Era un soleado mediodía de un domingo en la ciudad de Newquay, Reino Unido. Sus habitantes no daban crédito al ver a una mujer de 40 años paseando desnuda por la calle. Sin ningún reparo. ¿Y por qué? Porque había acudido a un centro de belleza a aplicarse un bronceador en spray.
Para tal tratamiento, conviene esperar unos minutos antes de vestirse para no manchar la ropa. Pero ella tenía prisa. Así que dijo “vuelvo a buscar el coche desnuda y así se seca el spray por el camino”.
Una de las viandantes, Amy Martin, de 36 años, no salía de su estupor. Teléfono en ristre le hizo las pertinentes fotos. Todo el mundo estaba mirando, pero a ella claramente le daba igual.
Amy tenía que averiguar la razón. Así que entró en el salón de belleza de donde le vio salir. Y efectivamente, la susodicha señora había estado recibiendo el bronceador en spray.
Las bromas en tuiter no se han hecho esperar: “¿dónde guardaba las llaves del coche?”.
A esta señora no hay que decirle “vísteme despacio que tengo prisa”. Por que ella directamente se queda en cueros.