Kevin Payne se encontraba con su hija de 10 años en el aeropuerto de Raleigh-Durham, en Carolina del Norte cuando sucedieron los hechos. Al pasar el control de seguridad los vigilantes llamaron la atención de la niña por llevar un jugo de naranja de un tamaño mayor al permitido.
En ese momento, la oficial de seguridad procedió a revisar a la niña, pero de un modo bastante abusivo, situación ante la que su padre decidió grabar los hechos para realizar una denuncia a través de las redes. La mujer repite varias veces el proceso a pesar de no encontrar nada sospechoso, lo que perturba a la pequeña, que se ve visiblemente incómoda.
“Estos agentes son las manzanas podridas de la TSA, puede que no hubieran recibido suficiente formación y necesiten reciclarse, quizá seguían el reglamento. Realmente no lo sé, pero fue una situación incómoda”, señaló su progenitor.