¿El ‘poder evangélico’ es un peligro para América Latina?

La expansión de los grupos asociados al «evangelio», convertido en pujantes empresas transnacionales gracias al diezmo de sus millones de integrantes, dieron origen al ‘Poder evangélico‘

Evangélico

La expansión de los grupos asociados al «evangelio», convertido en pujantes empresas transnacionales gracias al diezmo de sus millones de integrantes, dieron origen al ‘Poder evangélico‘. Se trata de de una nueva forma de hacer política que podría poner en peligro a toda América Latina.


La periodista mexicana Cecilia González entrevistó para Actualidad RT a Ariel Goldstein, creador del libro ‘Poder evangélico. Cómo los grupos religiosos están copando la política en América‘, . En el texto explica por qué estos grupos religiosos son un peligro para la región.

González resume al ‘Poder evangélico’ como un grupo que cree que gobernar es un mandato divino. Además, militan contra el aborto, la educación sexual, los derechos sexuales y reproductivos, el feminismo y la comunidad sexodiversa.

«Sus pastores se convierten en famosos Youtuber o en estrellas mediáticas gracias licencias que les otorgan canales de televisión. Tienen una visión patriarcal de la sociedad y demonizan a sus adversarios», explica.

Además, tienen la capacidad de ser camaleónicos, porque «se alían tanto con la izquierda como con la derecha. Ya cuentan con numerosas bancadas legislativas y ocupan ministerios en diversos países».

Añade el reportaje exhiben entre «sus máximos triunfos las llegadas de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, y de Jair Bolsonaro en Brasil. Además del golpe de Estado que permitió a Jeanine Áñez encabezar un gobierno de facto en Bolivia».

¿Qué hay detrás del poder evangélico?

Se trata de una comunidad conservadora que Ariel Goldstein, doctor en Ciencias Sociales, analiza en su libro. Allí, alerta sobre los riesgos que entraña la penetración de este colectivo en los poderes públicos.

«No puede dejar de considerarse a este nuevo pentecostalismo como peligroso para la democracia«, dice Goldstein en la entrevista para RT.

El problema, explica, es que introducen en la política categorías religiosas del bien y el mal puros. En ellas, el adversario debe exterminarse, algo que daña la convivencia política y social.

«Cuando el adversario es identificado con el diablo y los gobernantes entienden su tarea como una misión divina, aumenta el peligro de una deriva autoritaria, amenaza la convivencia democrática basada en el respeto a la pluralidad», señala.

Goldstein decidió investigar cómo es que los evangélicos han obtenido tanto poder político en las últimas décadas. Le llamó mucho la atención que cada día cuentan con mayor legitimación social a partir de su trabajo territorial en sectores vulnerables. Eso sumado a un proceso de recaudación económica que les permite construir sus propios medios de comunicación.

«Los dos casos más logrados son Estados Unidos y Brasil. Pero, lo que sucede en Centroamérica es tremendo, están avanzando muy rápidamente», señala.

Asimismo, agrega que sorprende cómo los grupos evangélicos se alían no sólo con políticos de derecha a partir de una afinidad ideológica, sino también con la izquierda. Destacó los casos de Nicolás Maduro, en Venezuela, y de Andrés Manuel López Obrador, en México. Eso demuestra su pragmatismo con tal de obtener influencia en la toma de decisiones.

El libro desglosa la historia y estado actual del avance de esta comunidad religiosa en el Continente. Poseen una agenda común y líderes o pastores locales, muchas veces, formados en Estados Unidos o que evangelizan desde ese país.

Una estrategia común

Aunque es evidente que hay una estrategia común y bien organizada, Goldstein aclara que no se adhiere a la idea de una conspiración internacional. A su juicio, eso simplificaría este proceso.

Igualmente, sostiene que el crecimiento de estos grupos demuestra la plasticidad con la que se adaptan a todo tipo de sistemas políticos. Trabajan con el bipartidismo en Estados Unidos y el multipartidismo en Brasil.

El autor advierte, además, que este avance va a la mano del declive del catolicismo que tanto preocupa al papa Francisco. En los años ’60, el 94 % de la población latinoamericana se identificaba como católica, pero en 2014 esa cifra se redujo al 69 %, Mientras tanto, la proporción de evangélicos pasó del 9 % al 19 % en ese periodo.

Evangélico

También precisa que los países más creyentes de la región, como México y Paraguay, son tierra fértil para el fortalecimiento de los evangélicos. Una de las razones es que poseen sociedades muy religiosas a pesar de que son estados laicos.

Por el contrario, señala, Uruguay es un caso excepcional, por ser el único país de la región con un Estado y una sociedad laicos. Esto explica que ahí los evangélicos no hayan logrado penetrar con el mismo ritmo e intensidad que en el resto del Continente.

Con respecto a las alianzas políticas, Goldstein explica que para los líderes políticos progresistas es tentador asociarse a los evangélicos en un principio. Pero eso, como ya ocurrió con Luiz Inacio Lula da Silva en Brasil, sólo les sirve en el corto plazo.

El Estado laico quita poder al evangélico

A la larga, dice el escritor, la agenda progresista se contradice con la conservadora. Entonces, el supuesto apoyo termina siendo una trampa porque las organizaciones evangélicas pasan a ser enemigas pero con mucho más poder. Ese es el riesgo que corre ahora López Obrador, por ejemplo.

Goldstein también es autor de libros como ‘Prensa tradicional y liderazgos populares en Brasil‘ y ‘Bolsonaro. La democracia de Brasil en peligro‘. Para él, es importante defender la laicidad del Estado con legislaciones que limiten el poder de las iglesias evangélicas y, por tanto, de la construcción de figuras reaccionarias.

De esta forma, confía, podrían seguir cumpliendo un papel de contención social en los barrios más humildes. Pero, lo harían sin el elemento nocivo del dogmatismo religioso impuesto al Poder Político.

Sin embargo, reconoce que en el panorama actual la Iglesia Católica sigue perdiendo presencia en América Latina. Mientras, por otro lado, la Evangélica va ganando fieles y cargos en los poderes públicos.

«Son un factor de poder con mucho peso, y peligroso. Los pastores se asocian a los políticos dándoles una bendición divina y penetran el lenguaje religioso en la política. Eso es muy perjudicial para una vida democrática sana, porque entonces del otro lado sólo queda el infierno, lo execrable», advierte.

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