¿Qué son las masculinidades alternativas y cómo contribuyen a prevenir la violencia?

Frases como “los niños no lloran” o las críticas hacia hombres que expresan su sensibilidad han forjado en los varones el concepto de una masculinidad machista, que representa el riesgo de adoptar conductas de violencia y perjudiciales.

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Así lo advierte Ricardo Ayllón González, coordinador de Metodología en la asociación civil Género y Desarrollo (Gendes), encargada de impartir talleres para que los hombres puedan “desaprender” estas ideas tradicionales, las cuales, explica, están arraigadas desde la infancia y son mayormente perpetuadas por grupos de varones.

“A lo largo de muchos años, esas ideas tienen graves consecuencias, porque son mandatos muy tradicionales nos van a colocar en un papel en las relaciones por encima de las mujeres, dominar, competir y controlar, esto a través de la violencia”

Ricardo Ayllón González
Coordinador de Metodología en la asociación civil Gendes

En entrevista con El Ciudadano México, el licenciado en Psicología por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) explicó que las masculinidades alternativas o igualitarias son la manera en la que el varón comprende las actitudes que se le han inculcado y logra identificar si son violentas.

Aclaró que el machismo puede derivar en distintas agresiones, no sólo la física, pues en dicha visión tradicional los varones se colocan en relación de dominación, competencia y control, que pueden derivar en violencias psicológicas, económicas y patrimoniales.

Dentro de la diversidad de ser hombre, el académico discrepo sobre llamar la deconstrucción de los varones como una “nueva masculinidad”, pues indicó que desde hace más de 13 años se promueve el reaprendizaje para la no violencia e igualdad de género.

“Los hombres deben revisar sus propios mandatos de ser hombres, desde pequeños tenemos mensajes que nos dicen como ser hombre, desde el clásico que los hombres no lloran. Si te pones a revisar estos mensajes te das cuenta como te construyes y los impactos a tu vida y las personas que te rodean”

El psicólogo señaló que no expresar emociones puede generar un impacto a la salud, pues es una emoción humana que es reprimida, simplemente por concepciones sociales.

Violencia, el yerro del machismo

Ayllón González reiteró que una de las principales prioridades para atender las masculinidades tradicionales es “desactivar” la violencia, pues advirtió que este es uno de los riesgos del machismo.

Es a través de las agresiones, de distintos tipos, que los hombres pretenden mantener su posición contra las mujeres e incluso otros hombres y sectores vulnerables.

“La violencia es, dentro de esta mirada tradicional machista, es una parte fundamenta, por qué es el mecanismo por el cual vamos como hombres a mantener esa posición sobre las mujeres y otros hombres que considere menos, infancias, de la diversidad, adultos mayores de las comunidades originarias”

Ricardo Ayllón González
Coordinador de Metodología en la asociación civil Gendes

Desaprender es un proceso confrontativo

El colaborador de Gendes reconoció que este proceso puede ser confrontativo, sin embargo, consideró que identificar el machismo puede ser “un antes y un después en la vida”.

Relató que los varones que acuden a los talleres de reeducación deben tener compromiso y estar dispuestos a emprender un trabajo propio y con la colectividad, pues sostuvo que este es un proceso continúo que no se logra “de un día para otro”.

“Es un proceso que te lleva a un compromiso personal y a una convicción de estar bien contigo y con la gente que te rodea, entonces no es algo sencillo, no es como ir a tomar una plática y ya, al menos en gendes dura seis meses, revisar situaciones de violencia”

Ricardo Ayllón González
Coordinador de Metodología en la asociación civil Gendes

¿Quiénes toman estos talleres?

La asociación civil ha recibido a hombres que han incurrido en conductas violentas en sus entornos de trabajo o escuela, detalló Ayllón Gonzáles, quien comentó que estos son los varones que acuden en su mayoría a sus talleres.

Cerca del 25 por ciento de los asistentes han llegado por cuenta propia, luego de reconocer que tienen problemas con la violencia, por lo que decidieron actuar.

Algunos llegan molestos e incluso pretenden ejercer dominancia en los grupos de apoyo, comentó el psicólogo “desde la primera entrevista llegan enojados, quieren ser escuchados”, de manera que se les orienta y visibiliza sus conductas agresivas.

Sostuvo que la reeducación es un trabajo para ayudar a los varones y que a su vez puedan apoyar indirectamente a quienes les rodean, pues confía que “siempre hay una manera de resolver” las conductas dañinas.

De entre los testimonios, Ricardo recuerda a padres de familia que le confesaron el temor que causaban a sus familias, pues esta es una de las frases más comunes que oyen los especialistas de Gendes, “antes mi familia me tenía miedo, ahora cuando llego a casa mi familia me recibe con abrazos”.

Aunque hay personas que pierden el contacto luego de las sesiones, otros más señalan un cambio importante, no obstante, reiteró que este proceso es “de toda la vida”.

“Otro decía que no se consideraba humano, se consideraba un animal por toda la violencia, -«hoy veo que soy un ser humano y que puedo atender mis violencias»-, cambian su vida, la pareja está de vuelta, otro dice (ahora) sonrío en las fotos”

Ricardo Ayllón González
Coordinador de Metodología en la asociación civil Gendes

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Ilustración: Iván Rojas

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