Durante cinco años, el fotógrafo Marc McAndrews visitó regularmente los burdeles legales de Nevada, para recopilar estas fotografías en su libro ‘Nevada Rose’.
Nevada. Antes de viajar a Nevada, el fotógrafo McAndrews nunca había estado en un club de striptease y mucho menos en un burdel. Sin embargo ahora puede decir que ha pisado todos y cada uno de los que hay en ese estado.
Se quedó en las habitaciones de las casas, compartió baño con las chicas y vio un mundo que nadie, excepto los que trabajan en los prostíbulos, conoce de primera mano. McAndrews recopiló estas fotografías en su libro ‘Nevada Rose’.
También hay ‘casas de ciudad’, que atienden a aquellos que deseen un ambiente más festivo, y ‘casas de campo’, que son más silenciosas y más amigables. (Foto: Marc McAndrews) (1 de 20)
Al fotógrafo Marc McAndrews se le dio vía libre para tomar fotos mientras tuviera el permiso de las mujeres. (Foto: Marc McAndrews) (2 de 20)
Cuando McAndrews comenzó a hacer este trabajo, esperaba encontrar lugares de mala muerte. Sin embargo, lo que encontró fue algo completamente diferente. (Foto: Marc McAndrews) (3 de 20)
Esta fotografía de Carli en el Rancho de Mona en Elko fue uno de las primeras fotos que tomó durante el proyecto. Se quedó allí cinco noches. (Foto: Marc McAndrews) (4 de 20)
Este es el Moonlite Bunny Ranch. La primera vez que pidió hacer fotos a las chicas, ellas no se lo creían, pensaban que era un cliente nervioso e incluso le rechazaron. (Foto: Marc McAndrews) (5 de 20)
Tras ser rechazado por varios burdeles en la zona, una de las prostitutas le recomendó que lo intentara en una ciudad más pequeña donde suelen ser más amables. (Foto: Marc McAndrews) (6 de 20)
En Elko, tuvo suerte y pudo fotografiar un ‘burdel de salón’, como este. Es como entrar en un bar, a diferencia de los ‘burdeles en línea’ donde las mujeres se ponen en fila. (Foto: Marc McAndrews) (7 de 20)
Una vez dentro, los clientes van a la sala de pago para retirar dinero para la noche de fiesta. (Foto: Marc McAndrews) (8 de 20)
Fotografiaba sobre todo por la mañana, cuando los burdeles estaban tranquilos, porque trabajó con una cámara sobre un trípode, así que guardaba todo cuando los clientes llegaban para no asustarlos. (Foto: Marc McAndrews) (9 de 20)
La mayoría de los burdeles de Nevada se encuentran en lugares alejados de las ciudades y en áreas específicas delimitadas para ello. (Foto: Marc McAndrews) (10 de 20)
Muchas de las mujeres tienen niños, novios y maridos. (Foto: Marc McAndrews) (11 de 20)
Los estereotipos fáciles que McAndrews esperaba encontrar (drogas, mujeres sin familia) existen, pero no son tan comunes como él creía. (Foto: Marc McAndrews) (12 de 20)
Una de las mujeres es profesora de matemáticas en Minnesota durante el año escolar. En sus vacaciones de verano, trabaja en los burdeles de Nevada. (Foto: Marc McAndrews) (13 de 20)
El negocio es muchas veces un asunto de familia. En el bar-burdel Sharon, en Carlin, Charlie y su madre, ‘Miss Pat’, llevan el negocio juntos. (Foto: Marc McAndrews) (14 de 20)
Este es Ben, el antiguo propietario de prostíbulo Wild West Saloon en Winnemucca, con su padre, Art. (Foto: Marc McAndrews) (15 de 20)
Algunos clientes accedieron a ser fotografiados. Aquí, Brett se sienta con su chica por esa noche, Dimon, en el Rancho Stardust en Ely. (Foto: Marc McAndrews) (16 de 20)
McAndrews finalmente pudo fotografiar en cada burdel de Nevada. Eso sí, le costó horas de conversación para convencer a todo el mundo. (Foto: Marc McAndrews) (17 de 20)
El último burdel al fue es el Moonlite Bunny Ranch. Tuvo que convencer al propietario, Dennis Hof que tiene otros tres prostíbulos, de que era una buena idea. (Foto: Marc McAndrews) (18 de 20)
McAndrews le dijo a Hof que el proyecto consistía en una documentación artística de la comunidad, no en una guía de viajes a los burdeles. (Foto: Marc McAndrews) (19 de 20)
Hof fue finalmente convencido por su buena amiga, editora y presentadora de radio Judith Reagan, quien pensó que el proyecto McAndrews era interesante. (Foto: Marc McAndrews) (20 de 20)
Fuente: peru.com