Hábitos alimenticios que te ayudarán a tener una vida más sana después de cumplir 25
Has llegado a la bisagra de la vida o al fin del mundo; los 25 es la etapa donde muchas de las decisiones que tomaste antes comienzan a materializarse, emocional, física y laboralmente. También es tiempo de cambiar de rumbo, reinventarte, tomar riesgos y emprender nuevos proyectos. Los 25 son una edad en la que aún puedes salir de fiesta y no sentirte humilladamente crudo al día siguiente.
Sin embargo, también es tiempo de que comiences a cuidarte más, a tu cuerpo principalmente, porque todo comenzará a cobrarte factura casi de inmediato. No es necesario seguir una estricta dieta para estar sano, y un cuerpo sano es un cuerpo atractivo, no lo olvides.
Aquí te dejamos una lista de los 10 hábitos que puedes ir formándote a partir de los 25.
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Leche sin lactosa.
Si quieres seguir consumiendo lácteos, procura que sean sin lactosa para que tu estómago no se sienta sobrecargado. También puedes optar por otras leches ricas en proteínas y minerales, como las elaboradas con soya, avena, nueces o almendras.
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Añade fibra a tu dieta.
Esto puede ayudar a aliviar problemas de estreñimiento; incluso ayuda a bajar la cantidad de colesterol en la sangre y prevenir problemas cardiacos y diabetes. Las manzanas, las naranjas, brócoli, ciruelas pueden proveerte este elemento.
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Desayuna todos los días.
Existe una escena en El día final (1999), película apocalíptica de final previsible donde Satanás regresa a destruir a la humanidad, donde se ve a Arnold Schwarzenegger tomar un desayuno para proveerse de las energías necesarias para salvar al mundo: licuado de café, con pizza, comida tailandesa y aspirinas. No tiene que ser un desayuno tan recargado o elaborado, pero será clave para tu día.
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Planifica tus comidas.
Esto no significa que tengas que preparar todos tus alimentos ni cocinar a diario, pero planearlos hará que no termines comiendo siempre tacos, quesadillas u otro tipo de garnachas que serían contraproducentes a tu salud. Si cocinas, diviértete haciéndolo: experimenta, combina y cambia ingredientes.
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Realiza de 5 a 6 comidas diarias.
La felicidad de los hobbits obviamente estaba relacionada con su segundo desayuno y su hora del té. Puede ser una fruta, una barra, algo pequeño; se trata de que tu cuerpo no se quede sin energía para que tu metabolismo esté siempre activo. Es preferible comer poco varias veces que mucho una sola vez.
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Sin sal.
Es clave elegir alimentos bajos en sal y sodio ya que tu cuerpo podría comenzar a retener líquidos y podría elevarse tu presión sanguínea. Lo recomendable es comer lo equivalente a una cucharadita al día de sal. Pero también puedes cambiarla por otro tipo de especias.
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Toma al menos 2 litros de agua al día.
Un cuerpo bien hidratado es un cuerpo sano: la piel se torna tersa, tu metabolismo se activa y tu mente con él; puedes perder peso sólo al agregar este hábito a tu ritmo diario. Es importante este punto porque así ayudas a tu cuerpo a eliminar la cruda las toxinas de tu cuerpo.
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Recuerda que no todas las grasas son malas.
Algunas grasas ayudan a reducir el apetito como las que te provee los pescados y el aceite de oliva. Pero evita las grasas malas, que son las saturadas y están presentes en lácteos, carnes y sus derivados como embutidos, mantecas, tocino. Estas grasas aumentan el colesterol, pero con uno o dos días a la semana sin comer carne notarás la diferencia.
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Evita el azúcar.
Es decir los carbohidratos simples que son los que el cuerpo tarda más en procesar, si es que los procesa y no se van, sí, a tu vientre. Si no se gasta la energía que te da el azúcar se convierte en grasa. También existen los carbohidratos complejos que son menos dañinos, como los almidones, pero se deben controlar. Adiós al Gansito y sus amigos.
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Has ejercicio.
No tiene que ser una rutina muy ruda con salir a correr, a caminar, a realizar actividades como jugar fútbol, una o dos veces a la semana, basta. El ejercicio no sólo te hará perder peso, hará que te sientas más fuerte y más seguro de ti.
Practica estos hábitos pero trata de no volverlos restrictivos, recuerda que son hábitos no reglas o una dieta. Se trata de que incorpores aquellos que te hacen sentir mejor.
Vía: Cultura Colectiva
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