Las protestas contra las redadas migratorias lideradas por el Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE) continúan expandiéndose por todo Estados Unidos. En su sexto día consecutivo, más de 20 ciudades se han sumado a las manifestaciones que denuncian la política migratoria del presidente Donald Trump, con episodios de violencia, bloqueos y detenciones.
Las movilizaciones, que comenzaron el pasado 6 de junio en ciudades de California, han encendido la alarma en distintos puntos del país. Ciudades como Nueva York, Atlanta, Chicago, Las Vegas, Seattle y Austin han sido escenario de protestas multitudinarias y, en algunos casos, de enfrentamientos con cuerpos de seguridad.
En Nueva York, miles de personas se congregaron en el Bajo Manhattan, frente a oficinas federales de inmigración. La jornada concluyó con decenas de detenciones tras choques con la policía. En Atlanta, Georgia, las protestas fueron dispersadas con agentes químicos y uso de fuerza, luego de que manifestantes lanzaran piedras y cohetes a los oficiales.
En tanto, en Chicago, los inconformes bloquearon avenidas principales en rechazo a las redadas, mientras que en Austin, Texas, se reportaron también enfrentamientos con agentes. En respuesta, el gobernador texano Greg Abbott anunció el despliegue de la Guardia Nacional para “restablecer el orden”.
La tensión podría escalar aún más en los próximos días. Para el 14 de junio está convocada la jornada “No Kings”, una manifestación nacional contra el que califican como un “gobierno autoritario” de Trump. La fecha coincide con el desfile militar por el 250 aniversario de las fuerzas armadas de EE.UU., así como con el cumpleaños número 79 del presidente.
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A la protesta en las calles se suma una ola de indignación en redes sociales. Según especialistas, las redadas han generado dos fuertes oleadas de reacciones en línea con un sentimiento mayoritariamente negativo hacia la administración Trump. El análisis indica que la gran mayoría de estas interacciones proviene del interior de Estados Unidos.
Jiménez aclaró que no existe evidencia alguna que vincule al gobierno mexicano ni a su presidenta, Claudia Sheinbaum, con las protestas en EE.UU., desmintiendo versiones que sugieren una injerencia extranjera.
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