“No podía ir a la oficina porque su mujer había metido toda su ropa interior en la lavadora”, le dijo un empleado a la secretaria de su jefe y no es un chiste, ocurrió de verdad. También está esa otra –permítanme que me ría– de cierto oficinista que escribió a su superior asegurándole que su abuela había envenenado sus huevos con jamón, que lo lamentaba mucho pero le escribía al borde de la muerte. Pero el mejor, sin duda, es este (y creo que a todos alguna vez se nos pasó por la cabeza argumentar algo similar, sobre todo en épocas existencialistas): “El universo me está diciendo que me tome un día libre”.
Estas y otras absurdas excusas para no ir al trabajo figuran en la encuesta anual que realiza la web de empleo ‘Career Builder of Employees’, que pregunta a unos 2.300 directivos de empresas y 3.300 trabajadores cuáles son las historias más extraordinarias e hilarantes de sus imaginativos compañeros de trabajo (porque siempre le ocurrió a otro. Ejem…). Aquí tienen un listado de las diez perlas más creativas (y ridículas):
1. Llamó a su empresa explicando que, de camino al trabajo, se le había caído un diente postizo por la ventanilla del coche. (A mí me parece plausible, ¿ustedes qué piensan?)
2. Se había quedado atascado debajo de la cama y tardó horas en conseguir salir.
3. Se rompió el brazo intentando recoger un sándwich que se le había caído al suelo.
4. Su esposa descubrió que le engañaba y necesitaba un día libre para recoger sus pertenencias del basurero donde habían acabado.
5. Se metió un dedo en el ojo mientras se peinaba y tuvo que ir a urgencias.
6. Pasó el día en la playa porque el doctor le dijo que necesitaba más vitamina D.
7. No fue a trabajar porque el universo le había pedido que se tomase un día libre.
8. Había dedicado el fin de semana a un plato especial para el departamento y como no tenía muy buena pinta, se sintió mal y se quedó en casa.
9. Su abuela le había envenenado los huevos con jamón.
10. Se había levantado de muy buen humor y para una vez que eso ocurría decidió quedarse en casa. (Un fuerte aplauso para todos)