Para William Cole las cosas no iban muy bien. A pesar de que amaba su trabajo y ayudaba a la gente a través de la medicina funcional, su vida estaba un poco descontrolada. Comía saludable, pero trabajaba 60 horas a la semana y cuidaba de su familia en sus horas libres. Se sentía cansado todo el tiempo.
Por lo demás, en esa época también descubrió que sufría de una mutación del gen MTHFR, algo que le generó una enfermedad autoinmune que se reflejaba de forma más clara en problemas de la piel y digestivos. Sintiéndose estresado, sabía que tenía que hacer algo al respecto.
Para controlar este desastre, se decidió por una dieta de eliminación de 60 días.
William había visto que a muchos de sus pacientes les funcionaba muy bien para descubrir intolerancias ocultas. Si te estás preguntando que es una dieta de eliminación y cómo se realiza, te contamos los pasos a continuación:
Primero, se eliminan todo tipo de alimentos que pudiesen ser problemáticos (como lácteos o trigo si se sospecha de una intolerancia al gluten). Después, se pasa un tiempo sin consumirlos y finalmente se incorporan nuevamente a la dieta en semanas separadas para ver cómo reacciona el cuerpo.
William no sabía exactamente qué era lo que le causaba molestias por lo que fue radical y se decidió a separar de forma clara lo que consumía y lo que no.
Lo que sí comía:
Vegetales, frutas, carne baja en grasas, grasas saludables.
Lo que no comía:
Ningún tipo de azúcar refinada, ningún tipo de grano (incluso los que eran libres de gluten como la quinoa y el maíz), huevos y lácteos, semillas (porque aunque eran saludables sentía que lo hinchaban). Tampoco comía berenjenas, ají o especias ni bebía alcohol o café.
¿Cuál fue el resultado?
Luego de comer de esta forma durante 60 días y sentirse mucho mejor, William se dedicó lentamente a reintroducir alimentos en su dieta y ver cómo se sentía.
Primero comenzó a comer huevos, luego comenzó a comer frutos secos nuevamente. Después comenzó a comer lácteos y finalmente incluyó las especias.
¿Qué descubrió?
Que en general todo tipo de azúcar lo hacía sentir mal. La leche de vaca no era una buena opción para él y cada vez que comía frutos secos se sentía cansado. Más que alergia o una intolerancia a éstas comidas, William desarrolló un método intuitivo para saber qué comidas iban mejor con su cuerpo y cuales toleraba menos. Él también dice, desde su perspectiva de doctor, que es importante recordar lo siguiente:
“Todos somos diferentes, por lo que lo que comes y lo que evitas comer, así como la velocidad con la que vuelves a comer ciertos alimentos depende de ti. Existen varios exámenes que pueden ayudarte a saber si tienes algún tipo de intolerancia a ciertos alimentos que podrían ayudarte”.
Más que una dieta para perder peso, la intención de William era encontrar una forma de comer que lo ayudase a finalmente sentirse bien y lo logró. ¿Qué te parece? ¿Tienes alguna intolerancia? ¿Crees que algo como esto te podría ayudar? ¡Cuéntanos!