Enrique y Elizabeth: Bendición del Niño Dios con amor y fe

La familia Ruiz López honra la tradición ancestral de vestir y bendecir la imagen religiosa por más de 28 años

Enrique Ruiz y Elizabeth López se dieron cita la mañana de este viernes 2 de febrero en la Catedral de Puebla para bendecir como cada año a su niño Dios, hecho de madera y heredado por su abuelo.

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Desde hace más de 28 años, la familia Ruiz López ha mantenido vigente la tradición de vestir y bendecir a su niño Dios, misma que se ha convertido en un culto en más de cuatro generaciones.

En el marco del Día de la Candelaria, Enrique Ruíz relató a El Ciudadano México que esta tradición fue inculcada en su familia desde sus abuelos, razón por la que considera muy especial el cuidado del niño Dios, ya que representa una herencia familiar.

Comentó que el vestir y bendecir a su niño Dios va más allá que una simple tradición, pues considera que es parte de la fe y el amor que tiene por la religión y por su familia.

Luego de que conoció a su esposa, Enrique Ruiz y Elizabeth López comenzaron a cuidar juntos al niño Dios, a quien lo han conservado en un nicho especialmente para él.

«La responsabilidad de cuidar al niño es muy bonita la verdad, que espero que cuando no estemos mi esposa y yo uno de mis hijos se le quede para que también siga no la tradición, sino la fe hacía Dios y hacia Jesús» comentó.

Elizabeth López comentó que la conservación del niñito Jesús representa una responsabilidad importante, por lo que sus cuidados son delicados para que siga bendiciendo su hogar.

Asimismo, dijo sentirse agradecida con el niño Dios, ya que siempre le ha cumplido uno de sus deseos más importantes, mantener a su familia con salud.

Aunque comentó que cada tres años cambian la vestimenta de su niño Dios, indicó que no es un problema comprar su ropa, ya que para ellos lo más importante no es el dinero, sino la fe que le tienen.

Finalmente, la familia Ruiz López comentaron que el Día de la Candelaria es una de las fechas más importantes para cualquier católico, pues llevar a su niño Dios a bendecir y a escuchar la misa representa una vida de bendiciones.

Ilustración: Iván Rojas

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