Estados Unidos: A toda máquina avanza la reforma tributaria de Trump

Durante 2017 el gobierno de Trump ha experimentado en el Congreso, a pesar de la mayoría en ambas cámaras, sucesivas derrotas en propuestas emblemáticas expuestas desde su campaña electoral. De allí la importancia adicional que tanto la Casa Blanca como el partido republicano asignan a la reforma tributaria en proceso de aprobación, inicialmente desarrollada a través de dos iniciativas paralelas en el Senado y en la Cámara de Representantes.

Por Director

02/01/2018

Publicado en

Economí­a / Mundo

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Ambas fueron aprobadas con la oposición demócrata y dieron lugar a la redacción de un texto única en una comisión conjunta. Su dirección fundamental es reducir los gravámenes a los sectores de más altos ingresos, con el pretexto –desmentido repetidamente en los hechos- que dicha disminución conduciría a un incremento en la actividad económica, lo cual a su vez se considera un elemento principal para contrarrestar el elevado déficit fiscal que su implementación provocaría. Martin Wolf, en Financial Times, ha calificado la iniciativa como una demostración de “pluto-populismo”. Para la derecha chilena constituye un ejemplo que debería para el país tenerse en consideración.

 

Al comenzar diciembre el Senado de Estados Unidos aprobó el proyecto de reforma tributaria inspirado en las propuestas efectuadas por Donald Trump, en una estrecha votación de 51 a favor y 49 en contra, con la oposición de los demócratas. El texto se procedió a conciliarlo con el aprobado el 16 de noviembre en la Cámara de Representantes. Para así finalmente pueda ser firmado por Trump y entrar en vigencia a partir del primero de enero de 2018.

La oposición demócrata en el Senado no solo criticó el contenido del proyecto, que favorece a las personas de más recursos, sino también a que se discutió sin ser conocido públicamente hasta pocas horas antes de la votación. “Han cogido una mala reforma –declaró Chuck Schumer, líder de la bancada demócrata- y la han hecho peor. Lo han hecho, además –agregó- en las sombra, con prisas, y con una batería de cambios de última hora que no hace sino meter más dinero en el bolsillo de los ricos y de las corporaciones” (02/12/17). La mayoría republicana en el Senado se estrechó con la derrota en Alabama del candidato apoyado personalmente por Trump, uno de los Estados más conservadores del país.

El proyecto reduce el impuesto a las utilidades de las sociedades de 35% -el más elevado de la OCDE- a 21%. Favorece además la repatriación de capitales, buscando así traer de vuelta recursos de las grandes corporaciones las cuales privilegian actuar desde países donde cancelen menos tributos. En cuanto al gravamen personal lo disminuyó desde 39,6% a 37% en su tramo más alto cancelado por hogares con un ingreso de US$500.000 anualmente. Además se redujo el impuesto a las sucesiones, que beneficia al reducido nicho de los herederos de mayor patrimonio. Se decidió duplicar la cifra de herencias libre de gravámenes, llevándola de US$5,5 a US$11 millones en el caso de personas solteras y de US$11 a US$22 millones para los matrimonios. Pero, se disminuyó a US$10.000 la cantidad a rebajar de impuestos locales y de estados, cuyo monto a la fecha es ilimitado, ampliándolo poder hacerse a cualquier otro ítem y no solo a los impuestos de las propiedades. La Oficina de Asuntos Presupuestarios del Congreso estimó que como consecuencia de la reforma en una década el déficit presupuestario crecería entre U$1 billón y US$1,5 billones. Ello en un país con un déficit fiscal de un 3,2% del producto (US$587.000 millones) y una deuda pública superior al 82% del PIB, de acuerdo a cifras de 2016.

Los republicanos aprovecharon de incluir en el proyecto otros dos temas. Uno fue derogar la obligación de todos los ciudadanos de contar con un seguro médico, establecido por Barack Obama en su legislación sanitaria. Y la otra autorizar por primera vez prospecciones en el Ártico de gas y petróleo. De otra parte la legislación estadounidense establece efectuar un balance presupuestario a mediano plazo, para considerar posibles déficits presupuestarios.

La reducción del déficit se supone, repitiendo la no cumplida idea expuesta en la curva de Laffer durante la administración de Ronald Reagan, que provocaría crecimiento económico, lo cual conllevaría un incremento en los ingresos fiscales, compensando la disminución a registrarse por la reducción de los gravámenes. Contemplando además la revisión de los sistemas de seguridad social, lo cual conduce a otro punto confrontacional con los demócratas, quienes denunciaron que el financiamiento se busca lograrlo reduciendo programas sociales y costos establecidos para reducir daños medioambientales.

La economía estadounidense, después de un largo período de bajo crecimiento, según las cifras entregadas por el Departamento de Comercio, en su segunda revisión de las cuentas nacionales, en los primeros nueve meses de 2017 aumentó en un 2,5% con un incremento de las inversiones empresariales, que alcanzó en julio-septiembre un máximo en tres años, e igualmente por la variación positiva de inventarios, pero con un menor crecimiento del consumo, que explica un 70% aproximadamente del incremento de su economía. “La inversión empresarial –comentó Bloomberg- parece estar finalmente representando, lo que de seguro es una señal positiva, pero el ritmo del gasto del consumidor está mostrando poca evidencia de una mejoría”. Anotando a continuación que una tercera parte de la modificación experimentada en la segunda versión corresponde a variación de inventarios y al comercio internacional que “podrían invertirse” en el último trimestre del año (30/11/17).

La presidenta de la Reserva Federal, Janet Yellen, en su última intervención ante el Congreso, ya que a comienzos de febrero será reemplazada por Jerome Powell, demandó de los congresales sostener el crecimiento económico y enfrentar la cada vez mayor desigualdad. Luego de mencionar el “decepcionantemente lento” crecimiento posterior a la Gran Recesión, Yellen planteó “considerar políticas que animen la inversión y la formación de capital, que mejoren la infraestructura del país (una de las promesas electorales de Trump), que eleve la calidad del sistema educativo y que apoyen la innovación y la adopción de nuevas tecnologías” (30/11/17).

El 13 de diciembre, la Fed procedió a incrementar de 1,25% a 1,5% su tasa de política monetaria, reiterando al mismo tiempo que continuará con la reducción gradual de los voluminosos activos financieros en su poder. Janet Yellen, al informar de la discusión efectuada, entregó las consideraciones realizadas sobre el impacto de la reforma tributaria a aprobarse. “Los participantes, en general –detalló- identificaron los cambios en la política tributaria como un factor que apoya una perspectiva modestamente más fuerte, aunque muchos notaron –añadió- que se mantiene mucha incertidumbre sobre los efectos macroeconómicos de las medidas específicas que finalmente podrían ser implementadas. (…) por lo que los cambios de las proyecciones que ven (para 2018, que aumentan el crecimiento de 2,1% a 2.5%) no deberían ser vistas como un impacto del paquete tributario” (14/12/17).

Martin Wolf, en Financial Times, calificó la estrategia de Trump como “pluto-populismo”. La plutocracia es aquel sistema político donde el poder es ejercido o controlado por la clase social económicamente más poderosa y el populismo se expresa en que se sostiene beneficios a sectores de la población desfavorecidos por la política implantada anteriormente. Como escribió Nouriel Roubini, académico de la Universidad de Nueva York, “si está proyección descabellada suena a solución mágica es porque lo es. Las soluciones mágicas –añadió- entraron en el vocabulario durante la elección presidencial de 1980 cuando George Bush criticó a Ronald Reagan por decir que sus recortes impositivos se pagarían solos. (…) los recortes impositivos de la administración Reagan (sin embargo) asestaron un inmenso agujero en las finanzas públicas de Estados Unidos” (08/11/17). Este déficit se redujo posteriormente por el alto crecimiento experimentado en la segunda mitad de los años noventa, ya en el gobierno de Bill Clinton.

Experiencias recientes constituyen poderosas demostraciones de que dejar más recursos en poder de los sectores de altos ingresos de la población no se traduce necesariamente en mayor actividad económica, lo cual Martin Wolf ejemplificó con dos evidencias poderosas. “(…) el porcentaje de ganancias después del PIB estadounidense ya se ha casi duplicado desde principios de los 2000, sin un efecto favorable sobre la tasa de inversión, y el Reino Unido progresivamente ha recortado desde 2008 su tasa de impuestos corporativo de 30% a 19%, sin un beneficio evidente para la inversión. Si el proyecto tributario actual se aprueba -concluyó Wolf- las tensiones dentro de EEUU casi seguramente se empeorarán” (22/11/17).

La economista Andrea Repetto dio a conocer la realización por la Escuela de Negocios de la Universidad de Chicago de un panel de expertos, conformado por “académicos senior de las universidades de mayor prestigio en los Estados Unidos. Varios de ellos –añadió- han recibido el Premio Nobel o la Clark Medal otorgado a economistas destacados menores de cuarenta años”. Se les consultó si la reforma tributaria “elevaría sustancialmente el PIB de aquí a una década”. Un 64% expresó su desacuerdo, un 34% manifestó incertidumbre y solo uno pronunció su acuerdo, aunque “posteriormente indicó no haber entendido bien la pregunta” (12/12/17).

Constituye un plan que aumentará aún más la inequidad económica –recalcó, por su parte, Roubini- en un momento en que las brechas de ingreso y riqueza ya se están ampliando debido a los efectos de la globalización, el comercio, la migración, las nuevas tecnologías que ahorrarán mano de obra y la consolidación de mercado en muchos sectores. “Considerando –añadió- que los ricos tienden a ahorrar más que la clase trabajadora, que deben gastar una proporción mayor de sus ingresos en necesidades básicas, el plan impositivo de Trump hace poco para favorecer el crecimiento económico y hasta puede disminuirlo” (08/11/17).

Los ministros de Hacienda de las cinco mayores economías europeas –Alemania, Francia, Reino Unido, Italia y España- enviaron una comunicación al secretario del Tesoro estadounidense, Steven Mnuchin, señalándole que en varias medidas los proyectos tributarios en proceso de aprobación, les causan “grandes preocupaciones”, dado que “podrían provocar distorsiones en el esquema impositivo internacional, así como en el comercio y la inversión”. En particular puntualizaron incumplen “los tratados de doble imposición”, que buscan impedir que un país cancele tributos dos veces (12/12/17).

Trump y los republicanos consideran fundamental la aprobación de su plan tributario, buscando así revertir los fracasos registrados con otros proyectos suyos, al no poder poner de acuerdo a los republicanos en el Congreso. Para lograrlo alcanzó el presidente estadounidense en esta ocasión acuerdos previos con los líderes republicanos de ambas cámaras, teniendo en cuenta las elecciones legislativas de 2018.

HUGO FAZIO

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