El nuevo bloque político irrumpe en Chile

Una locomotora llamada Frente Amplio

Es el proceso político electoral más interesante de los últimos años, y es que todo lo que haga este naciente conglomerado es novedoso, a la vez que alienta dudas y esperanzas sobre el destino que tomará. El primer examen será en los comicios generales de noviembre, para los que ya alista los vagones de su locomotora.

Imparable y avasallador parece el andar del Frente Amplio (FA), que en cada nuevo anuncio provoca reacciones de todos lados. Aun cuando las dudas son más abundantes que las certezas, en menos de una semana la balanza ha ido equilibrando con el brote de informaciones que faltaban: el sábado 18 de marzo se definieron los grupos programáticos principales y el plan de trabajo hasta agosto y desde el lunes 20 han comenzado a salir las cartas parlamentarias, los Consejeros Regionales y los presidenciables que esperan posicionar durante estos meses.

Cada día la locomotora toma más fuerza: el analista Alberto Mayol ya está debatiendo y posicionándose como precandidato al igual que la periodista Beatriz Sánchez, en tanto cada semana se constituyen nuevos grupos de trabajo comunal, aparecen nuevas candidaturas a parlamentarios, proceso que agrega un sinnúmero de carteos, columnas y artículos que tratan de desenredar la madeja que planteó este conglomerado. Pero esta locomotora tuvo una estación de partida y ésa fue la elección municipal de 2016 y el triunfo del representante del Movimiento Autonomista Jorge Sharp en Valparaíso.

Aquella tarde del 23 de octubre había expectación en muchas comunas donde las candidaturas de partidos como Izquierda Libertaria, Revolución Democrática, Igualdad, Partido Poder, entre otros, parecían quebrarle la mano al duopolio. Todos ellos futuros integrantes del Frente Amplio cuando la unidad de los grupos extraparlamentarios no era más que un slogan.

Sin embargo, la desazón generalizada por los magros resultados (salvo contadas excepciones), amplificó la sorpresa por lo que estaba ocurriendo en Valparaíso y los ojos de todos los colores políticos apuntaron a lo que pasó con Sharp, los autonomistas y la fórmula de su triunfo.

Todos coinciden en que Dj Méndez, por la Nueva Mayoría, era un mal candidato y Jorge Castro, por la derecha, un desgastado y también mal candidato. Lo novedoso es el proceso de primarias para elegir a Sharp, la confluencia de fuerzas políticas en la Asamblea Ciudadana de Valparaíso que lo designó y la unidad en la diversidad de las fuerzas políticas que trabajaron: si bien Sharp milita en el Movimiento Autonomista, trabajaron con él desde Igualdad hasta ex miristas, pasando por RD y libertarios. Ese sería el ensayo del Frente Amplio. Y ganaron.

Para el analista Edison Ortiz, “el proceso de Valparaíso es clave para una nueva alternativa de cambio, no tanto por su asociación con el movimiento autonomista, sino por la forma en que se construyó la metodología”.

ÚNICO CAMINO, LA UNIDAD

La unidad ha sido un objetivo largamente anhelado por la izquierda, famosa por sus fragmentaciones y quiebres sobre quiebres. Por lo mismo, uno de los aspectos que más desgasta y preocupa a los colectivos. Las elecciones universitarias lo han demostrado largamente, pariendo decenas de listas todas de signo izquierdista y, aun así, alguna de ellas gana por sobre la derecha. Con dinámicas distintas, esto ocurre en las elecciones a cargos del Estado.

Por ejemplo, en las últimas municipales las fuerzas de izquierda por fuera del duopolio obtuvieron cerca del 8 por ciento, y si se suman los partidos ecologistas y regionales, esta cifra sube al 11 por ciento. Ortiz es enfático en señalar que, “si ellos hubieran llevado una sola lista, tendrían concejales en todo Chile. La gran lección que nosotros intentamos hacer reflexionar es que si este mundo alternativo hubiera alcanzado el 11 por ciento, no estaría celebrando solamente Valparaíso, sino concejales en todas las comunas del país”.

“Donde antes había un archipiélago de fuerzas políticas, es probable que se forme este nuevo conglomerado, que se convierte en una nueva fuerza política, una tercera fuerza”, planteaba el analista y académico de la Universidad de Santiago, Alberto Mayol, antes de ser precandidato presidencial. Agrega que “la idea de consolidar (esta tercera fuerza) viene desde hace mucho tiempo pero no cuaja, en primer lugar, por el entendimiento del problema de credibilidad del sistema político y, en segundo lugar, por la comprensión de que en el único lugar donde las fuerzas políticas operaron de manera coordinada como sucedió en Valparaíso, ganaron. Y que en todos los otros lugares no se hizo el trabajo adecuado”.

Alberto Mayol

En el análisis de Mayol, ambas coaliciones, las principales, no llegan al 40 por ciento; de hecho rondan el 35 por ciento. Es decir, hay un 60 o 65 por ciento de personas que están disponibles a escuchar otra propuesta. “Esas personas hoy al no tener otra oferta política, están más bien en la rabia, en la desolación, están fuera del sistema, pero eventualmente disponibles para la aparición de nuevas fuerzas”, plantea el precandidato del FA.

En este contexto, revertir los mínimos históricos de la participación electoral registrada en los últimos años (34,6% en las municipales de 2016 y 42% en la segunda vuelta presidencial del 2013), es una tarea titánica.

Mayol es optimista, “el FA tiene una capacidad de crecimiento allí donde los partidos tradicionales ya tocaron techo”. Ortiz va más allá, aventurando cifras: “Una tercera lista, con el cambio del sistema electoral, le da para tres senadores y 20 diputados”. El analista lo explica así: “Una lista que obtenga entre 14 y 15 por ciento, llega a esas cifras en la próxima elección y ese es el desafío de las fuerzas de izquierda o que están más allá del duopolio”.

EL DESAFÍO DEL PROGRAMA

Ya todos están de acuerdo en trabajar unidos. Esto se oficializó el 21 de enero, en un acto de lanzamiento del FA. Ahora resta saber qué propondrán al país y en eso han estado desde aquel hito. Por lo pronto, hay claridad con algunas fechas: el 18 de marzo, se lanzaron los grupos de apoyo programático (GAP), que manejarán las líneas gruesas del debate programático en todas las áreas de interés posibles. Las propuestas pasarán por un grupo jurídico-económico que analizará los costos de cada una y las dificultades parlamentarias. Una preocupación del FA es saber cuáles implicarían aumentar el gasto público, para tener claridad de los arreglos presupuestarios e impositivos para financiar tal o cual medida.

El camino está trazado y en una segunda etapa, definida desde el 18 de marzo hasta el 30 de abril, se ha llamado a la realización de Encuentros Territoriales donde se debata abiertamente propuestas y demandas en diversos temas. Estas discusiones deben ser propiciadas por los núcleos o unidades territoriales, espacios amplios de organización basal del Frente Amplio. Estos núcleos pueden convocar los encuentros, aunque también pueden surgir en paralelo o en ausencia de estos equipos dinamizadores.

Finalizada esta fase, comienza al día siguiente -el 1 de mayo- la etapa de sistematización a cargo de los GAP para ordenar las propuestas, consensos y disensos, sin la potestad de descartar ninguna. “El producto de esta etapa será un menú/catálogo de propuestas para cada eje temático, acompañadas de la información jurídico-económica correspondiente a cada una”, señala el documento de síntesis del proceso programático.

Con esta información en mano se convocará a encuentros distritales que sirvan tanto para la difusión de las propuestas y sus análisis jurídico-económicos, como para la presentación de los y las candidatas de cara a las primarias legales. Asimismo, entre el 26 y el 30 de junio se desarrollará un plebiscito de “carácter nacional y distrital con motivo de contar con un programa del Frente Amplio que represente a todos los territorios que participaron del proceso”, indica el cronograma del documento.

Además, irá de la mano de un proceso de priorización territorial, de manera de contar con un programa parlamentario que sirva de base también para las y los candidatos a Consejeros Regionales.

Las propuestas se trabajarán comunicacionalmente hasta la fecha final de proceso, presupuestada para el 21 de agosto, y planificada para ser lanzada como el programa del Frente Amplio presentado en un hito político denominado “Asamblea Nacional”.

El camino trazado es largo y demandante. También profundamente democrático y participativo.

Ilustración de Harol Bustos

MÁS ALLÁ DE LAS ELECCIONES

Gabriel Boric dijo hace poco en una entrevista que la evaluación que él hará del triunfo o fracaso del FA se verá al día siguiente de las elecciones, cuando los integrantes del bloque sigan trabajando y hayan logrado profundizar su presencia en los territorios, con trabajos, propuestas y demanda de largo alcance, independiente del resultado obtenido.

Coincide en esa línea Sebastián Depolo, Presidente de RD, para quien hoy en día “existe una alternativa en Chile, y estamos construyéndola junto a muchos partidos y movimientos políticos nuevos, invitando a la ciudadanía a construir un nuevo referente político que no sea sólo una coalición política electoral, sino también un proceso social y ciudadano de llevar las demandas que están insatisfechas en Chile a la política”.

Para Depolo, “este cúmulo de malestar, de insatisfacción, de movilizaciones, todavía no encuentra un canal institucional por el cual tengan representantes legítimos disputando el Congreso, incluso en la Presidencia de la República, para ofrecerle a Chile una alternativa”, razón fundacional del FA.

Apoya esta idea Karina Oliva, presidente del Partido Poder Ciudadano, para quien el FA “convoca a la ciudadanía de manera transversal, más allá de quien haya votado tradicionalmente, sino aquellos que estén por las transformaciones. No es un frente de izquierdas, es un frente donde participa gente que tiene identidad de izquierda, pero también quien no las tiene. Lo que tiene la gente es voluntad de transformación, no quiere más AFP, quiere terminar con el lucro en la educación, con el lucro en las Isapres, quiere mejorar su calidad de vida, quiere ser más feliz y eso sólo se logra cambiando el país”.

Edison Ortiz reflexiona sobre este punto que tiene que ver directamente con la posibilidad de apelar al 60% de la población que no está votando por ninguno de los dos bloques tradicionales. Para él, junto con la propuesta que pueda plantear el FA, son necesarios apoyos institucionales para no volver al voto obligatorio. “Volver a un padrón obligatorio es volver a pegarle a la gente una bofetada en la cara”, enfatiza.

Y agrega: “Aquí lo que hay que hacer es incentivar el voto voluntario. Tienen que establecerse mecanismos para acercar los lugares de votación a los lugares de residencia de la gente, sistemas de locomoción gratuito, financiados por el Estado. Además, vincular el voto con el acceso a los subsidios y apoyos estatales. En otros lugares, por ejemplo, se entrega un vale cívico, válido por un día libre como premio. Incluso, yo te digo, para mucha gente es intimidante ver a los militares en los recintos. Tenemos que tener la madurez de ir a votar sin la tutela de los militares”.

Sebastián Depolo, Karina Oliva y Alberto Mayol

Tanto Depolo, como Oliva y Mayol, garantizan que no gobernarán para los grandes grupos económicos del país, que ha corrompido la política en el último tiempo. “Frente Amplio, lo primero que ha hecho como compromiso, es convocar a la ciudadanía para ser parte de este proceso de transformación y no legislar para los grandes grupos económicos, sino que generar legislaciones para las grandes mayorías de este país”, explica la presidenta de Poder Ciudadano.

Mayol se aventura a que el FA tiene una posibilidad bastante real de generarle problemas políticos a la derecha. “Ellos han jugado con los ‘progresismos neoliberales’, lo que se entiende con que defienden un ideario de la izquierda, pero en la práctica defienden las ideas de la derecha. Es cierto que esta izquierda puede restarle votos a la Nueva Mayoría, pero también va a cambiar el eje de la conversación y producir un problema a la élite política de la derecha”.

Las dudas que provoca la apuesta del Frente Amplio pueden resumirse en que a veces resulta mucho más atractivo ser una hipótesis interesante, que ser una realidad mediocre.

*Reportaje publicado en la edición n° 208 de la revista El Ciudadano

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