Detrás del drama humano de la inmigración existen empresas europeas que se lucran

En estos momentos cientos de miles de personas huyen de la guerra y la pobreza

Por Arturo Ledezma

30/09/2015

Publicado en

Mundo / Organización social

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inmigrantes

En estos momentos cientos de miles de personas huyen de la guerra y la pobreza. La Unión Europea (UE), en lugar de acogerles, les dá la espalda. Pero detrás de este drama humano sin precedentes desde la II guerra mundial existen empresas europeas que se lucran.

En lo que llevamos de año, 300.000 personas migrantes han arriesgado sus vidas en esa singladura. 200.000 han llegado a Grecia y otras 100.000 a Italia. Dicha cuantía ya supera la cifra total de 2014, que Naciones Unidas fijó en 219.000 para el conjunto del año. La Organización Mundial de Migraciones calcula que a finales de año, habrán cruzado a Europa alrededor de 800.000 personas sin salvoconducto, desde África y Turquía. “Gran parte de todas estas migraciones son obligadas, sea por el hambre y la falta de recursos, sea por la violencia física, la represión y la guerra: el 62% de los migrantes que llegan a Europa durante los últimos meses no huyen del hambre o la miseria, sino de la guerra y las dictaduras de Libia, Afganistán, Siria, Eritrea, Darfur, Irak, Somalia o Nigeria”.

Ante este drama, la UE ha respondido aumentando las medidas restrictivas, represivas y militares. Ninguna medida de ayuda social, de integración. El eurodiputado de Podemos, Miguel Urbán, ha criticado de que Europa haya gastado más de 1.800 millones de euros en blindar la frontera y se haya gastado sólo 700 millones en ayudar a los refugiados. Las únicas medidas que hemos conocido son los anuncios de levantar vallas más altas, poner más alambres de espino para que lxs inmigrantes se ensarten como anticuchos o proponer el bombardeo de barcos cargados con inmigrantes.

Pero ¿por qué migran? ¿Por qué huyen y tocan las puertas de la europa fortaleza?

La mayoría de las grandes empresas transnacionales europeas trabajan en países que hoy mismo son “zonas de conflicto”. Muchas de las políticas económicas que se aprueban en las instituciones europeas provocan el éxodo de familias enteras buscando un mínimo de bienestar. Las políticas económicas europeas son las que provocan los flujos migratorios.

Por otro lado, las acciones de la OTAN -en donde participan países de la Unión Europea- también provocan la espantada de grandes núcleos poblacionales. Huyen de las guerras, de los bombardeos y también de las dictaduras que han impuesto las burguesías transnacionales. Las víctimas de este exilio forzoso no tienen otra alternativa que salir de sus propios países y están dispuesto a pasar controles, a entregarse a manos de las distintas mafias y a consentir los desmanes policiales en forma de abusos, agresiones sexuales y corrupción.

Mientras, las instituciones europeas se pasan la “patata caliente” y hablan de cifras, de la posibilidad de aceptar algunos miles, reduciendo el problema político y social a una mera suma de cantidades y un reparto restrictivo en sus países.

Pero la realidad es muy diferente. No existe una clara voluntad política de ir a las causas que originan este exilio. No existe una política de inmigración que vele por las personas y no por el mercado y sus intereses económicos. Los flujos migratorios no pueden estar a expensas de los vaivenes del mercado en la búsqueda de mano de obra barata y disponible.

AUMENTA LA XENOFOBIA Y EL RACISMO

Otra de las graves consecuencias de este tremendo desaguisado es el aumento de la xenofobia y el racismo. Aumenta las acciones violentas contra inmigrantes.

En Alemania hemos sido testigos de marchas de hasta 25.000 personas contra la islamización de occidente. Ahora se están multiplicando los ataques incendiarios contra centros de acogida de refugiados. En total, el Ministerio del Interior tiene contabilizadas unas 200 acciones contra albergues de refugiados en los seis primeros meses de este año. Esta cifra incluye desde el reparto de propaganda xenófoba contra la puesta en marcha de estos albergues a los ataques incendiarios. El ministro de Interior, el cristianodemócrata Thomas de Maizière, ya advirtió hace unas semanas del repunte “más que alarmante” de estos ataques.

Alemania registró el año pasado 990 actos violentos de motivación ultraderechista, un 24% más que en 2013. Entre estos últimos actos de violencia racista copó titulares esta semana la infame agresión de dos alemanes a una madre extranjera con dos menores en un tren de cercanías de Berlín. Los agresores, borrachos, insultaron a gritos a la familia y luego uno de ellos orinó encima de los menores.

LAS EMPRESAS QUE SE LUCRAN DE LA MIGRACIÓN

Pero en situaciones de alarma social, de drama humano y aumento del racismo existen empresas y empresarios, con nombres y apellidos, que se benefician.

Numerosas son las empresas europeas que se lucran en sectores de la defensa y seguridad de las fronteras. Entre estas empresas están: Indra, Steria, Avánzit, HP, Mummer Consulting, Primesphere, Siemens, Amper, Eads, Santas Bárbara Sistemas. Otro de los sectores que se lucran de la política migratoria de la UE son las aerolíneas aéreas.   Estas empresas tienen firmado contratos con los respectivos ministerios e instituciones europeas para facilitar la expatriación. Estas líneas aéreas aseguran la deportación como en los tiempos del nazismo. Antes se deportaba en trenes y hoy se deporta por avión. La diferencia es que hoy no se utiliza la cámara de gas.

Otro de los sectores que se están lucrando con los flujos migratorios son las grandes empresas constructoras de Europa. Las empresas que participan en la construcción de los centros de internamiento “verdaderas cárceles” a decir de Urbán que visitó recientemente en Bruselas, cerca del aeropuerto.

LA NECESARIA SOLIDARIDAD

Pero en medio de este desprecio por la condición humana en donde participan empresarios sin escrúpulos, responsables políticos, instituciones europeas, centros financieros y hasta algún centro de estudios que justifican y preparan el argumentario de “avalancha”, existe una solidaridad muy activa que empieza a nacer desde abajo.

Suecia acogió en 2014 un total de 33.025 refugiados, un 0,34% del total de sus habitantes, y está dispuesto a asumir una cifra de desplazados superior a la solicitada por Bruselas en la crisis de este verano. Sin embargo, y en contra posición, España que recibió el año pasado un total de 1.600 peticionarios de asilo, el 0,0034% de su población, es el octavo país de la UE con menor tasa de acogida.

Por otro lado, la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, ha propuesto crear una “red de ciudades-refugio” para acoger inmigrantes y demandantes de asilo. A esta propuesta se ha sumado rápidamente el alcalde de Valencia, Joan Ribó, de Compromís.

Mientras que los políticos europeos intentan limitar el flujo migratorio, ciudadanos y ciudadanas de la UE reciben a la población refugiada con hospitalidad. En este sentido, alrededor de 20.000 personas se han manifestado en Hungría a favor de la llegada de inmigrantes.

En Austria, por su parte, cientos de personas acudieron a la estación de tren de Viena para donar ropa y alimentos a los inmigrantes. Alrededor de 600 refugiados que llegaron a Alemania fueron también recibidos en la capital de Baviera, Múnich, por una multitud alegre y dispuesta a ayudar a los ‘invitados’. Pero más allá de la solidaridad activa de la misma población europea es necesario que desde las instituciones se articule una política migratoria con vértice humano y social.

El secretario de Podemos de Relaciones con la Sociedad Civil, Rafael Mayoral, dijo que los refugiados que están llegando a Europa son la muestra “del fracaso de la política exterior belicista” que ha impuesto Europa.

“Es necesaria una gran conferencia europea para adoptar una política conjunta de inmigración y hablar de las causas. Por qué llegan y cómo nuestros políticos hacen que lleguen”, afirmó el eurodiputado Urbán en declaraciones a Efe desde la frontera entre Grecia y Macedonia.

La UE, con sus “tratados, venta de armas y geoestrategia”, es “cómplice” de las guerras que ocasionan estos movimientos migratorios, por lo que Urbán apostó por “no solo poner la venda, sino atajar la enfermedad”, es decir, tratar las causas que originan los conflictos y obligan a los ciudadanos a desplazarse. Abogó por “convertir la Europa fortaleza en una Europa de respeto a los derechos humanos”.

“Es fundamental que volvamos a la idea de crear un movimiento de solidaridad recogiendo la idea de refugio”.

La UE está incumpliendo las más elementales normas de asilo y refugio y los derechos humanos que la ONU promulga.

O empujamos todos y todas para que las instituciones europeas apliquen y respeten los derechos humanos o la situación se hará insostenible. La realidad, como decía Urbán en un artículo, es la siguiente: “No hay ejemplo más gráfico para comprobar en qué se ha convertido este proyecto europeo: vallas cada vez más altas; derechos cada vez más bajos”.

por Pepe Mejía

en LuchaIndigena

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