Je suis Charlie

Escribe Luis Casado Hace un par de días difundí una reedición de mi texto “El modelo neoliberal y los 40 ladrones”

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Escribe Luis Casado

Hace un par de días difundí una reedición de mi texto “El modelo neoliberal y los 40 ladrones”. En el prefacio me pareció justo poner las frases que siguen:

La lectura de un libro de Bernard Maris, “Lettre ouverte aux gourous de l’économie qui nous prennent pour des imbéciles” (Carta abierta a los gurús de la economía que creen que somos imbéciles) publicado en el año 1999, me convenció de la necesidad de profundizar en el conocimiento de la Economía, disciplina -no oso llamarla “ciencia”- en crisis a tal punto que quienes disparaban contra la ambulancia con más entusiasmo eran precisamente eminentes economistas.

Bernard Maris, ese valiente y eminente economista que acusó a los economistas de disfrazar su ignorancia detrás de un océano de cifras, fue asesinado hoy, junto a otros nueve periodistas y dos policías, en un atentado contra Charlie Hebdo, periodico satírico parisino, atentado cometido por los enemigos de la libertad de expresión, por terroristas que no soportan la única libertad que no tiene límites, la libertad de conciencia.

Cabu, Wolinski, Charb y Tignous, cuatro grandes artistas, cuatro talentosos dibujantes, murieron junto a otros periodistas por la simple razón que nunca aceptaron la idea de auto censurarse frente a la intolerancia religiosa, ni a la agresividad de la extrema derecha.

“No tengo miedo”, decía Charb, amenazado de muerte muchas veces. Su último dibujo fue una premonición. Bajo el texto “Aún no tenemos ningún atentado en Francia”, un djihadista armado de una kalachnikov dice: “En Francia se puede desear el año nuevo hasta el 31 de enero…”

Desafortunadamente esta barbarie no es el único atentado contra la libertad de expresión, ni contra – simplemente – la libertad. Bajo otros cielos, se preparan leyes liberticidas contra una libertad de prensa pasablemente inexistente.

Cabu, con su rostro de niño crecidito, y su cándida sonrisa, declaraba no entender las amenazas de las cuales él mismo y sus colegas eran objeto: “Lo único que queremos es hacer reír…”.

El asesinato de las doce víctimas en París no es sólo un ataque a la prensa que no renuncia a su libertad de tratar todos los temas, con plena libertad de palabra. Es un ataque a la República, a los principios republicanos. Y esos ataques nos encontrarán de pie, unidos, sin miedo. La República ha vivido otros ataques, y siempre salió victoriosa. Es una de las pocas garantías que nos quedan frente a la irracionalidad de los fundamentalistas, ya sean religiosos o del libre mercado.

Hoy, todos somos Charlie, yo soy Charlie. Todos tenemos que ser Charlie, para que las libertades que se encogen aquí y allí, puedan extenderse al infinito, único modo de vivir en justicia y en paz.

París, 07 de enero, 2014

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