Chilenos engañados

Mentira… todo es mentira

"Digan la verdad", es el nombre que los editores de un noticiero le han dado a su espacio deportivo. Ésa debiese ser la máxima con que el Estado y las instituciones, como los partidos políticos, debieran adoptar para hablarle a los chilenos. Pero no es así.

Por Patricio Araya

02/05/2016

Publicado en

Chile / Política / Portada

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El empresario Andrónico Luksic ha dicho por estos días que Caval no tenía mucho patrimonio, pero sí una buena garantía, en referencia a los terrenos que la nuera de la Presidenta Bachelet planeaba comprar en Machalí.

De acuerdo a esa explicación cabe preguntarse si acaso un ciudadano común y corriente podría ir con ese mismo argumento al banco de Luksic, o cualquiera otro, a pedir un crédito hipotecario para comprarse una casita. La respuesta es obvia: no.

Desde luego le pedirían acreditar un patrimonio fornido, constituido por su renta y todos los bienes que haya logrado acumular a lo largo de su existencia, incluidos sus calzoncillos. Entonces, ¿a qué garantía se refiere el dueño del banco que le prestó 6 mil 500 millones de pesos a una empresa como Caval, con un capital declarado de 6 millones de pesos?  La respuesta es obvia: a la suegra.

¿Qué mejor garantía podría exhibir una persona en este país que supere la calidad y probidad de un aval de tamaña envergadura?, ¿por qué negarle un crédito descomunal a alguien que con su libreta de matrimonio en mano acredita estar casada con el hijo de la máxima autoridad del país? Por cierto ese documento –que hasta donde se sabe no fue necesario exhibir en la reunión en la presidencia del Banco de Chile– alcanzó, qué duda cabe, tal ponderación, que fue suficiente prenda para constituir la caución requerida para el otorgamiento del mega crédito para comprar los lotes de Machalí.

La mentira de Luksic es sostener a rajatabla que le dio el préstamo a Natalia Compagnon por el solo hecho de tener una garantía sólida, como serían los terrenos a comprar, y no su parentesco con la Presidenta de la República.

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Tras 28 años en el PPD, el diputado Pepe Auth renunció a la colectividad que ayudó a fundar.

Otra mentira es la mediática renuncia del diputado Pepe Auth al PPD. Es mentira porque no es sincera ni oportuna. Más bien responde a esa figura de las ratas que, ante el riesgo inminente de naufragio, abandonan el barco. La noble intención del honorable, de corregir los errores que apartaron a su partido de su camino original –de ser el espacio más democrático y transparente que haya conocido la historia chilena–, se diluye en cada una de sus palabras. Es mentira que Auth se haya quedado 28 años en un lugar que no le acomodaba, y en compañía de gente que hoy lo avergüenza. Lo que no se puede hacer en la vida es elegir a los parientes. Distinto es el criterio para unirse a determinados grupos e ideologías. En este caso suele primar la sola voluntad, o la conveniencia. Si hace mucho tiempo Pepe Auth sentía que sus compañeros no representaban su pensamiento político, ¿por qué no se apartó de ese camino? No lo hizo porque las náuseas nunca dieron para vómito. Por el contrario, aprovechó esa degeneración y soportó de buen ánimo ese hedor antidemocrático de los empujones y las designaciones a dedo; aguantó que el controlador del partido lo gritoneara y él mismo gritó a los más débiles; se dejó abusar por el poder partidario y abusó de él al punto que hoy ofrece en su renuncia la delación como medio para sincerar su arrepentimiento de haberse quedado más de la cuenta en una tienda que no supo dar el paso entre el carácter funcional con la que fue creada, y la ideología indefinida desde la que aún pretende sobrevivir.

Congreso 08 de Julio 2010 Comisión Desastre Natural (Terremoto) de la camara de Diputados, recibe al Jefe del ejercito general Juan Miguel Fuente-Alba Foto:Pablo Ovalle Comisión Desastre Natural (Terremoto) PORTADA - JUAN MIGUEL FUENTE ALBA - GENERAL DE EJERCITO - COMISION TERREMOTO - SENADO - PAG001

Ex Comandante en jefe del Ejército, general Juan Miguel Fuente-Alba.

La otra mentira de estos días es cómo un ex comandante en jefe del Ejército logró forjarse un patrimonio imposible, estimado en más de tres mil millones de pesos, a partir de un sueldo líquido de 3,5 millones. No por nada la Fiscalía Centro Norte acaba de oficiar al ministerio de Defensa para recabar información que permita aclarar el súbito enriquecimiento del ex general Juan Miguel Fuente-Alba. La sospecha es que el alto oficial estaría involucrado en el caso ‘Milicogate’, investigación periodística que ha develado manejos truchos de los fondos de la Ley Reservada del Cobre.

Otra mentira es el supuesto error cometido por la cúpula de la Nueva Mayoría en el proceso de inscripción de las elecciones primarias en el Servel. Es mentira que estos granujas tengan la más mínima intención de devolverles a los ciudadanos su soberanía. Nada de eso. Ellos pretenden mantener el secuestro permanente que han hecho de la soberanía popular, y bajo ningún aspecto, permitir que la democracia ponga en juego su valor más preciado: la alternancia del poder.

Quieren, estos granujas, seguir decidiendo entre cuatro paredes, las cuotas de un poder que ellos se sienten llamados a administrar de manera mesiánica, como si sólo ellos, y nada más que ellos, tuvieran el privilegio de determinar el destino ciudadano. es mentira que quieren hacer primarias. Esa es la verdad.

Otra mentira es el mentado proceso constituyente impulsado por La Moneda. ¿Cómo podría ser verdad que el Gobierno pretende redactar una nueva constitución, si la palabra ‘nueva’ está vetada para referirse a la nueva Constitución que se supone emanará del proceso constituyente?

Es mentira que dicho proceso tenga carácter y composición ciudadana, pues, en rigor, los mentados cabildos carecen de interés ciudadano. Los pocos ‘interesados’ que se han acercado a ‘participar’, con toda seguridad, según se estila en la administración pública, son empleados públicos sacados de sus trabajos bajo amenaza de no renovarles la ‘contrata’ o el ‘honorario’; o restados de su descanso sabatino o dominical.

En Chile, la participación ciudadana es una mentira, una falsedad dialéctica, toda vez que se la concibe y administra como un error conceptual. En efecto, la participación ciudadana no es un fin, sino un medio. Así de simple. Participar no es juntar personas en un lugar. Si ese fuera el objetivo, bastaría con convocar a un grupo de vecinos en una esquina. La participación sólo tiene sentido cuando ella tiene efectos vinculantes.

Es mentira que el proceso constituyente sea participativo, por el contrario, se trata de un tremendo cuento del Gobierno destinado a crear en la ciudadanía la idea de que habrá una nueva Constitución, cuando, en rigor, cualquier persona seria sabe que esta administración no cuenta con los votos necesarios en el Senado para aprobar una nueva Carta Magna.

También es mentira que los trabajadores chilenos dispondrán de una nueva relación con sus empleadores, según pretendía establecer la Reforma Laboral. ¿En qué legislación moderna resulta concebible que no sea el sindicato el único sujeto que represente los intereses de los trabajadores? Es mentira que la derecha defienda los derechos de los trabajadores. Nunca lo ha hecho.

También es mentira que el proyecto de ley de educación superior que el Gobierno promete ingresar en los próximos días al Congreso, resuelva la gratuidad. Es mentira porque para que en Chile haya educación superior estatal gratuita, el Gobierno sólo tendría que respetar el Pacto de Derechos Económicos Sociales y Culturales –suscrito en la ONU en 1966, ratificado en 1969, 1972 y 1989 (por el mismísimo Pinochet) y que reconoce a la educación como derecho humano, y no como beneficio– e implementar la respectiva ley que obliga al Estado a hacerse cargo de financiar la gratuidad en establecimientos públicos, y no a invertir los recursos de todos los chilenos en la educación privada, como se viene haciendo desde 1981, tras la irrupción de las universidades privadas. El Estado está obligado a la gratuidad a través de sus instituciones de educación superior, no está obligado a subsidiar la gratuidad que los particulares (universidades privadas) otorgan con cargo al Fisco.

La tremenda garantía, el proceso constituyente, las primarias truchas, el general millonario, la reforma a la educación superior y el diputado arrepentido, son apenas algunos ejemplos de la mentira permanente en la que se ha transformado esta democracia tutelada. ¿O es mentira?

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