Fútbol con identidad popular: “Uno aprende de dónde viene”

Edugol es un programa de fútbol callejero que réune a jóvenes en torno al deporte rey pero de una forma muy especial: sin árbitros, ni detés y sin asegurar el triunfo al que convierta mayor número de goles

Por Leonel Retamal

12/04/2013

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Alexander Díaz (19 años), líder de Edugol La Pintana.

Edugol es un programa de fútbol callejero que réune a jóvenes en torno al deporte rey pero de una forma muy especial: sin árbitros, ni detés y sin asegurar el triunfo al que convierta mayor número de goles. Se trata del fútbol del tercer tiempo que busca subvertir la competividad en el juego, reemplazándola por valores como solidaridad, compañerismo y juego limpio. Fútbol callejero en la experiencia de Alexander Díaz, uno de sus practicantes más comprometidos.

Giuseppe, un colaborador italiano de Edugol, estaba en la Población El Volcán en Puente Alto, esperando que llegara el resto de los integrantes. Mientras espera, se acerca un Carabinero y le pregunta qué estaba haciendo en aquel lugar y le pide su identificación. Al
darse cuenta que es extranjero, el policía le dice que salga de inmediato de ahí, porque es la población más peligrosa, incluso le ofrecen llevarlo y sacarlo del lugar.

Esta simple anécdota retrata de forma clara una realidad que algunos se han propuesto cambiar desde la práctica del fútbol callejero. Pero no esa pichanga juagad con arcos formados por mochilas en una calle cualquiera, ni tampoco como modelo de ascenso social a
través del sueño de salir de la población con un contrato millonario en algún club nacional o del extranjero.

Se trata del proyecto de fútbol del tercer tiempo que llevan a cabo en EDUgol, un programa de la Fundación Educere donde participan cerca de 300 jóvenes de siete comunas estigmatizadas y con altos índices de pobreza y delincuencia (que no van necesariamente aparejadas). Acá el objetivo es que los jóvenes se apropian del espacio, de su rol como agentes y protagonistas del cambio y se sientan identificados con el lugar donde viven, a pesar de estar estigmatizado.

Es el caso de Alexander Díaz, estudiante de cuarto medio de la población El Castillo en La Pintana. Con dos hermanas de 10 y 5 años y su madre que trabaja como chef, su sueño es ser Ingeniero en Minas o en Electricidad y seguir practicando Boxeo, el otro deporte que lo mantiene ocupado. “Uno aprende de dónde viene, cómo es uno como persona, cómo son los otros, los buenos, los malos, se va fortaleciendo más en la vida. Y después si ves a un chico en la calle lo puedes motivar para tirar para arriba”, reflexiona este chico que habla con las formas de Alexis Sánchez, aunque dice que su jugador chileno favorito es el jugador de la Juventus, Vidal. Sin embargo, no duda en decir que su inspiración es Ronaldinho “con el látigo, la bicicleta, el paso hacia el lado sin mirar…”

Alexander juega fútbol callejero en Edugol desde el 2009 y también desde esa fecha es líder elegido por sus compañeros por su motivación y compromiso con el proyecto. “A mí me eligieron porque era el más motivado, siempre los iba a buscar a las casas, les pedía permiso a las mamás, les decía que después haríamos las tareas juntos. Por eso me eligieron, porque era responsable y comprometido”, dice entre tímido y orgulloso de su rol.

¿Qué funciones cumple el líder?

Tiene reuniones con los monitores y nos van explicando proyectos, como el festival que se nos viene ahora. Entonces uno le cuenta a los chicos qué hay que hacer. Uno les dice a los chiquillos, ya, tenemos que organizarnos para coordinar: Uno ve el audio, otro ve la animación entonces, todos hacemos de todo. Y los cabros siempre están dispuestos. Nosotros como líderes nos vamos enriqueciendo, adquirimos más experiencia.

¿Qué te dicen tus amigos que no participan del fútbol callejero?

Lo encuentran distinto, porque el fútbol calle es distinto de esto. Lo otro es una pichanga nomás y acá hay reglas, donde se evalúa. Se diferencia en la evaluación, con los puntos y los valores que plantea el fútbol callejero.

¿Has tenido problemas en tu población con las bandas de narcos o la droga?

Hace un tiempo se produjo un tiroteo mientras estábamos entrenando, pero uno tiene que saber sobrellevar eso. No le doy mucha importancia, pero igual queríamos jugar En particular no he tenido problemas, todos me conocen, siempre ando jugando a la pelota, me tiene puro cariño.

¿Te has sentido discriminado por vivir en El Castillo?

Si, en las noticias te estigmatizan más de lo que debería ser. Pero no muestran toda la gente y la realidad que hay alrededor, por ejemplo hay gente humilde y trabajadora como en todos lados, que se levanta a las 5 de la mañana o incluso a las 4 para llevar el pan a su casa y viajan a Las Condes, a Vitacura, Ñuñoa, a Providencia. Siempre muestran lo más malo.

¿Tú te sientes estigmatizado?

No, por ejemplo de hecho si fuera profesional algún día, que lo voy a hacer (quiere estudiar ingeniería electrónica o en minería), me gustaría vivir donde mismo, pero el tema de la delincuencia va más allá de eso, faltan más oportunidades, más cosas por hacer. Porque la delincuencia y los narcos se dan porque nunca vieron qué más hacer.

IDENTIDAD Y VALORES

Viviana Cuevas es la Coordinadora Nacional del programa Edugol y explica que tras un simple partido de fútbol se puede generar identidad con el lugar de origen y hacer una intervención social de gran envergadura. “Es un proyecto a largo plazo, porque los cabros salen de la estigmatización de venir de población, sin perder la identidad de ser jóvenes populares”, señala la coordinadora.

“Los chicos van comprendiendo que comparten su realidad con otras realidades similares, más allá del sector donde viven. Por ejemplo, el Festival que se viene, son los mismos líderes los que lo organizan en comisiones. Para ello hicimos un campamento que fueron tres días de inducción, donde se puso en juego la motivación y el compromiso de los chicos. Los chicos encuentran su identidad en la población, porque ahí están los amigos y el fútbol es un elemento que refuerza esto”, explica Cuevas sobre la motivación de fondo del programa.

Esta idea la complementa Pablo Henríquez, Coordinador de Edugol Valparaíso, quien plantea que el trabajo apunta “principalmente a generar un empoderamiento de los jóvenes, hay un trabajo con líderes que es fundamental. Ellos son parte de la construcción de todos los eventos y participan de la coordinación. Lo que propone EDUgol es ir rompiendo la forma como se relacionan los jóvenes. Ir rompiendo esa forma de relación competitiva, agresiva e inculcar otro tipo de valores, que tiene que ver con la solidaridad, con el respeto y que eso lo puedan aplicar en la vida cotidiana, en su casa, en el colegio, donde ellos comparten día a día”.

¿Qué relación hay con la educación popular y el proyecto de EDUgol?

“Yo creo que tiene que ver como un elemento inspirador para el proyecto. Los monitores  nunca vamos a ir a imponer una metodología o las reglas, nosotros incitamos al aprendizaje, porque los chicos también nos enseñan de su propio proceso”, apunta Cuevas. “Lo que se propone es una relación horizontal de los educadores con los chicos, porque se construye entre todos”, complementa Henríquez y Alexander concluye con que todos “aportamos con un granito de arena”.

Entonces, le pregunto a Alexander cómo cree que le ha ayudado el practicar fútbol callejero. “Me ha servido para desarrollar el pensamiento, la opinión, a observar más, a decir lo que uno piensa, si está bien o está mal, si le parece o no. Por ejemplo, en el colegio, con los amigos, uno se organiza con los compañeros. Uno aprende a desarrollarse como persona”, cuenta sin titubeos.

COMPETENCIA VERSUS COLABORACIÓN

El próximo sábado 13 es el gran Festival Nacional que organiza Edugol, donde compartirán partidos entre todas las comunas que abarca el proyecto y otras organizaciones afines que fueron invitadas, como Chilgol, PACGol, AucaGol y la Fundación de Harold Mayne-Nicholls.

La ocasión será la oportunidad para validar la metodología del fútbol callejero, que es la esencia a través de la cual se transmiten la filosofía de este deporte social. Es un juego sin árbitros, donde cada jugador es responsable de respetar los acuerdos previamente establecidos y de aportar al triunfo relativo del equipo. Esto porque la finalidad última del juego no es determinar ganadores ni perdedores, sino empapar a cada joven de los valores y expectativas que se buscan transmitir.

“Se evalúa el cumplimiento de las reglas acordadas durante el primer tiempo; luego, en el segundo, se analiza el cumplimiento de los valores de compañerismo, juego limpio y alegría en el juego y finalmente, en el tercer tiempo, se ponderan los goles del partido formal”, explica Pablo Henríquez sobre la forma de determinar al “ganador”.

Entonces ¿qué gana el ganador? “Todos ganan premios. A pesar de que no es competitivo, hay una distinción entre el primero y los segundos y todavía es un problema el cómo solucionamos este tema de hacer la diferencia entre ganadores y perdedores. Estamos buscando otros incentivos como regalar libros que motiven a los chicos”, explica Cuevas.

EL FESTIVAL

La actividad se realizará a las 10 am en el Estadio de Puente Alto ubicado en Nemesio Vicuña Nª478, y el cierre será a las 18 hrs en el Teatro Palermo ubicado en Av. Concha y Toro 188 Plaza de Puente Alto.

Por Leonel Retamal Muñoz

Contacto: leoretamal[a]elciudadano.cl

El Ciudadano

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