Poder y ética en la Cuarta Transformación

Las diferencias internas en Morena no se deben a las diferentes adscripciones ideológicas tradicionales en la izquierda, sino a divergencias sobre cómo conducir al partido

Por Carlos Figueroa

03/08/2023

Publicado en

Columnas / México / Puebla

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Todos y todas quienes nos vimos involucrados en la lucha por la Cuarta Transformación desde sus inicios y luego nos convertimos en fundadores de Morena, sabemos que fue la ética y una moral cotidiana la que constituye un sustancial eje articulador de dicho partido. Fue Andrés Manuel López Obrador el principal divulgador de estos principios éticos que han unido a personas de las más diversas procedencias políticas, ideológicas, religiosas y sociales. También ha sido Andrés Manuel el principal afianzador de dichos principios en los millones de militantes, adherentes y simpatizantes de Morena por la sencilla razón de su enorme liderazgo que está sustentado precisamente en una autoridad moral.

Morena no ha sido un partido articulado por la ideología y eso ha sido bueno porque hemos coexistido dentro del mismo militantes y afiliados que tenemos diferentes concepciones del mundo, pero que tenemos voluntad de coincidir en torno a un programa político de carácter posneoliberal. No ha sido la ideología el elemento unificador de Morena, sino la política. Un síntoma de esto es que, a diferencia de otros partidos en el pasado, las diferencias internas que han existido en Morena no se deben a las diferentes adscripciones ideológicas tradicionales en la izquierda, sino a divergencias sobre cómo conducir al partido, cuál es la relación que el mismo debe tener con el Estado, cómo éste debe relacionarse con los movimientos sociales, cómo debe pensarse la formación política, cómo debe concebirse al poder político etc., 

Justo es agregar que además de la política ha sido también una ética compartida la que constituye el común denominador de este partido, que es plurideológico, pluriidentitario y pluriclasista. Esta ética compartida se resume en tres principios básicos: no robo, no miento, no traiciono. También se expresa en el principio de que no hay mayor felicidad que la que proporciona la empatía solidaria con el prójimo.

Los principios éticos de Morena también se relacionan de manera muy fuerte con la manera en que se concibe al poder político. Advertimos en Morena una ética que asocia profundamente a la política con la moral, lo que lo diferenciaría de una tradición política sustentada teóricamente en el Maquiavelo de El Príncipe que estableció una disociación entre ambas esferas. Poder, política, ética y moral se entrelazan íntimamente en la manera en que se concibe al poder. Andrés Manuel postuló un principio básico en esa materia: poder y política solamente sirven si se ponen al servicio de los demás. Derivados de ese principio está el postular que el poder es un medio y no un fin en sí mismo para rematar con el planteamiento más concreto de que en Morena se lucha por fines colectivos y no por puestos o candidaturas.

Principios loables que se traducen en la práctica de manera incoherente, parcial y contradictoria. Por ello, a lo largo de todos estos años he conocido en Morena a militantes cuya generosidad no tiene límites. Cuyo desinterés en su práctica política es ejemplar. También he conocido a personajes que son todo lo contrario, que pregonan su adhesión a los principios de Morena referidos al poder, pero cuya moral cotidiana está regida por la ambición personal, la inescrupulosidad y el cambio de conducta una vez que consiguen una cuota pequeña, grande o mediana de poder. Esto incluye no solamente a los personajes que han llegado a Morena en los últimos tiempos brincando de otros partidos, sino incluso a militantes que son reconocidos como fundadores del partido.

El que Morena haya obtenido en un lapso vertiginosamente rápido dinero y poder, el que la necesaria política de alianzas haya traído al partido a políticos y políticas profesionales cuya meta principal es el ascenso en posiciones de poder, ha creado una brecha cada vez más grande entre los principios éticos postulados y la realidad práctica del partido. Son cada vez más comunes la presencia de personalidades representativas de la abyección neoliberal que ahora aparecen apoyando a candidaturas lanzadas en nombre de la Cuarta Transformación. Ejemplos a nivel nacional y en nuestra propia entidad sobran. Las grandes preguntas son ¿seguirán estos personajes declarando su lealtad a la 4T una vez que Andrés Manuel se haya ido para siempre? ¿Sobrevivirá la esencia de Morena cuando su militancia más convencida cada vez está más aplastada por oportunistas y neoliberales?

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