#CasoCaval

Hasta que llegó el día: Sebastián Dávalos hizo su declaración

A las 9.55 llegó a la fiscalía regional de O'higgins el hijo de la presidenta Michelle Bachelet y también imputado en el marco del Caso Caval

Por Ciudadano

13/04/2015

Publicado en

Chile / Política

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Dávalos, su abogado, Álvaro Morales y otro acompañante se aparecieron esta mañana en la fiscalía donde las medidas de seguridad se robaron la película. Mucho resguardo policial en las afueras del edificio, barreras para los periodistas y persoans que pretendieran acercarse a cualquier persona dentro del perímetro cerrado.

El ex director sociocultural de La Moneda temió que su declaración se reencarnara en los golpes, insultos y hasta banderazos que recibió su esposa, también en calidad de imputada, Natalia Compagnon luego de su turno en fiscalía, cuando de hecho, Sebastián Dávalos también debió haberlo hecho, pero al parecer se necesitaba una carne de cañón para su esperado interrogatorio.

El cuestionado funcionario público, enfrenta hoy diversos juicios morales de parte de la sociedad por el crédito de 6 mil quinientos millones de pesos que la sociedad de Compagnon adquirió a través del Banco de Chile para la compra y posterior venta de unos terrenos en Machalí el pasado noviembre de 2013.

La azul camioneta de protección de personas importantes (destinada solo a familiares directos de la Presidenta), el resguardo policial hacia la prensa y manifestantes, tanto dentro y fuera del recinto, el exagerado corte de tránsito en la Alameda y por su puesto, su fugaz y silenciosa salida dan cuenta de las habilidades que posee Dávalos en el arte de hacer lo que quiera.

Puede tener reuniones con el Vicepresidente del Banco de Chile, prometerle llamados en medio de la reunión, puede aplazar su declaración obligatoria en el marco de una investigación y además, como único imputado en el caso con tanta parafernalia policial, se da el lujo de no declarar absolutamente nada frente a la prensa que lo esperó durante cuatro horas.

Cuando Sebastián Dávalos, el – ya no tan regalón- hijo de Michelle Bachelet, se retiró del lugar en el auto fiscal, dejó a varios de los asistentes y espectadores con ganas de acercarse o tomar alguna declaración, si bien hubo algunos que desde lejos manifestaron su descontento, la mayoría refugió su enojo en la expresión “sinverguenza”, pero probablemente se quedaron con los puños y empujones reprimidos por las blancas vallas papales.

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