No sé si la excentricidad ha sido un elemento que ha querido auto imponer para definir su marca personal, pero lo cierto es que Kim Kardashian se ha esmerado de forma exagerada para estar de forma permanente en la palestra pública. Y es que aún cuando se ha auto denominado como un ícono de la moda, la señora West no se caracteriza propiamente tal como alguien que impacta por su elegancia y buen gusto.
En un comienzo, sus escotes, vestidos cortos y prendas un tanto (demasiado) apretadas llamaron la atención y lograron robarse todas las miradas a cada evento que asistía. Pero ahora, pareciera que cualquier excusa es suficiente para llamar la atención, tanto así que nos asusta cuál es la próxima tendencia que intentará esparcir por el mundo.
Siendo imposible llevar esta tendencia a la práctica, esperamos por el bien de la humanidad que esta tendencia no sea replicada por sus millones de fanáticos a través de redes sociales, eso sí sería un crimen a la moda que Kim tanto intenta interiorizar en su vida.