En 13 años 800 millones de personas en el mundo estarían desempleadas por causa de la automatización

Un nuevo estudio ha dejado esta realidad al descubierto. Según la consultora de gestión McKinsey, hacia 2030 hasta 800 millones de personas se encontrarán sin trabajo gracias a los avances de la robótica, siendo las naciones más ricas del mundo las que corren el mayor riesgo.

Trabajador y robots en una industria china (imagen vía Robotics Buniness Review)

A inicios del 1900 la mayor parte de Estados Unidos tenía su fuerza de trabajo en las granjas y solo se producía suficiente comida para alimentar a una nación mucho menos poblada. Ahora, menos del 2% de los estadounidenses trabaja en granjas porque la tecnología ha revolucionado el sector. La automatización se hizo cargo de gran parte parte de esos procesos.

Lo mismo se aplica a muchos sectores en la actualidad, particularmente cuando se trata de trabajo manual. Un nuevo estudio ha dejado esta realidad al descubierto. Según la consultora de gestión McKinsey, hacia 2030 hasta un tercio de la fuerza laboral estadounidense (73 millones de personas) puede perder sus puestos de trabajo por causa de la automatización.

En todo el mundo, hasta 800 millones de personas se encontrarán sin trabajo gracias a los avances de la robótica, siendo las naciones más ricas del mundo las que corren el mayor riesgo.

La mayoría de los países afectados podrán reemplazar los trabajos perdidos, pero requerirá un gran esfuerzo. Al menos 375 millones de los afectados –alrededor del 14% de la fuerza laboral del planeta– tendrán que buscar empleo en sectores completamente diferentes.

Los investigadores señalan que el desempleo no es lo único preocupante. Aquellos que tengan la suerte de seguir trabajando tendrán que adaptarse y evolucionar, para asegurarse de estar vigentes «junto a máquinas cada vez más capaces».

«Parte de esa adaptación requerirá un mayor logro educativo, o pasar más tiempo en actividades que requieren habilidades sociales y emocionales, creatividad, capacidades cognitivas de alto nivel y otras habilidades relativamente difíciles de automatizar», explica el informe.

Este estudio, en todo caso, señala la inevitabilidad del progreso social.

A medida que la ciencia y la tecnología avanzan, también se vuelven más accesibles, y así va cambiando la forma en que opera la sociedad. Una breve mirada a la historia de la medicina, de la física o de la ingeniería nos muestra claramente que, a menos que ocurra una catástrofe total, todos avanzaremos hacia el futuro, aunque no al mismo ritmo.

Los autores del estudio explican que la proliferación de la automatización «generará beneficios significativos para los usuarios, las empresas y las economías, elevará la productividad y el crecimiento económico». Agregan que «creará nuevas ocupaciones que no existen hoy en día, al igual que lo han hecho las tecnologías del pasado».

No tiene sentido luchar contra este cambio, que los autores consideran positivo, en general. Pero el informe sugiere que este polémico debate necesita una nueva revisión y con rapidez.

Así como los actores de la agonizante industria del carbón podrían recibir capacitación para trabajar en energía limpia, aquellos que pierdan su trabajo por el advenimiento de las máquinas deberían capacitarse para hacerse cargo de la automatización hasta cierto punto o al menos tener una buena oportunidad de cambiarse de ocupación.

Sea como fuere, lo claro es que las personas necesitarán mucha ayuda y eso es lo clave de este problema.

El desempleo causa mucho resentimiento y a menudo es mal abordado o manipulado. Si no se le da más atención a este problema, el futuro estará cargado de frustración y furia.

Por IFLScience. Versión de El Ciudadano

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