Examen muy duro de superar

Refichaje: La carrera contra el tiempo del duopolio

Es, quizás, la principal medida fruto de las conclusiones de la Comisión Engel, que busca limpiar algo la cara de los partidos y poder exponer el verdadero nivel de representatividad que cada organización tiene. Hasta ahora, la tarea de refichar militantes se ve como un examen muy duro de pasar.

Por Jose Robredo

03/04/2017

Publicado en

Chile / Política / Portada

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La hecatombe que significó para la clase política que se hiciera público su matrimonio con los grupos económicos por el ahora lejano invierno del año 2014, cuando los aportes de Penta a las campañas de la UDI abrieron una Caja de Pandora por muchos supuesta -pero que muy pocos conocían- ha generado consecuencias nunca imaginadas.

Primero, y quizás la más obvia, es la consolidación de la percepción de descrédito absoluto de las instituciones políticas del país, las que quedaron al desnudo como marionetas del gran empresariado; luego, la incapacidad de tomar decisiones para enmendar el rumbo ante la reacción ciudadana, que fue en aumento a medida que quienes hablaban de gobernabilidad en realidad no le tomaban el peso a la gravedad del asunto.

Pese a ello, y un poco a los empujones, fueron presentándose ciertas “soluciones”. La primera fue la creación del Consejo Asesor Presidencial de Transparencia, más conocida como la comisión Engel, la que en el primer semestre de 2015 inició sus funciones y que un año más tarde entregó sus esperadas conclusiones y propuestas. Algunas fueron escuchadas y transformadas en proyectos de ley; otras, en cambio, fueron destinadas al baúl de los recuerdos.

Una de las propuestas más importantes tenía relación con transparentar el padrón de militantes de los partidos políticos inscritos a la fecha. Esto con el fin de tener una información más precisa del tamaño de las organizaciones o la capacidad de movilización, que en muchas ocasiones -como consultas internas o instancias partidarias legales- las cifras entregadas eran “infladas”.

Entonces se definió, a través de una reforma a la ley de partidos, que todas las colectividades antiguas y nuevas debían tener un mínimo de 18.500 militantes inscritos (un 0,25% del padrón de la última votación parlamentaria) y, junto con eso, tener al menos cuatro regiones correlativas legalizadas. Una cifra que puede considerarse bastante humilde, para el total del electorado, pero que ante el quiebre de relaciones entre la ciudadanía y los partidos la tarea se convertiría en un verdadero martirio.

Sobre todo cuando la legitimidad de los partidos se encuentra por los suelos. Hecho que provocó que este verano, a casi tres años que estallara el caso Penta,  los partidos tradicionales clamarán benevolencia del Servicio Electoral (Servel) para bajar las exigencias del llamado refichaje (firma ante notario o a través de internet con el registro de la firma electrónica del inscrito). Las presiones surgieron efecto y los partidos, que veían en peligro su supervivencia junto con la del actual sistema político, accedieron a facilidades que las nuevas organizaciones no tienen permitidas. En otras palabras, se lanzó un salvavidas al modelo de partidos tradicionales.

Según el analista y académico Ernesto Águila, el nuevo proceso de refichaje no contiene –comparativamente- los elementos laxos del modelo antiguo y que  «lleva a una decisión voluntaria que implica un cierto trámite y que, de alguna forma, busca rescatar la efectiva voluntariedad de afiliarse políticamente, tanto para los nuevos militantes como para los refichados. En esas condiciones se produce esta crisis».

Así, Águila sostiene a El Ciudadano que no es responsabilidad del Servicio Electoral el que los partidos tengan dificultades para lograr el refichaje, puesto que la ley la aprobaron sus propios parlamentarios, casi de forma desesperada para dar una señal a la ciudadanía de haber aprendido la lección.

Eso sí, sostiene que «las desprolijidades del Servel se presentan en las diferencias para las exigencias de refichaje de los partidos antiguos con respecto de la inscripción de los nuevos, lo que es una arbitrariedad porque en ambos casos se trata de salvaguardar los mismos principios: que sean padrones reales, que las personas que accedan tengan la voluntad real de militar en un partido. Establecer esa diferenciación es un error”.

Y además el académico recalca que es el «modelo transicional de partidos lo que se encuentra en crisis y que, en la práctica, sea el factor para que hoy resulte poco atractivo militar en ellos».

EL KARMA DE LOS PARTIDOS TRADICIONALES

El que tuvieran que iniciar un proceso de reinscripción de sus militantes, con reglas bastante más claras que las que rigieron por años al sistema de partidos tras el retorno de la democracia, ya era una piedra del zapato para los miembros del binominal, que veían en esta prueba un desafío del que no tenían la certeza de salir airosos.

Además, junto con tener que dar una prueba de blancura, el proceso de refichaje de los partidos  -que tiene como fecha límite el próximo 14 de abril- es la llave para que las organizaciones puedan participar con candidatos de los procesos electorales que se dan este año: las primarias de julio y las elecciones presidenciales y parlamentarias de noviembre.

Y, hasta ahora, el conteo no supone buenos augurios. Sólo el Partido Socialista, según los datos que entrega el Servel, con casi 27.202 militantes inscritos ha podido finalizar con éxito la tarea; luego el PRO marca 21.070 inscritos, el PRI registra 17.768 y  la DC aparece con 18.096. El resto de los partidos se encuentra muy lejos de los 10 mil fichados y, por ende, se encuentran muy cerca de ser desafectados.

El tema es más complejo para las colectividades que tiene aspiraciones presidenciales, como el PPD o los Radicales –con sus candidatos Ricardo Lagos y Alejandro Guillier-, que no podrán presentar a sus aspirantes a La Moneda en las actuales condiciones.

Y, así como van las cosas, los presidenciables -Ricardo Lagos o Alejandro Guillier- comienzan a planificar estrategias que les permitan salvar sus respectivas postulaciones.

En este contexto, al ser consultado por el actual escenario de la inscripción, el secretario general del Partido Radical, Osvaldo Correa, sostiene que a pesar de las apariencias, el proceso de refichaje no ha sido traumático. De hecho asume que se debe lidiar “con la desconfianza ciudadana” para sacar adelante la tarea, de la que hoy se encuentran a punto de lograr la meta con las 12.711 fichas que han sido aprobadas por el Servicio Electoral.

Desde la otra vereda, y casi como el mejor alumno del curso que se luce mostrando sus calificaciones, el secretario general del Partido Socialista, Pablo Veloso, sostiene a este medio que en el caso de su partido “no hubo campaña en realidad. Nosotros más que refichaje, tenemos cerca de 28 mil nuevos militantes. Militantes reinscritos tenemos 2800 de casi 105 mil militantes que aparecen en el padrón original. Yo espero terminar este proceso de reinscripción de los antiguos, para lo que hemos hecho un llamado a los compañeros a que se registren de aquí al 14 de abril. Ojalá lleguemos a los 45 mil”.

“Estamos en una crisis total de desconfianza en el país, que no es sólo de los partidos sino que de todas las instituciones. Se puede considerar al refichaje como un primer test de blancura, pero se hizo técnicamente con la idea de renovar los padrones de los partidos”, agrega Veloso a la hora de ser consultado respecto del contexto que enfrentan, y que han ayudado generosamente a construir, los partidos tradicionales.

Tratando de ver el vaso medio lleno, el dirigente radical sostiene que “es una tremenda oportunidad que tenemos los partidos, la que nos va a permitir limpiar nuestros padrones para permitir saber quiénes son los militantes activos versus los militantes pasivos y con eso ir sincerando quiénes somos parte de las colectividades políticas”.

“Ha sido un ejercicio muy difícil pero, a la vez, muy enriquecedor para los partidos, una oportunidad de tomar conciencia de los problemas estructurales que se tiene y de aprender y corregirlos; es un proceso de crecimiento de los partidos”, coincide al respecto su par socialista.

Al mismo tiempo, y considerando que el proceso de refichaje tiene directas consecuencias para el venidero proceso electoral, comienza a ser un factor primordial para los partidos que se encuentran en el proceso de inscripción. Esto a pesar de que se les busque bajar el perfil en las colectividades involucradas, ya que, sin legalización no existen posibilidades de levantar ningún tipo de candidaturas. E incluso podría proyectarse para establecer los niveles de participación ciudadana en las próximas elecciones.

En este sentido, Osvaldo Correa se manifiesta contrario y explica que “tomar este proceso como una evaluación previa a las elecciones sería un despropósito, este es un proceso muy distinto a eso. Aquí la gente no manifiesta su voluntad o su posición, aquí la gente lo que hace es ingresar a una colectividad política para reafirmar su voluntad de permanecer en un partido político. Mal podríamos hablar que será un indicador de cómo va a ser un proceso electoral futuro, tanto en la presidencial como en la parlamentaria”.

Por otro lado, y haciendo frente a las críticas emitidas por los partidos que se encuentran con mayores problemas en la inscripción en contra del Servicio Electoral, Veloso se manifiesta contrario a éstas y los manda a llorar a la iglesia cuando sostiene que “el Servel ha actuado correctamente aquí, aun cuando, concede, quizás ha cometido algunos errores. Las dificultades no las ha puesto el Servicio sino quienes hicieron la ley, las dificultades las pusieron los propios partidos”, y además agrega que “culpar al Servel es la clásica de echarle la culpa al del lado. Si hay algo que nos cuesta a asumir a las organizaciones es ver qué responsabilidad tenemos nosotros en nuestros fracasos, y aquí es más fácil pegarle al Servel que reconocer que hay una crisis muy grande y que esto es una expresión más de la crisis”.

PARTIDOS EMERGENTES Y LA MÁQUINA BINOMINAL

Durante este proceso de inscripción de militantes ha sido evidente el trato diferenciado que han tenido los partidos tradicionales con respecto a las colectividades emergentes. Mientras los primeros pueden reinscribir a sus antiguos militantes a través de un simple trámite en el sitio web del Servicio Electoral, los segundos deben realizar todas las inscripciones frente a un notario que valide la firma del novel militante.

Ante este escenario, los llamados “partidos emergentes” han denunciado una serie prácticas y presiones de los partidos del binominal para mantener sus privilegios.

En este sentido, Karina Oliva, presidenta del partido Poder Ciudadano y vocera del Frente Amplio, sostiene clara y tajante que “una vez más vemos cómo los partidos tradicionales, la casta política, demuestra lo poco democrático y lo poco que les importa el fortalecimiento de la democracia”.

“Lo que han hecho para reficharse es adquirir carteras de nombres y cédulas para poder cumplir con las metas. No dan el ancho para reinscribir siquiera a sus antiguos militantes, sólo buscan artimañas para levantar candidaturas como las de Ricardo Lagos,  Alejandro Guillier o, incluso, Sebastián Piñera por la derecha”, recalca la vocera del nuevo conglomerado.

A su turno, Francisco Figueroa, vocero de Izquierda Autónoma, movimiento que presentó un recurso de protección en la Corte de Apelaciones de Santiago en contra el Servel a propósito de las facilidades otorgadas a los partidos tradicionales, señala que “nosotros hacemos esto (interponer el recurso legal) para llamar la atención respecto de la impunidad con la que el Servel ha actuado para privilegiar a partidos antiguos, que han tenido dificultad para que confíen en ellos y aspiramos a que existan reglas del juego comunes para todos”.

“Creemos que la política corre el riesgo de perder tal legitimidad y empobrecerse, lo que solo beneficiará a los dueños del poder económico”, recalca Figueroa.

Oliva, en tanto, agrega que “Entendiendo las dificultades que los partidos tradicionales y la institucionalidad le ponen a los partidos emergentes, a los partidos del Frente Amplio, que la ciudadanía ve como la alternativa de superar a los partidos de la corrupción, tenemos un escenario electoral favorable donde vamos a poder escoger un nuevo parlamento. Desde el Frente Amplio esperamos tener al menos un diputado en los distritos de Chile. Estamos trabajando con la ciudadanía no para conformar una tercera fuerza sino que para el Frente Amplio sea la primera fuerza política en Chile y realizar las transformaciones que la ciudadanía está exigiendo”.

En esta misma línea Figueroa insiste en invitar a que la ciudadanía se haga parte de este proceso recalcando que “el sistema político no se adecúa al nuevo Chile, que se debe a reglas nuevas. Hay un Chile que debe pujar porque la democracia se actualice a las demandas de la ciudadanía”.

De esta forma, a modo de síntesis, Karina Oliva sostiene que “lo que queda claro en este proceso es que la ciudadanía quiere nuevas alternativas, han crecido mucho los partidos emergentes como nosotros, Poder Ciudadano, o Revolución Democrática, porque son partidos que hacen política de forma diferente que tiene que ver con que la ciudadanía se empodere, que participe y decida. Es una etapa de hacer una nueva política”.

@joserobredo

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