El gobierno de Puebla dio un paso importante al anunciar la terminación anticipada del contrato de Asociación Público-Privada del Museo Internacional Barroco (MIB), una obra emblemática del sexenio de Rafael Moreno Valle que generaba un gasto anual de 523 millones de pesos y cuya vigencia estaba pactada hasta 2039. La medida fue oficializada mediante una resolución administrativa, reportada por el Congreso local a través del organismo Museos Puebla y la Secretaría de Artes y Cultura.
El mandatario estatal, Alejandro Armenta, destacó que la cancelación de este contrato representa un alivio financiero para el estado, ya que la deuda relacionada con el museo se redujo considerablemente, pasando de 7 mil a 2 mil millones de pesos tras negociaciones con empresarios vinculados al proyecto. Asimismo, anunció la realización de una auditoría integral para revisar las obras y responsabilidades relacionadas con la construcción y operación del museo.
No obstante, el Museo Barroco es solo una pieza dentro de un entramado mayor de proyectos catalogados como “faraónicos” y que han dejado una carga financiera y cuestionamientos sobre corrupción durante el gobierno morenovallista. Entre estos destacan el Teleférico de Puebla, que tuvo un costo final mucho mayor al inicialmente previsto y cuya operación representa costos adicionales, y el Centro Integral de Servicios (CIS), también bajo investigación por posibles irregularidades. Alejandro Armenta ha insistido en que estas obras fueron impulsadas bajo esquemas opacos de Asociación Público-Privada y Proyectos para la Prestación de Servicios, que terminaron generando una deuda oculta y beneficios indebidos para algunos funcionarios y empresarios.
El gobierno actual impulsa, además, una iniciativa llamada Ley Antimilpa, orientada a sancionar penalmente a quienes incurran en actos de corrupción relacionados con la obra pública, con la intención de frenar el saqueo y evitar que se sigan comprometiendo recursos sin beneficio social para Puebla.
Con la cancelación del contrato del MIB, el gobierno de Puebla no solo pone fin a uno de los compromisos financieros más onerosos heredados, sino que también marca distancia del modelo de gestión caracterizado por el dispendio, la opacidad y el culto a la personalidad que definió al morenovallismo. Obras como el Museo Barroco, el Teleférico o el CIS, que fueron presentadas como emblemas de modernidad, hoy son señaladas por su ineficiencia, sobrecostos y presuntos actos de corrupción.
Foto: El Ciudadano
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