Las historias cuando se vuelven virales es porque tienen algún tinte de sorpresas y emociones que reúnen características comunes para quienes se las encuentran por la red. El contenido de este relato sensibiliza a la población de Internet por ser un caso para reflexionar y reprochar si es necesario. Las redes sociales hoy nos cuentan este hecho que se ha convertido en la excusa perfecta para sacar la voz y compartir nuestra opinión al respecto.
Las personas con capacidades especiales tienden a ser discriminadas injustamente a la hora de integrarse al funcionamiento cotidiano de la sociedad, esto debe entenderse como una necesidad a nivel mundial y comprendiendo que Europa mantiene una tasa importante de niveles de integración a personas con capacidades diferentes, es difícil leer que este tipo de excepciones marca la diferencia.
En Manchester, Inglaterra, el dueño de un restaurant, Mike Jennings contrató a Andy Foster como mesero, a pesar de su condición de autista. Mike se convenció de que Andy era una persona trabajadora, sensible y esforzado considerando que además tenía la tarea de cuidar a su madre que sufre de Alzheimer, según consignó el blog estadounidense Mashable.
Entonces cuando un par de clientes se sintieron incómodos con la atención de Andy, Mike se acercó a la mesa para explicarles que el camarero tenía autismo, recibió una respuesta que sorprendería a cualquiera: “¿Cómo se te ocurre darle trabajo en un restaurante como éste? No queremos que nos atienda él“.
Indignado por la situación, Mike utilizó su cuenta de Facebook para compartir una aclaración que al día de hoy ya suma más de 18 mil “me gusta”.
“Hoy tuve que reconstruir la confianza de uno de los integrantes de nuestro equipo, luego que fuera despreciado y socialmente discriminado por una mesa que estaba cenando con nosotros anoche.
‘¿Cuál es su problema?’ y ‘¿Por qué le diste un trabajo?’…preguntaron.
Aquí en Grenache, contratamos a nuestros empleados en base a su experiencia, conocimiento y pasión por el trabajo… no por el color de su piel, o su aspecto, o cuántos tatuajes tienen, la talla que visten, sus creencias religiosas o sus enfermedades. ¡No discriminamos! Si tú lo haces, por favor no reserves mesa en el Grenache. ¡No mereces nuestro tiempo, ni nuestro esfuerzo, ni nuestro respeto!”