A pocos días de una inédita elección judicial en la que, por primera vez, la ciudadanía podrá elegir directamente a integrantes del Poder Judicial, diversas figuras públicas han iniciado una campaña para promover la abstención. Entre ellas destacan Ricardo Salinas Pliego, Enrique Krauze, Lorenzo Córdova, Vicente Fox, Pati Chapoy y Chumel Torres, quienes en redes sociales han calificado el proceso de “farsa” y “prostitución de la democracia”.
Llama la atención que muchos de estos personajes se han proclamado defensores de la democracia en el pasado. El caso de Krauze es ilustrativo: hace poco alentaba a los jóvenes a votar en 2024; ahora, llama a no participar porque considera que esta elección “marca el fin de la justicia”.
Más que una crítica legítima al proceso, este boicot refleja una postura ideológica y elitista: solo consideran válida una elección si esta responde a sus intereses o estructuras de poder tradicionales. Así, el mensaje es claro: si no lo controlo, no es democrático.
Esta no es la primera vez que estas voces promueven la apatía. Durante la consulta de revocación de mandato en 2022, recurrieron al mismo discurso para desacreditar un ejercicio democrático. No se trata de un debate serio sobre las reglas o condiciones, sino de una negativa sistemática al cambio.
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Además, la elección judicial se realiza en condiciones desiguales: con un presupuesto diez veces menor al de una elección federal, sin financiamiento para campañas ni acceso equitativo a medios. Pese a ello, en lugar de defender el derecho ciudadano a informarse y participar, estas figuras usan dichas carencias como excusa para fomentar la desconfianza.
Llamar a no votar no es neutral. Es una postura política que favorece al statu quo y obstaculiza la construcción de un poder judicial más representativo. La contradicción es evidente: critican el autoritarismo, pero rechazan el voto como herramienta de transformación. La elección podrá no ser perfecta, pero el boicot, promovido por quienes gozan de voz y privilegios, no fortalece la democracia: la debilita.
Foto: Redes
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