Perros de la pradera ayudan a mantener el ecosistema en México

Los llamados "perritos de la pradera" son considerados ingenieros y especie clave de los pastizales y la diversidad

La ingeniería de los ecosistemas modifica el hábitat de organismos directa o indirectamente, controlando la disponibilidad de recursos de especies a través de cambios físicos, químicos o estructurales, para mantener un alto nivel del hábitat mediante el aumento de su diversidad.

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Las especies que ayudan a regular su hábitat son conocidos como los ingenieros de ecosistemas y los efectos de las alteraciones que realizan son puntos claves para otras especies, pues son importantes para la conservación, el estudio de la dinámica de las comunidades y las cadenas tróficas.

Los perritos de la pradera son considerados ingenieros y especie clave de los pastizales, ya que ayudan a mantener la biodiversidad de especies regionales y locales.

El cynomys ludovicianus o mejor conocido como perrito de la pradera de cola negra, es una especie que anteriormente se encontraba desde el sur de Canadá hasta el norte de México, actualmente habita únicamente en los estados de Chihuahua y Sonora.

Por su lado, el perrito llanero mexicano (C. mexicanus), es una especie endémica que tiene presencia en los estados de Coahuila, Nuevo León, San Luis Potosí y Zacatecas.

Las zonas habitadas por colonias de estas especies se encuentran en pastizales abiertos moderados y matorrales con suelos de tipo arcillosos, arcillo-limosos, franco-arcillo limosos y ocasionalmente en suelos compuestos de yeso, en donde las condiciones climáticas van de templadas, secas y con lluvias en verano.

Especialistas describen que la mayoría de la composición vegetal de las colonias de los perritos de la pradera se encuentran con abundantes pastos, asociados con plántulas de margaritas silvestres, en algunas áreas presentan una alta concentración de abeto de hoja larga, cactus choya, acacia blanca, mezquite y uña de gato.

Han recibido esta denominación, ya que sin ellos parte de los llanos donde habitan serían páramos secos.

Ayudando a otras especies

Durante la construcción de sus madrigueras, incrementan la porosidad del suelo, modificando la composición química como resultado de una mayor aportación de oxígeno, aumentando los niveles de nitrógeno, y facilitando la incorporación de materia orgánica, favoreciendo la inserción de humedad en capas subterráneas, lo que brinda a las plantas un mayor contenido de nutrientes.

Al alimentarse de las raíces de los arbustos, logran que estos no crezcan de forma descontrolada, lo que permite que otras plantas puedan crecer y gracias a esto muchos animales herbívoros son atraídos a los abundantes pastizales.

Muchas especies, incluyendo tejones (Taxidea taxus), coyotes (Canis latrans), zorros veloces (Vulpes velox), serpientes de cascabel de las praderas (Crotalus viridis), halcones ferruginosos (Buteo regalis), águilas reales (Aquila chrysaetos) y hurones de patas negras (Mustela nigripes), se alimentan de los perritos de la pradera lo cual los convierte en parte fundamental de la cadena alimenticia de la zona.

Sus madrigueras abandonadas dan protección a muchos vertebrados e invertebrados como lechuzas, búhos, pequeños mamíferos y aves.

La mayoría de los estudios señalan que se puede encontrar una mayor diversidad de reptiles y anfibios en las zonas de pastizales con cynomys ludovicianus. Por lo tanto, se cree que pueden influir en otras especies, incluyen la alteración de:

  • La estructura de la vegetación (mediante el recorte de la vegetación alrededor de las madrigueras
  • La biomasa y la calidad de la vegetación
  • la composición de las especies vegetales
  • Los recursos alimentarios para los depredadores
  • El tamaño de las manchas de vegetación
  • La información social (por ejemplo, vocalización de sonidos cuando un depredador está cerca alertando a la colonia y animales alrededor)

Su papel en la ecología

El papel ecológico que esta especie desempeña es fundamental en las llanuras. Sin embargo, el avance del ganado y las actividades agrícolas han provocado intentos de exterminio y la extinción local de algunas poblaciones de estos animales, dado que se le considera un peligro para la agricultura.

Debido a ello, su hábitat se encuentra fragmentada y su distribución geográfica ha disminuido drásticamente (en la región ocupada en Coahuila, su hábitat se ha reducido entre un 60-70 %), de tal forma que la diversidad de las praderas se ha degradado.

De esta manera, varias especies que dependen de ellos han alcanzado niveles críticos en sus poblaciones, hasta ser incluidas en la lista de peligro de extinción (como los hurones de patas negras, los chorlitos de montaña (charadrius montanus) y los halcones ferruginosos).

Actualmente, hay diversos programas que promueven la conservación del hábitat del C. mexicanus como el Programa de Protección Forestal y ProÁrbol, la Comisión Nacional Forestal (Conafor) y el Programa de Recuperación y Repoblación de Especies en Riesgo (Procer) a través de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp).

El estado crítico actual de «los perritos» proporciona una valiosa oportunidad para conservar la fauna y vegetación nativa, además de promover la restauración de su hábitat e incrementar los parches de vegetación remanente. No protegerlos llevaría a un mayor declive no solo de sus colonias sino de las numerosas formas de vida asociadas a ellos.

Foto: Internet

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