la tragedia nuclear ocurrida en abril de 1986, en una central de la localidad ucraniana. Ludwig llevó a cabo una campaña en la página Kickstarter para recaudar fondos que le permitieran realizar una serie de acciones para crear conciencia sobre los peligros de los desastres nucleares. Publicó sus imágenes en un libro titulado The Long Shadow of Chernobyl (La larga sombra de Chernóbil).

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El 26 de abril de 1986, los operadores en esta sala de control del reactor No. 4 de la central nuclear de Chernóbil cometieron una serie de errores fatales durante una prueba de seguridad. Eso fue lo que provocó la fusión que resultó en el accidente nuclear más grave de la historia. Gerd Ludwig quiere utilizar las redes sociales para crear conciencia sobre lo ocurrido en Ucrania.

 

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Este es Victor Gaydak, de 70 años, viendo las noticias sobre el desastre nuclear en Fukushima, Japón. Cuando ocurrió la explosión nuclear de Chernóbil era miembro del ejército y se vio expuesto a la radiación. Tras el desastre sufrió dos ataques al corazón y desarrolló cáncer de estómago. Ahora vive en un suburbio de Kiev.

 

 

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Gerd LudwigGerd Ludwig Igor, de cinco años, resultó severamente afectado física y mentalmente por la radiación. Sus padres lo dieron en adopción y vive en un orfanato. La institución en la que está internado recibe ayuda de la organización Chernobyl Children International, establecida en 1991.

 

 

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Una señal alerta del peligro de la radiación en una carretera cerca de Pripyat. Todo un contraste con la tranquilidad de este paisaje invernal. (Cerca de Pripyat, Ucrania, 2011).

 

 

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Kharytina Desha, de 92 años, es una de las pocas personas ancianas que ha regresado a su antigua localidad dentro de la zona de exclusión. Pese a la devastación, prefiere morir en su tierra.

 

 

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Desde los tejados de la ciudad de Pripyat, se puede ver la primera sección de la nueva bóveda que se está construyendo sobre el reactor accidentado, que cuenta con un arco de metal de 29.000 toneladas de peso, 105 metros de alto y 257 metros de ancho. (Planta nuclear de Chernóbil, Ucrania, 2013).

 

 

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Gerd LudwigGerd Ludwig Las escuelas y los jardines de infancia vacíos en Pripyat (la ciudad más grande de toda la zona de exclusión, con 50.000 habitantes) siguen siendo un testimonio mudo de esa partida repentina y trágica que se produjo tras el accidente.

 

 

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La evacuación de la ciudad de Pripyat, alguna vez llena de vida, la convirtió en un pueblo fantasma escalofriante. Para un residente en el exilio, la quietud del bulevar de la ciudad le despierta los recuerdos de su vida anterior. En la mano sostiene una vieja foto de la misma calle hace ya muchos años.

 

 

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Oleg Shapiro, de 54 años, y Dima Bogdanovich, de 13, padecen cáncer de tiroides. Reciben atención en un hospital en Minsk, Bielorrusia. Como parte de quienes ayudaron a limpiar el accidente, Oleg estuvo expuesto a niveles extremos de radiación. Esta es su tercera operación de tiroides. La madre de Dima afirma que la lluvia radioactiva de Chernóbil es la responsable del cáncer de su hijo, pero las autoridades bielorrusas a menudo le restan importancia a la gravedad de la radiación, según explica.

 

 

 

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