Alemania elevó su nivel de exigencia diplomática contra Irán, instando al régimen de Teherán a detener los bombardeos dirigidos contra población civil israelí. En la antesala de su participación en la cumbre del G7, el canciller alemán Friedrich Merz expresó su creciente preocupación por el deterioro de la seguridad en Medio Oriente y advirtió sobre posibles represalias o atentados contra comunidades judías o israelíes dentro del territorio alemán.
Desde Berlín, el jefe del Ejecutivo hizo énfasis en la necesidad de evitar que el conflicto escale aún más, subrayando que Alemania no permanecerá impasible ante amenazas que puedan comprometer la seguridad de sus ciudadanos o de aliados estratégicos como Israel.
Uno de los temas centrales fue la persistente tensión en torno al programa nuclear iraní. Merz manifestó que el desarrollo de armas atómicas por parte de Irán representaría un riesgo directo no solo para Israel, sino para toda la región de Medio Oriente, lo que mantiene al gobierno alemán en alerta permanente. Esta declaración se alinea con la postura de otras potencias europeas que ven en el avance nuclear iraní un factor de desestabilización regional.
En ese marco, Alemania mantiene su compromiso con los intentos multilaterales para limitar el desarrollo nuclear de Irán, aunque reconoce que las negociaciones han enfrentado repetidos obstáculos. El respaldo al acuerdo nuclear de 2015 sigue vigente, pero la incertidumbre sobre su futuro exige respuestas más contundentes por parte de la comunidad internacional.
Por otra parte, el gobierno alemán ha puesto en marcha protocolos de seguridad interna, considerando la posibilidad de que actores cercanos a Irán puedan planear acciones dentro de Europa. La amenaza contra instituciones judías o israelíes en territorio alemán se considera real y actual, por lo que las autoridades han reforzado las medidas preventivas.
En cuanto al conflicto bélico, Merz reafirmó el derecho de Israel a defender su integridad territorial y la vida de su población frente a amenazas existenciales, una posición coherente con la política exterior alemana desde el fin de la Segunda Guerra Mundial.
Sin embargo, también planteó la importancia de contener el conflicto en las fronteras actuales. Alertó sobre el riesgo de que la violencia se extienda a otros países del entorno, lo que agravaría aún más la crisis en la región. Por ello, Berlín apuesta por una solución diplomática que frene el avance del conflicto.
Como parte de estos esfuerzos, el ministro de Exteriores, Johan Wadephul, ha emprendido una gira por Medio Oriente con el objetivo de facilitar el diálogo entre las partes y evitar un colapso regional. Alemania también ha recurrido a canales de comunicación con países como Omán, reconocido por su papel mediador entre Irán y Occidente en el pasado.
En el plano logístico, Israel solicitó asistencia técnica a Alemania para enfrentar emergencias derivadas de los ataques, en especial en materia de extinción de incendios. En respuesta, Berlín ha enviado equipos especializados y material de apoyo, reforzando así su cooperación bilateral más allá de los discursos diplomáticos.
La estrategia alemana combina vigilancia proactiva, respaldo incondicional a la defensa israelí, y promoción de vías pacíficas de resolución del conflicto. Todo ello sin dejar de lado la protección de su propia población frente a una amenaza que, aunque externa, podría tener repercusiones internas graves.
Foto: Redes
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