Triunfo de Bolivia, derrota del neoliberalismo

“Esta vez vamos a ganar en los nueve departamentos, un masazo al imperio, al neoliberalismo, a los vendepatrias y los separatistas”, sostuvo Evo Morales ante miles de personas en El Alto durante el cierre de campaña de las elecciones presidenciales del próximo domingo 12 de octubre. La proyección del mandatario de Bolivia es apoyada por todas las encuestas de opinión, que prevén un triunfo en primera ronda del Movimiento al Socialismo por más del 55 por ciento de los votos.

“Gracias a la lucha del pueblo boliviano, a la lucha de ustedes, ahora sin embajador de Estados Unidos, sin bases militares, ni la DEA, estamos mejor política, democráticamente y económicamente; ésa es la lucha del pueblo”, agregó el líder nacido al calor de las históricas Guerra del Agua (2000) y Guerra del Gas (2003).

Sus palabras fueron  dirigidas a los enemigos directos de la continuidad y profundización del proyecto del Estado Plurinacional liderado por Morales, que mucho más allá de las fronteras de Bolivia operan con los candidatos locales para desarticular un eje fundamental de la fortaleza nuestroamericana.

En El Alto estaban para respaldarlo miles de bolivianos, e históricas organizaciones como la Central Obrera Boliviana (COB), la Coordinadora Nacional por el Cambio y las Bartolina Sisa, además del amplio apoyo de los movimientos sociales, indígenas y sindicales.

“Unidad siempre será el triunfo del pueblo. Unidad más unidad siempre será la derrota del imperialismo y del capitalismo”, sostuvo Evo. La misma unidad que celebró Nicolás Maduro desde Venezuela al saludar el masivo acto de cierre de campaña de los candidatos del Movimiento al Socialismo Boliviano.

El desafío de la profundización del proceso de liberación en Bolivia es también parte de la batalla de los pueblos del continente. El Estado plurinacional alineado sin titubeos a la Alianza Bolivariana es punta de lanza en el proyecto de unión nuestroamericana que emprendió Simón Bolívar y que el Comandante Hugo Chávez hizo transitar a los países de la región, con sus múltiples matices.

Hacia dentro del país, el empresario Doria Medina (de Unidad Demócrata (UD ) y Jorge Quiroga (Partido Demócrata Cristiano) son los candidatos voceros del neoliberalismo y la derecha que pujan por socavar la posible tercera presidencia de Evo (segunda, luego de la proclamación del Estado plurinacional), sin disimular sus embates.

Pese al posible triunfo de Morales y su compañero Álvaro García Linera, una de sus apuestas es obtener la victoria también en Santa Cruz, Pando, Beni y Tarija, regiones desde las que se había impulsado un proceso de desestabilización opositora bajo consignas de autonomía.  “Bolivia está unida, ya ha terminado la mal llamada media luna, ahora (…) todos nos hemos unido a la cabeza de  las fuerzas sociales y juventudes  que se suman y lo hacen por dos motivos: por la agenda patriótica y la estabilidad, y el crecimiento económico que garantiza la esperanza para las futuras generaciones”, sostuvo Morales el miércoles.

Conquista y defensa de la soberanía

A lo largo de su campaña presidencial, Evo Morales destacó la lucha por la soberanía de los recursos naturales, con la recuperación de los Yacimientos Petrolíferos Fiscales como protagonista, que fueron triunfos sobre la larga afrenta neoliberal que saqueó la riqueza del país suramericano. “Hemos dado una batalla contra un modelo de asalto y saqueo a nuestros recursos naturales”, recordó el miércoles.

En ese marco, en la campaña electoral se expresó el retorno de los privatizadores: el candidato opositor Samuel Doria Medina, prometió un plan de reversión de las nacionalizaciones con el establecimiento de una distribución de ingresos de 50 y 50 por ciento entre Estado y empresas privadas. Actualmente, Bolivia recibe el 82 por ciento de las ganancias provenientes de los hidrocarburos y los privados 18 por ciento, montos fijados luego de la nacionalización del gas en 2006, cuando Morales asumió su primer mandato

Ante ello, la necesidad de profundizar el proceso en Bolivia fue planteada por el propio presidente, quien en enero presentó los ejes de la Agenda Patriótica del 2025: reducción de la extrema pobreza; universalización de los servicios básicos; acceso a la vivienda, educación y salud; revolución tecnológica y científica; inversión para la profundización de la industrialización, productividad y empleo; país soberano y seguro; instalación de la Asamblea por la Revolución de la Justicia Digna con participación social y la Ley de Reforma y Referéndum Constitucional para el cambio judicial en busca de la Revolución del sistema jurídico con participación del pueblo; y diplomacia de los Pueblos como un desafío boliviano por un orden mundial por la vida y la humanidad; entre otros

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