Crónica de un divorcio anunciado: Trump y Musk rompen su tóxico idilio político

Trump y Musk rompen su alianza tras un pleito fiscal. El divorcio revela tensiones dentro de la élite empresarial y política de EE.UU.

Crónica de un divorcio anunciado: Trump y Musk rompen su tóxico idilio político

Autor: El Ciudadano México

La luna de miel terminó. El romance entre el presidente estadounidense Donald Trump y el magnate tecnológico Elon Musk —esa relación que por momentos pareció una distopía escrita por un algoritmo de Wall Street— ha llegado a su fin. Y como todo divorcio entre plutócratas, el espectáculo no decepciona.

Musk, fundador de Tesla, SpaceX y aspirante eterno a emperador marciano, decidió romper con Trump luego de que este, en un acto de prepotencia típicamente trumpista, le negara una millonaria excepción fiscal que le permitiría evadir el impuesto de sociedades en Estados Unidos. El asunto en cuestión: un generoso “incentivo” por mil millones de dólares para instalar una nueva planta de baterías en suelo texano. Trump dijo no. Y Elon, herido en el ego y el bolsillo, pateó la mesa.

El presidente republicano, fiel a su estilo incendiario, no tardó en responder. En una de sus acostumbradas peroratas en Truth Social, escribió: “Elon Musk debería concentrarse en sus autos que no funcionan y sus cohetes que explotan, en lugar de llorar porque no le regalé dinero de los contribuyentes”. Y por si faltaba veneno, añadió que Musk es “un genio fallido con delirios de grandeza socialista”.

La guerra fría entre ambos viene cocinándose desde hace tiempo. Aunque Musk apoyó a Trump en la campaña presidencial —con sus típicos guiños libertarios y su odio compartido a las regulaciones ambientales—, la relación empezó a agrietarse cuando el gobierno de Trump endureció impuestos para industrias tecnológicas y eliminó subsidios verdes. Musk, que juega al rebelde libertario pero factura como capitalista de Estado, vio la traición con desdén.

La ruptura, sin embargo, tiene matices de tragicomedia. Ambos personajes representan la decadencia de un imperio que no sabe si avanzar hacia el autoritarismo mesiánico o hacia el feudalismo digital. Trump, con su discurso de “América primero”, busca consolidar una nación encerrada en sí misma; Musk, con su obsesión por colonizar Marte, sueña con dejar atrás el planeta… pero con subsidios.

Entre dardos públicos y memes venenosos, el divorcio ha encendido la mecha de una disputa mayor: ¿quién manda en la derecha estadounidense? ¿El millonario mesiánico del espacio o el millonario mesiánico de las urnas?

Lo que sí es seguro es que los dos comparten una cualidad inquebrantable: el desprecio por lo público, lo colectivo, lo humano. Ya sea desde la Casa Blanca o desde los laboratorios de Tesla, ambos han contribuido a erosionar la democracia con discursos que glorifican al individuo exitoso mientras condenan a la mayoría al fracaso sistémico.

Véase también: Trump y Musk: dos egos heridos que rompen su alianza por intereses propios

Este divorcio, aunque ruidoso, no es una tragedia para el mundo. Es, en todo caso, un ajuste de cuentas entre dos narcisos que creyeron que podían repartirse el poder como si fuera un pastel de cumpleaños en Mar-a-Lago.

El circo sigue. Pero al menos, por hoy, los payasos se pelean entre ellos.

Foto: Redes

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