Mariano Rajoy asume jefatura de gobierno español en medio de protestas

El líder derechista retomó la jefatura de estado española con el apoyo de la abstención del Partido Socialista. Se le viene difícil en sus políticas de corte neoliberal al no tener ahora mayoría parlamentaria. El dirigente de Unidos Podemos, Pablo Iglesias, vaticinó que su mandato supone “el epílogo de una etapa política previa a que le ganemos nosotros, tarde o temprano, las elecciones en una nueva España, la de los jóvenes que exigen el cambio y que ya saben lo que es sufrir el paro, desahucios y la precariedad laboral".

Por Mauricio Becerra

30/10/2016

Publicado en

Mundo / Política / Portada

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Este sábado tras meses de incertidumbre al no tener mayoría, Mariano Rajoy volvió a ser investido como presidente. Fue posible gracias a la abstención del PSOE. El candidato del Partido Popular (derecha) reunió 170 votos a favor, 111 en contra y 68 abstenciones.

La investidura ocurre casi un año después de la convocatoria de las elecciones del 20 de diciembre de 2015, cuando ni la derecha del PP, ni la izquierda liberal del PSOE, ni la izquierda de Podemos lograran mayoría. Los votos a favor fueron dados por el Partido Popular (PP), Ciudadanos y Coalición Canaria.

Rajoy permanecerá así un nuevo periodo en La Moncloa. El derechista se convierte en presidente tras más de 300 días estando en incertidumbre al no haber tenido mayoría y dos elecciones generales de por medio. De hecho, la votación ocurre apenas 48 horas antes de expirar el plazo establecido para disolver nuevamente la actual legislatura y convocar unas nuevas elecciones generales.

Pero no será fácil gobernar a Rajoy. Si antes contaba con una cómoda mayoría absoluta en el Parlamento, en la actual legislatura contará con el menor respaldo en diputados que tuviera un jefe de estado desde 1977. “Lo hacemos para que las elecciones no sigan deteriorándose, pero ni usted ni su proyecto cuentan con nuestra confianza, porque usted no es el presidente que España necesita”- advirtió Antonio Hernando, explicando la abstención del PSOE.

Sólo la derecha joven de Ciudadanos, representada por Albert Rivera, fue conciliadora con Rajoy. Según cuenta Público apenas le exigió que “limpie” la política española de corrupción, entre otras cuestiones. “No tenga miedo. Le he visto ponerse la venda en los ojos antes de empezar a caminar. Si cumple las exigencias de Ciudadanos todo va a salir bien”.

Rajoy antes ya había entrado en trinchera, en horas previas a la investidura diciendo «no pretendan imponerme lo que no puedo aceptar». La frase es en clara alusión a que como jefe de estado a partir de mayo puede disolver el parlamento y convocar a elecciones generales.

También advirtió de que no aceptará revisar lo que hizo durante los cuatro años que estuvo en el gobierno.

Desde la izquierda, el dirigente de Unidos Podemos, Pablo Iglesias, vaticinó a Rajoy que su mandato supone “el epílogo de una etapa política previa a que le ganemos nosotros, tarde o temprano, las elecciones en una nueva España, la de los jóvenes que exigen el cambio y que ya saben lo que es sufrir el paro, desahucios y la precariedad laboral (…) Buena suerte, señor Rajoy, en su epílogo”.

FRACTURA EN EL PSOE

La abstención del PSOE fue posibilitada por el golpe interno llevada a cabo por el ex-presidente Felipe González y su seguidora Susana Díaz, lo que provocó la renuncia de Pedro Sánchez, ex-secretario general del partido y ex candidato presidencial.

En la jornada de este sábado Sánchez renunció al acta de diputado.

De igual forma 15 diputados socialistas no se alinearon con la posición oficial del PSOE y votaron en contra de Rajoy.

PROTESTA EN LAS CALLES

Al mismo tiempo de la investidura, en las calles de Madrid se convocó a una manifestación de rechazo por parte de la ciudadanía. El periódico La Haine entrevistó a Alberto, miembro del colectivo de trabajadores de «Coca-cola en Lucha», para quien se trataba de “un dia para salir a la calle para denunciar que esto es una estafa, un atentado contra los derechos y las libertades, y también para denunciar la represion, hay mil y pico policías antidisturbios para una manifestación legalmente convocada, hoy esto es una especie de estado de emergencia.»

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«Yo personalmente no entro en si deben haber terceras elecciones porque yo lo que quiero es un cambio de sistema, ya está bien de toda esta pantomima. Desde 1978 estamos privados de espacios de lucha y nos tienen permanentemente presionados, por eso hay que salir a la calle para decir que hay que cambiar la sociedad. Hoy vemos como se instala de nuevo en el congreso el continuismo del 78 mientras en la calle hay miles de personas con ganas de cambiar las cosas. Hoy iniciamos un nuevo ciclo de lucha para salir a las calles. Debemos juntarnos los trabajadores y tumbar este sistema desde la base”- sostuvo.

La corresponsal de Pressenza, Gabriela Amaya, llama la atención que el PSOE con la abstención permitió a Rajoy mantenerse en el poder, pese a que «ha seguido defendiendo que aplicará las políticas que vienen dictadas desde Bruselas, políticas que ya han sido anunciadas y que implicarán nuevos recortes en pensiones, educación, sanidad, etc. en los próximos meses».

Rajoy advirtió horas previas a asumir que no aceptará «liquidar todas las reformas» y tampoco negociará “la estabilidad presupuestaria, ni la unidad de España, ni «derribar lo construido». Es decir, seguirá su programa de ajustes de corte neoliberal.

LA CORRUPCIÓN DEL PARTIDO GOBERNANTE

Los casos de corrupción que afectan a destacados miembros del PP de Rajoy, como su allegada Rita Barberá, alcaldesa de Valencia. Según el Tribunal Superior de Justicia valenciano, se montó una red de corrupción utilizando Imelsa (empresa de la Diputación de Valencia), la concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Valencia, Ciegsa (empresa de la Generalitat encargada de construir colegios públicos bajo sospecha por sobrecostes millonarios) y la Fundación Jaume II El Just. A través de esta red se realizaron adjudicaciones fraudulentas a cambio de comisiones ilegales.

Hay contratos de este esquema desde el año 2003. Las pesquisas han detectado indicios de blanqueo de capitales y financiación ilegal en el PP de Valencia ciudad. Según los investigadores se habrían cometido delitos contra la administración como malversación de caudales públicos, prevaricación administrativa, tráfico de influencias, cohecho, fraude y falsedad.

Amaya destaca que «todas estas decisiones de los socialistas han generado el descontento de millones de sus votantes y la frustración de toda la izquierda española en general. Ha sido un día que muchos han sentido de “traiciones” y de la imposición de ciertas oligarquías que nunca han dejado de servir a los intereses de los poderosos, llámense populares o socialistas».

M.B.R.

El Ciudadano

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